Decir que es pésima es quedarse corto.

Los actores están sobreactuados. Michael Ironside está tan gordo que pareciera que se ha comido a todos los lagartos de 'V' de una sentada. La cochinota (perdón, quise decir Cucinotta) mostrando todo el rato más tetamen que cabeza. Y maquillada como una muerta, dicho sea de paso.

¿Y el guión? Repasemos los detalles con los que el director quiso marcar su sello para diferenciarla de cualquier otra película de entrar a robar en la casa de un rico:

- Uno de los ladrones es de Sarajevo. Lástima que hable el castellano como si hubiera nacido en Valladolid.

- El millonario está apuñalado y con los ladrones en casa, pero eso no le importa. Lo que le preocupa es que su mujer se quiera divorciar. Más tarde entra en razón y se obsesiona con recuperar el dinero robado. Bah, para qué preocuparse por nimiedades como salvar la vida.

- Otro ladrón es un chavalín. Seguro que va a la disco y parte la pana, pero en la casa del millonario no le interesa la pasta, ni los coches de lujo, no las joyas,... Lo que quiere es echarle un casquete a la Cucinotta, pese a que podría ser su madre (compara las edades y verás que sí).

- La banda (si es que a 4 ladrones se les puede calificar así) ya ha cometido varios robos. Sin embargo no tiene cabecilla. En lugar de cooperar para acabar pronto con el robo, dos tipos se pasan el rato poniéndose gallitos a ver cuál es el más chulo del barrio.

- El despacho tiene una puerta con control electrónico de entrada. Lo malo es que cualquiera puede entrar y salir de él por el balcón.

Podría seguir contando fallos de guión, pero tampoco quiero destripar del todo esta joyita del cine nacional, a la que han sobrecargado de actores extranjeros para darle un aire más internacional.

De lo peorcito que he visto en mucho tiempo.