Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Helena:
3
Drama. Musical Adaptación televisiva de la famosa ópera de W. A. Mozart. El príncipe Tamino se ha enamorado de la princesa Pamina, pero ésta ha sido secuestrada por Sarastro. La madre de la princesa, la Reina de la Noche, lo incita a rescatarla, prometiéndole que si lo consigue podrá casarse con ella. (FILMAFFINITY)
26 de mayo de 2015
9 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale, mi alemán es una birria, pero no entiendo ni una palabra, así que supongo que la ópera está traducida al sueco; pésima decisión, porque la música se escribe sobre las palabras, con su propia sonoridad en su propio idioma, y además es un insulto a los cantantes, que lo saben y han dedicado miles de horas a lo largo de su vida para aprender alemán, italiano, inglés y alguno incluso español para hacer mejor su trabajo.

Algunos comentaristas alaban la idea en sí: Una producción para la televisión con fines divulgativos. Bueno, pues tampoco. Quien no sea aficionado a la música de antemano no se traga La Flauta Mágica (de Wagner ni hablamos, claro; a la longitud de las óperas me refiero) ni dirigida por Bergman, lo siento.

Otros se complacen en la plasticidad de una filmación frente a una supuesta rigidez del teatro... Tampoco: Quienes no suelen ir a la ópera no son conscientes del derroche de imaginación de los escenógrafos, directores de escena o como se llamen, aparte de coreógrafos, iluminadores, diseñadores de vestuario, etc., en algunas producciones. Sencillamente apabullante. Alguno estará pensando en los primeros planos, pero hasta eso son capaces de solventar los escenógrafos (por ejemplo, la idea de la puesta en escena de la "Madama Butterfly" de hace unos años en el Teatro Real, que ofrecía esos mismos planos integrados dentro de la obra; hay que verlo para entenderlo). Obviamente algunas obras son tan exigentes para los cantantes que literalmente no se mueven en el escenario para no quedarse sin resuello (por ejemplo las ya sugeridas obras de Wagner), pero eso ya lo solventan los citados escenógrafos con otros recursos.

Y finalmente, considerar la ópera como un producto de lujo es una solemne tontería: Nació como un espectáculo total (imagen, sonido, movimiento, luz, música) para un público total (desde el rey de turno hasta la verdulera de la esquina, todos en el mismo teatro al mismo tiempo). Esa misma organización sigue rigiendo en muchos países de Centroeuropa, adonde tanto nos gusta viajar a los españoles, aunque pagar 30 euros por ver una ópera nos parece más que 50 en un codillo asado y un par de cervezas. Y en España también se han visto cambios: Yo misma he estado abonada muchos años al Real después de su reinauguración, y si he dejado de estarlo ha sido por razones de organización, que dependían de los cambios de dirección y de las decisiones sobre los abonos. He visto óperas de la hostia por 13 euros, y no he pagado nunca más de 50 por ninguna, y me ha parecido muy bien pagado (en la tarifa plana para el facebook ese ¿cuánto se gasta la peña todos los meses? Por poner un ejemplo; es cuestión de prioridades); vi La Flauta mágica en el Real (el ensayo general) por invitación de directa de la excelente Ofelia Salas (que dios bendiga), Pamina, y me pareció un espectáculo mejor que este, la verdad. Ciertamente las de mis abonos eran entradas de "Paraíso", que de hecho es donde el sonido es mejor (se tiraron miles de años reformándolo y se gastaron un pastizal indecente, pero al menos se consiguió el objetivo; en otras grandes obras públicas, ni eso), y si el problema es la distancia lo arreglas con unos prismáticos, con las tres pantallazas de vídeo más la de subtítulos directamente a la altura de la mirada, y si no, como decía antes, ya lo arreglan los escenógrafos con su creatividad.

A esta versión no le encuentro gran cosa de especial ni sorprendente; la puesta en escena no es mejor que la que se ve en el escenario; las voces son buenas, pero os recuerdo que no son en directo, y en estudio ciertos tipos de música se acaban estropeando de tanto retocarlas (pongamos por caso las interpretaciones de María Callas, una soprano con graves deficiencias técnicas en algunos momentos, pero capaz de levantar a la audiencia de la silla por otras razones; si lo arreglas lo mismo lo estropeas). Los cantantes, aparte de Papageno y poco más, no son grandes actores, así que no pierde nada por no verles el lacrimal. ¿La fotografía y la iluminación son buenas? Eso porque no habéis visto el montaje que vi yo del Diálogo de Carmelitas, por ejemplo...

En fin, recomendación: Primero escuchar óperas por la radio (es gratis) y luego soltar la mosca y arrimarse a la más cercana, que hay más de las que parece. Y a disfrutar. En el cine, cine; en el auditorio lo demás.
Helena
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow