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Voto de Luis Guillermo Cardona:
10
Comedia. Drama Enamorado de una oficinista que trabaja en MGM Studios, un torpe hombre intenta convertirse en camarógrafo para estar cerca de su objeto de deseo. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2010
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay cosas que alientan de inmediato la voluntad del hombre: saber que ganará una buena suma de dinero, sentir que ayudará a alguien muy importante en su vida, el ofrecimiento de un alto reconocimiento… y sobre todo, el convencimiento de que, con tal acción, conquistará el corazón de aquella mujer que ahora ocupa sus más bellos sueños.

Luke Shannon estaba asumiendo la vida sin grandes pretensiones. Se conformaba con tener una cámara –que más parecía una coctelera-, con la cual atraía en las calles a algunos transeúntes, hasta que un día, una multitud de camarógrafos se agolpa a su alrededor… y él es empujado hacia una chica que, a su vez es empujada hacia él, hasta que, por fuerza del destino, se juntan sus cabezas… y el aroma de su cabello, y la calidez de su piel, hacen que el cameraman se sienta en el cielo, y ya no piense en otra cosa que en ella.

Se inicia así un dulce romance colmado de afanes, de solidaridad, de grandes aspiraciones… y también obstruído por las torpezas, por el enamorado opositor, por los reveses de la vida.

Es este, quizás, el más romántico filme que hizo en su vida Buster Keaton. Sally, la chica empleada de una sala de reporteros gráficos de la MGM, se muestra hondamente solidaria con el cameraman, lo privilegia y le ofrece alternativas de progreso, y al sentirse valorado, él la pone en una cumbre (excluida de cualquier gag, como no ocurriera con tantas otras partenaires), y la asume, desde entonces, como el máximo objetivo de su vida. Y la actriz, Marceline Day, le da la más grata medida porque posee ángel, al tiempo que fluye un romanticismo bastante persuasivo.

Adicionalmente, el filme ofrece numerosos momentos hilarantes y gags muy creativos que lo convierten en una gratísima experiencia por doquiera que se le mire. Ensoñación, ternura, calidez, genio humorístico y una férrea lucha por conquistar un corazón, nos introducen en una comedia inolvidable que, sin objeción alguna, enriquece al arte.

Gente, como Buster Keaton, dignifica al cine y hace más grata la existencia.
Luis Guillermo Cardona
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