Esta es la historia de un tirano histriónico y caprichoso, que impone su tiranía en su restaurante de lujo, su pequeño reino de poder. Para mucha gente el mundo es así de pequeño. Necesitan demostrar contínuamente que son el macho alfa ante la gente que depende de ellos. Creen que sus opiniones son mejores que las de los demás, y no admiten críticas, aunque sean constructivas. Es una perspectiva inmadura y egocéntrica que demuestra una falta considerable de empatía con el prójimo.

Su segundo reino de poder es su matrimonio, maltratando continuamente a su esposa. No es de extrañar que ella se busque un amante más distinguido, de puro tedio.

Me decidí a ver la película porque conocía la banda sonora, de Michael Nyman. Peter Greenaway juega con las luces de colores para darle un aspecto místico a las diferentes secciones de la cocina. Cocina que es más grande que el propio comedor del restaurante. El salón está recargado de tonos rojos, burdeos y ocres, con mil y un motivos de estilo rococó, haciendo que tenga un aspecto tan ordinario como el propio dueño.

Lo que no me esperaba era ver completamente desnuda a Helen Mirren, que no escatima al enseñar su atractivo cuerpo, tan normal y tan femenino.

A mí la película me ha parecido recargada y sórdida, como el propio protagonista. Eso no quita que tenga escenas de gran belleza visual, y de escenas sensuales. Los detalles están cuidados. Otro tema es que me hayan gustado o no.