Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
3
Intriga. Thriller Un hombre que es buscado por la policía, acusado de haber matado al marido de su amante, se refugia en casa de su amiga Eve, a la que confiesa que la verdadera asesina es su amante, la actriz Charlotte Inwood. Eve decide investigar por su cuenta, pero cuando conoce al detective encargado del caso comienza a enamorarse...
2 de diciembre de 2014
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran salida en falso la que tuvo el director inglés, Alfred Hitchcock, con este “PÁNICO EN LA ESCENA”, un filme improcedente y manipulador desde el principio hasta el final. El mismo título que, en inglés, significa literalmente miedo escénico, con el que se alude al temor patológico de ciertas personas a estar paradas sobre un escenario, fue puesto con doble sentido. Pero los enterados, que saben exactamente a que se refiere Stage fright, se sintieron engañados pues no hay ningún personaje de la película que sufra un real miedo escénico, y lo que, en algún momento del filme, le ocurre al personaje, Charlotte Inwood, es miedo a un objeto que le recuerda a otro objeto. Los demás espectadores, que con ese título (y más con el exagerado puesto en España de “PÁNICO EN LA ESCENA”) se prepararon para ver una buena dosis de suspenso y de terror, ¡Vaya si les fue mal!, porque, en todo el filme, no hay ni un solo momento con el que se consiga espantar ni siquiera a un mosquito.

Después, se nos pone ante una historia de crimen donde, el jocoso director, nos mete en la misma red en que, Jonathan Cooper, el amigo y al parecer aspirante al corazón de la actriz de teatro, Eve Gill, pone a ésta. Y mientras vemos el drama que éste cuenta (y nos cuenta), Hitchcock cae en la cuenta de que, en un plano del minuto siete, en el que Cooper habla con Charlotte mientras husmea por una ventana, ésta ha quedado fuera de campo para decir “Tenía que ir a casa a recoger los zapatos que necesito para la obra”… y entonces, ya editado el filme, "corrige el error" insertando un primer plano de la actriz en aquella vacía toma ya rodada antes… y la imagen, claro, queda horrorosa.

Lo que sigue, tiene a una Jane Wyman que se pasó peleando con el director por las boberías que le ponía a hacer a su personaje e incapaz de trascender ese habitual y feo corte de cabello que, a los 20, a los 30 y a los 50, la hizo lucir siempre como una viejita. Y como el detective de turno, Wilfred Smith, un Michael Winding que más pareciera aquí un manager de modelos masculinos. Así las cosas, el filme no cuaja por ningún lado, además de que, lo que resultaba comprensible y mantiene ocupados a los protagonistas, de repente da un giro absolutamente caprichoso y sin puntada alguna, dejándonos plantados, mentalmente, como unos perfectos idiotas.

¡Una vez más, Hitchcock se burla de nosotros!... y su película queda como una chorrada, re-que-te-cho-rra-da, sin punto alguno por donde agarrarla… pero bueno, era tan solo su filme número 39. ¡39 escalones para hacer semejante ñoñada!

La gran, Marlene Dietrich, nunca lució tan infortunada en una película y hasta sus canciones lucen tan gangosas como si padeciera un terrible catarro… y para no hablar de los demás coprotagonistas, digamos que, Alaistair Sim, luce bastante simpático representando al padre de la muchacha en apuros.

En resumidas cuentas, “PÁNICO EN LA ESCENA” es un completo descache. Le doy tres de diez, porque hoy me siento bastante generoso.

Título para Latinoamérica: “DESESPERACIÓN”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow