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España España · Villardeciervos
Voto de McKnight:
9
Drama Nina (Natalie Portman), una brillante bailarina que forma parte de una compañía de ballet de Nueva York, vive completamente absorbida por la danza. La presión de su controladora madre (Barbara Hershey), la rivalidad con su compañera Lily (Mila Kunis) y las exigencias del severo director (Vincent Cassel) se irán incrementando a medida que se acerca el día del estreno. Esta tensión provoca en Nina un agotamiento nervioso y una confusión ... [+]
26 de febrero de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que presencié "La pianista" de ese otro prestigitador del cine actual que es Michael Haneke no había vuelto a sentir esa quemazón en el estomago, esa ambivalente mezcla de repulsa y atracción que me ha producido ver esta obra inclasificable de Darren Aronofsky a la que si tuviera que encuadrar por obligación dentro de un género cinematográfico sin lugar a dudas la elección sería el del terror. Un terror profundo y mental, un terror psicológico que se ancla en la mirada y en los huesos como el frío invernal.

Es una de esas películas que causa tanto impacto, que causa una emoción tan profunda, que en un primer momento, cuando comienzan a aparecer lentamente los títulos de credito bajo la música hipnotizadora del lago de los cisnes y la sala empieza a iluminarse, no podrías decir con total seguridad si te ha encandilado o si te ha dejado destrozado; es normal, el golpe es aun reciente, puedes notar la piel incluso entumecida, los músculos tensos, abigarrados, la mente embotada; esperabas drama, si, y lágrimas, por supuesto, pero lo que no esperabas era un mazazo en la cabeza, un alma desnuda, un viaje al infinito sin billete de vuelta, una visita a las regiones más oscuras y desarraigadas del ser humano.

Hay retazos de "Psicosis" en esa madre sobreprotectora y usurpadora de la personalidad de su hija y hay también retazos de la "Spider" de David Cronenberg en esa mente disociada en la que es complicado en ocasiones adivinar y discernir lo que es real, lo que no lo es, y lo que en ocasiones se tambalea entre dos tierras. Es una obra transgresora, una muestra del dolor humano arrojado a nuestros pies, un acto de fe, la consagración absoluta de Natalie Portman como actriz que aporta su mente y cada centimetro de su cuerpo en la composición del personaje.

No volveré a escuchar esas notas de piano sin que un escalofrió recorra mi médula.
McKnight
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