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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama. Romance Suecia, siglo XVII. Durante la guerra de los Treinta Años (1618-1648) muere, en la batalla de Lutzen, el rey Gustavo Adolfo de Suecia. Hereda el trono su hija Cristina, que desde la infancia se entrega en cuerpo y alma a los problemas de estado, lo que la lleva a renunciar al matrimonio con el principe Carlos Gustavo, héroe nacional y el pretendiente preferido por todos. Sin embargo, Cristina se enamora profundamente de Don Antonio, ... [+]
27 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kristina de Suecia (1626-1689), no era físicamente atractiva, pero, era una mujer culta (se formó ampliamente en historia, arte, filosofía, teología y en asuntos políticos, entre otras cosas) y tenía un gran carácter con el que logró imponer sus comúnmente sensatas ideas, contra muchos de los obstáculos que surgieron en su reinado. Fue una convencida protectora de las artes e hizo de mecenas de muchos artistas que anhelaban salir adelante. Su lema era, “Columna regni sapientia” (La sabiduría es el pilar del reino), y en tal sentido, comenzó a desviar muchos de los fondos que su país invertía en absurdas guerras, hacia las artes y la cultura. Con ella, el patrimonio artístico de Suecia se incrementó poderosamente y gente de muchos otros países comenzó a interesarse por sus proyectos. El filósofo, René Descartes; el pintor Sébastien Bourdon; los eruditos, Samuel Bochart y Pierre Daniel Huet, fueron, entre otros, gente de gran talento que estuvo en la corte contando con el abierto respaldo de la reina Cristina, quien, un día, habría de ser llamada, La Minerva del Norte.

Llegado el año 1647, tras quince años de su reinado, Kristina no dejaba ver interés alguno por contraer matrimonio y el Consejo del Reino la indagó entonces, dejando sentir que veía en ésto una gran necesidad. Su respuesta última fue: “Si el consejo conociera mis razones no le resultaría extraño”. Como puede suponerse, una frase de este tinte dejaba abierto el camino a toda suerte de especulaciones.

El 6 de junio de 1654, tras haber gobernado durante 22 años, la reina decide, entonces, abdicar del reino; se convierte al catolicismo, y comienza a trasegar por Europa con eventuales regresos a su tierra natal. Antes de morir, solicita ser sepultada con sencillez, pero, los líderes de Roma donde habitaba y con quienes sostuvo grandes vínculos, le hacen un funeral de Reina.

Con claras distancias y variaciones de todo ésto, lo que nos ofrece, el director Rouben Mamoulian, en su notable película, <<LA REINA CRISTINA DE SUECIA>>, es un romántico cuento de ficción, rociado con ciertos elementos de la vida de una de las reinas más interesantes que nos haya dado la historia. Como el objetivo central era recrear un imaginario e intenso triángulo amoroso en un ambiente palaciego, se opta por elegir nada menos que a Greta Garbo (mucho más bella, más alta, y con unos aires de diosa inimaginables en la verdadera reina); y como su enamorado, el ficticio conde español, Antonio Pimentel, se escoge a petición suya (con clara inconformidad de Mamoulian… y también nuestra) a John Gilbert, con quien la Garbo venía sosteniendo un romance que dio harto de qué hablar.

El filme es a todas luces brillante en sus aspectos formales; cuenta con unos estupendos diálogos llenos de chispa y de gracejo; y la Garbo (quien terminaría imitando a la reina en su actitud de no casarse jamás), luce como Dios manda: con unas dotes femeninas difíciles de resistir. No es por nada que ese plano final de ella en la proa del barco resulta inolvidable.

La historia se disfruta con sumo agrado; el carácter de la reina resulta admirable y muy digno de tomar en cuenta; y aunque tengamos que perdonar que, el tontuelo de Antonio, no sepa distinguir entre un hombre y una mujer con pestañas postizas, las cejas y labios pintados, y una cara profundamente femenina, lo demás resulta bastante grato, y la película termina siendo un apreciable clásico con todas las de la ley.

Para el recuerdo un provocativo diálogo, en la taberna, entre un cliente y la camarera:
- ¡Eres muy bonita! ¿También eres buena?
- ¡Si el hombre no me gusta, sí!

Título para Latinoamérica: <<LA REINA CRISTINA>>
Luis Guillermo Cardona
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