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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Comedia Unos días antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), a Cluny (Jones), una joven apasionada de la fontanería, la envía su tío a servir como criada en una rica mansión inglesa. La vida como sirvienta es dura, pero sus días los alegra un refugiado checo (Boyer), invitado de los dueños de la mansión, que ha huido del nazismo. Ambos se identifican como "almas desplazadas", pero ella no quiere nada romántico con su agradable nuevo amigo. (FILMAFFINITY) [+]
25 de junio de 2014
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la primera ocasión en que se conocen, el escritor checo refugiado, Adam Belinski, y la joven huérfana Cluny Brown, quien se alegra de la posibilidad de hacer las veces de fontanera, profesión que aprendió al lado de su tío Arn, se produce un magnífico (y aparentemente enrevesado) diálogo, que sienta la base sobre la que se ha estructurado la historia de esta encantadora película. Esto es parte de lo que se dice:

Belinski: ¿Por qué pensaste que estabas fuera de lugar?
Cluny: ¡Oh, yo no creía que lo estaba! Es el tío Arn quien siempre me lo dice: "Cluny Brown, tú no conoces tu lugar. Debes aprender cuál es tu lugar".
Belinski: ¿Dónde cree el tío Arn que está tu lugar?
Cluny: Él nunca lo ha dicho.
Belinski: Porque no lo sabe. Nadie puede decir dónde está tu lugar. Te diré dónde está: Donde quiera que te sientas feliz, ese es tu lugar, pues la felicidad no es más que una forma personal de ajustarse al ambiente. Cada uno es su único juez. Hay personas a quienes les agrada echarles nueces a las ardillas. Pero si hay personas a las que hace felices echar ardillas a las nueces ¿quién soy yo para decir que es una locura alimentar a las ardillas?

En nuestra sociedad, hay gente que todavía piensa que hay lugares exclusivos para ciertas personas y otros lugares para otras. Y para conseguir que esto se haga efectivo, segregan, establecen reglas y condiciones discriminatorias, rechazan, humillan… y hasta ultrajan. Ocurre aún en muchísimas sociedades, y lo más curioso es que la gente que se cree mejor y se apropia de los mayores privilegios, bien analizada, casi siempre resulta que es la peor y la mayor causa de vergüenza para la humanidad entera.

Con magníficos toques de comedia en el mejor estilo Lubitsch; con una sutileza colmada de agudos y provocadores detalles para definir a la llamada clase aristocrática; y con un cáustico pero preciso sentido del humor, el director alemán muy bien posicionado en Hollywood, logra el que sería su último gran éxito, concluido con gran dificultad ya que la angina de pecho que venía, desde hace rato, minando su salud, lo tuvo varios días por fuera del rodaje. Pero logró terminarlo… e incluso iniciaría otro filme, “That Lady in Ermine”, que terminaría en manos de Otto Preminger, porque su corazón se pararía definitivamente, el 30 de noviembre de 1947, a la edad de 55 años.

“EL PECADO DE CLUNY BROWN” tiene magníficas interpretaciones de su reparto en pleno, goza de un ambiente fresco, revelador y relajante, y parafraseando a Shakespeare, -citado también dentro de la historia-, ofrece una clemencia con las ligerezas humanas, que se compara a ese luminoso rocío que, en ocasiones, nos proporciona la primavera.

Para mi gusto, la mejor actuación que le he visto a Jennifer Jones, sin necesidad de acudir a las marcadas y provocativas curvas de su cuerpo. En cambio, puede no ser la mejor actuación de Helen Walker, pero es donde mejor han quedado plasmadas sus imponentes curvas. ¡Sentí una sed!

Esto es lo que podría llamarse una deliciosa comedia en sol mayor.
Luis Guillermo Cardona
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