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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Drama El conflicto palestino-israelí sirve de telón de fondo a este drama. Salma, una viuda palestina, tiene un litigio con el ministro de Defensa israelí. La casa de éste, en la frontera palestino-israelí, linda con su campo de limoneros. Cuando las autoridades deciden que los árboles deben ser talados porque representan una amenaza para el ministro de Defensa y su familia, Salma decide emprender una batalla legal para salvar sus limoneros. (FILMAFFINITY) [+]
21 de enero de 2019
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Por reclamar una ciudad, Jerusalén, que históricamente les pertenece y por buscar erigirse como un estado independiente, los palestinos han tenido que enfrentar uno de los conflictos más largos de la historia reciente contra el Estado de Israel que, para salirse con la suya, no solo ha desplazado a millones de palestinos, sino que, en los reiterativos enfrentamientos y violando los más elementales derechos humanos, ha cobrado la vida de miles de personas… muchos de ellos indefensos civiles.

Tomando este hecho como fondo tangencial, el director israelí, Eran Riklis, ha escrito (en colaboración con Zur Ha-Sharon) una historia que él mismo ha dirigido y con la cual pretende abrir un camino al diálogo, mostrando el lado humano inherente a las personas que se encuentran a cada lado de la frontera. Es una suerte de metáfora en la que, Palestina, está representada por una mujer de mediana edad llamada, Salma Zidane, la cual vive en la frontera del cultivo de los limoneros que heredara de su padre. Israel, por otra parte, es puesta en cabeza de su ministro de defensa, Israel Navon, quien se muda a la casa-finca contigua a la de Salma… y la primera medida que toma el Servicio Secreto que lo protege, es sugerirle que haga cortar los árboles de su vecina, pues, dicho terreno “podría servir como seguro refugio para terroristas”. El ministro acoge de inmediato la medida… pero, no va a tenerla fácil con la viuda Zidane quien, apoyada por el abogado Ziad Daud, está dispuesta a defender sus derechos cuéstele lo que le cueste.

Lo que sucederá, de aquí en adelante, será una grata semblanza de la fe y la perseverancia; una fina expresión de la solidaridad de género y de ese incesante clamor de la conciencia que nos convida a ponernos del lado de lo que sentimos justo ¡esté del lado que esté! Será también una suerte de lucha de David contra Goliath, y lo mejor de todo, es que los hechos fluyen como un río muy claro con un plausible propósito de reconciliación y de justicia… aunque ésta, quizás, no llegue todavía.

Riklis, consigue estructurar unos personajes de la más alta solidez, y sobre todo las mujeres, Salma y Mira, la esposa del ministro, logran fluir una vitalidad y una calidez que cala muy hondo. Hiam Abbass, no obstante ser una actriz israelí, logra impregnar a su personaje de Salma de una interioridad que se transmite con tan sólo una mirada y la causa palestina pareciera ser su propia causa; y del otro lado, Rona Lipaz-Michael (Mira), logra, con su opositora, una suerte de comunicación que pareciera telepática y el entendimiento no se hace esperar.

“LOS LIMONEROS”, es de esa positiva clase de filmes que exudan autenticidad, sabiduría y un compromiso con el cambio que se agradece infinitamente. No veremos triunfalismos, ni grandes derrotas… pero, puede ser que la vida sea la que, al final, ponga las cosas un poco en su lugar, pues, existen leyes existenciales y, creámoslo o no, son indefectibles.

Esto es cine para aprender a vivir.
Luis Guillermo Cardona
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