Media votos
6,7
Votos
2.416
Críticas
1.434
Listas
341
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Izeta:
6
7,8
12.282
Cine negro. Drama
Un profesor de universidad y su amante, una mujer casada de la alta burguesía, atropellan accidentalmente a un ciclista. Temerorosos de que se descubra el adulterio, deciden ocultar el trágico accidente. (FILMAFFINITY)
16 de septiembre de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buah, yo no estoy para segundas lecturas, ni terceras ni cuartas.
Ni crítica al poder de una clase social, ni al sistema ni gaitas.
Esto le podría pasar a cualquier pareja, de cualquier extracción social en cualquier lugar del mundo.
Y Bardem la caga al pretender otra cosa cuando lo verdaderamente brillante se encuentra, para mí, en el retrato introspectivo de los personajes y la paranoia que se les abre a la hora de afrontar las consecuencias de sus actos.
Salen por patas después de atropellar a un ciclista.
A Lucía, a pesar de ese bello rostro de esfinge de hielo, se le cala en seguida. Está casada con un pez gordo y le está poniendo los cuernos a su marido, si se ve envuelta en un lío así, adiós a la buena vida por muy aburrida que sea. No se trata de que tengas algo que perder, se trata de que creas que tienes algo que perder.
Alberto Closas es otra cosa. Un hombre de alma entumecida, zarandeado por la vida, ni siente ni padece asqueado del mundo y de sí mismo. Se deja llevar por la vida como las hojas por el viento.
A partir de entonces, ya nada será lo mismo.
A Lucía le entra un miedo atroz y oye voces. Voces y miradas que la juzgan, la señalan y la condenan. Sobre todo en un tipo muy molesto amigo de la familia. ¿ Sabe algo?. ¿ No sabe nada?...Hay que averiguarlo.
Closas, en cambio, despierta de su anestesia y empieza a sentir dolor. Un dolor insoportable, inhumano. La conciencia, cuando se despierta, es como una patada en los huevos multiplicada por mil.
Y, lógicamente, cuando las consecuencias desaparecen las causas dejan de tener tanta importancia a la luz de nuestro egoísmo. Seguro que nunca prestaríamos atención a un resfriado si no fuera por la molesta tos y el constante goteo nasal.
Cuando Lucía se vea libre de su miedo, para ella se acabó el problema, no así para Closas que le sigue doliendo y como no puede arrancarse la conciencia, no tiene más remedio que tratar de atajar la causa. Las personas egoístas siempre lo han tenido más fácil desde que el mundo es mundo. Nunca tendrán que luchar con su yo interior.
Todo lo demás, para mí, es paja.
Ni crítica al poder de una clase social, ni al sistema ni gaitas.
Esto le podría pasar a cualquier pareja, de cualquier extracción social en cualquier lugar del mundo.
Y Bardem la caga al pretender otra cosa cuando lo verdaderamente brillante se encuentra, para mí, en el retrato introspectivo de los personajes y la paranoia que se les abre a la hora de afrontar las consecuencias de sus actos.
Salen por patas después de atropellar a un ciclista.
A Lucía, a pesar de ese bello rostro de esfinge de hielo, se le cala en seguida. Está casada con un pez gordo y le está poniendo los cuernos a su marido, si se ve envuelta en un lío así, adiós a la buena vida por muy aburrida que sea. No se trata de que tengas algo que perder, se trata de que creas que tienes algo que perder.
Alberto Closas es otra cosa. Un hombre de alma entumecida, zarandeado por la vida, ni siente ni padece asqueado del mundo y de sí mismo. Se deja llevar por la vida como las hojas por el viento.
A partir de entonces, ya nada será lo mismo.
A Lucía le entra un miedo atroz y oye voces. Voces y miradas que la juzgan, la señalan y la condenan. Sobre todo en un tipo muy molesto amigo de la familia. ¿ Sabe algo?. ¿ No sabe nada?...Hay que averiguarlo.
Closas, en cambio, despierta de su anestesia y empieza a sentir dolor. Un dolor insoportable, inhumano. La conciencia, cuando se despierta, es como una patada en los huevos multiplicada por mil.
Y, lógicamente, cuando las consecuencias desaparecen las causas dejan de tener tanta importancia a la luz de nuestro egoísmo. Seguro que nunca prestaríamos atención a un resfriado si no fuera por la molesta tos y el constante goteo nasal.
Cuando Lucía se vea libre de su miedo, para ella se acabó el problema, no así para Closas que le sigue doliendo y como no puede arrancarse la conciencia, no tiene más remedio que tratar de atajar la causa. Las personas egoístas siempre lo han tenido más fácil desde que el mundo es mundo. Nunca tendrán que luchar con su yo interior.
Todo lo demás, para mí, es paja.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Me ha hecho mucha gracia la alusión final cuando el ciclista proletario que ha presenciado el accidente de Lucía, vacila unos pocos segundos pero, finalmente, se dirige con decisión hacia la casa para dar parte del accidente.
Había que subrayar de algún modo eso de que la clase obrera es solidaria por naturaleza y bla,bla,bla...
Jajajajajajajaja, creo que, a estas alturas, eso ya no se lo cree ni Marx. Ni hace falta vestir buzo de trabajo para ser solidario ni una corbata al cuello te va a convertir en un caníbal. Pues no estamos curados de espanto.
¿ Y el apunte, que se supone crítica, hacia los puestos amañados por enchufe o el de la hipocresía de la burguesía con respecto a las obras de caridad que patrocina?. Eso quizá fuera válido entonces cuando no teníamos jugosos puestos de trabajo para enchufar o causas ajenas que custodiar pero, hoy, se cae por su propio peso.
Ni clase social ni leches en vinagre. Cuestión de lucha de poderes, siempre.
Había que subrayar de algún modo eso de que la clase obrera es solidaria por naturaleza y bla,bla,bla...
Jajajajajajajaja, creo que, a estas alturas, eso ya no se lo cree ni Marx. Ni hace falta vestir buzo de trabajo para ser solidario ni una corbata al cuello te va a convertir en un caníbal. Pues no estamos curados de espanto.
¿ Y el apunte, que se supone crítica, hacia los puestos amañados por enchufe o el de la hipocresía de la burguesía con respecto a las obras de caridad que patrocina?. Eso quizá fuera válido entonces cuando no teníamos jugosos puestos de trabajo para enchufar o causas ajenas que custodiar pero, hoy, se cae por su propio peso.
Ni clase social ni leches en vinagre. Cuestión de lucha de poderes, siempre.