Media votos
6,8
Votos
77
Críticas
4
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Marula:
5
5,4
1.703
22 de abril de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segunda película de la realizadora y guionista Shana Feste que puede interesar a los apasionados de la música country, solo para retornar a antiguas encrucijadas donde a) el género se pervirtió o b) evoluciono o se reconvirtió para el regocijo de los grandes estadios. Si tal debate no funciona, que es posible que no, sirva entonces como mera anécdota cinematográfica para aficionados con referentes múltiples a los que no llegó, siendo evidente que el baile de Nashville en “Country Strong” no es más que esa música que suena cuando la fiesta hace tiempo que terminó. Excusas.
De nuevo el tópico del “juguete roto” con nada a favor, asida a la guitarra y a litros de alcohol, como una versión mala de Loreta Lynn. Sin espejo en el que mirarse y reconocerse, ni afecto en el que recogerse, verbigracia del marido manager interpretado por Tim McGraw, que está apuesto y creíble, Kelly Canter o Gwyneth Paltrow se consagra en cuerpo y alma al cruel e irremisible descenso desde la vertiginosa altura del éxito y la fama. Esto ya lo hemos visto, pero no solo. Como coristas, más propio teloneros de una música buena, Beau Hutton (Garrett Hedlund) juega al amor y Chiles Stanton (Leighton Meester) se contonea sobre sus zancos, estirando brazos a ver hasta donde alcanza la reina de la belleza. Eso hay que verlo.
Más cerca de American Idol, atentos a la referencia a Carrie Underwood, que de los ahumados bares de Tennessee cuando algunos los hicieron legendarios, una historia hecha a retazos, hilada fina sin remate, inspirada, según Paltrow en “Quiero ser libre”, otra vez Loreta Lynn o “Gracias y Favores”. ¿Y la pasión?. Para espíritus, me quedo con “Walk the line”, para reencontrarme con Johnny Cash.
De nuevo el tópico del “juguete roto” con nada a favor, asida a la guitarra y a litros de alcohol, como una versión mala de Loreta Lynn. Sin espejo en el que mirarse y reconocerse, ni afecto en el que recogerse, verbigracia del marido manager interpretado por Tim McGraw, que está apuesto y creíble, Kelly Canter o Gwyneth Paltrow se consagra en cuerpo y alma al cruel e irremisible descenso desde la vertiginosa altura del éxito y la fama. Esto ya lo hemos visto, pero no solo. Como coristas, más propio teloneros de una música buena, Beau Hutton (Garrett Hedlund) juega al amor y Chiles Stanton (Leighton Meester) se contonea sobre sus zancos, estirando brazos a ver hasta donde alcanza la reina de la belleza. Eso hay que verlo.
Más cerca de American Idol, atentos a la referencia a Carrie Underwood, que de los ahumados bares de Tennessee cuando algunos los hicieron legendarios, una historia hecha a retazos, hilada fina sin remate, inspirada, según Paltrow en “Quiero ser libre”, otra vez Loreta Lynn o “Gracias y Favores”. ¿Y la pasión?. Para espíritus, me quedo con “Walk the line”, para reencontrarme con Johnny Cash.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Emotivo: Paltrow con su guitarra visitando a Austin, el niño con leucemia, y su baile con él. También con su marido y manager, James. Un segundo de esperanza
Interesante-ocurrente: La visita al camerino de Chiles, antes de su actuación esplendorosa final, cuando le dicta lo que debe hacer y no.
Inteligente: La metáfora de la codorniz, del pájaro en la caja, al que cuida y que se llama como la gran dama del country Loreta Lynn. ¿Metáfora de ella misma o de la música country?
Interesante-ocurrente: La visita al camerino de Chiles, antes de su actuación esplendorosa final, cuando le dicta lo que debe hacer y no.
Inteligente: La metáfora de la codorniz, del pájaro en la caja, al que cuida y que se llama como la gran dama del country Loreta Lynn. ¿Metáfora de ella misma o de la música country?