Una película israelí que irónicamente se muestra muy antipatriota, sin que los árabes sean precisamente unas víctimas, si deja en claro que el malo de la historia es el Ministro de Defensa israelí. La historia constituye el cliché clásico y archiconocido del débil (la viuda musulmana) enfrentando al fuerte (el Ministro de Defensa). "El árbol de lima" -título latinoamericano- es un drama minimista jugando a ser el gran ejemplo y el representante de varias situaciones similares, que de seguro se dan en esta problemática frontera -la real y la metafórica- de naciones y culturas. Es un sencillo drama, lleno de buenas intenciones. Intenciones de reconciliación, intenciones de mostrar cierta tolerancia ante un conflicto que trasciende al individuo como tal, pero al fin de cuentas sólo intenciones, no hechos concretos.

No ayuda en nada un guión superficial que deja todo a mitad de camino. El pasado inexplorado de los protagonistas que está colocado como un mero relleno sin trascendencia en la historia, a nadie le importa quien fue el marido de ella, o porqué su hijo está en U.S.A.; así como tampoco importa la vida del Ministro. El personaje de la mujer del Ministro que insinúa varias cosas pero no hace nada, termina siendo una simple mujer florero en la narración. Tampoco se le saca el "jugo" pertinente a los enfrentamientos judiciales, da para mucho más pero apenas hay tres tomas dentro del juzgado. Y coloca una forzada historia de amor entre la protagonista y el abogado, que no tiene ni fundamentos, ni un posterior peso en la trama.

Las actuaciones están bastante contenidas, no hay sobresaltos o sobreactuaciones, en general todo el reparto cumple. La banda sonora es bonita pero bastante imperceptible, apenas tiene un protagonismo.

Con lo único que juega el director acertádamente es con la imagen de los limones, una muestra clara de las etapas del film a través del estado del limonar. En general "El árbol de lima" es un film sobre limones con poco jugo, pero que no lastima a nadie, vale la pena su visionado si vas con pocas pretensiones.

Lo mejor: las imágenes de ese limonar que parece tener alma propia.
Lo peor: una historia poco trabajada, con personajes intrascendentes.