El mundo está lleno de apariencias. Hay cierta gente que luce elegante, equilibrada y confiable… pero cuando la conoces mejor, te das cuenta de que, su apariencia, es un completo fiasco. En cambio, hay personas que lucen frívolas, improcedentes y hasta amorales, pero, luego te das cuenta de que todo esto no es más que un acto de rebeldía, porque, en el fondo, son tan nobles, dignas y admirables como los más enaltecidos.

Lila, es una fascinante muchacha de origen polaco quien, tras la falta de sus padres, ha sido acogida por una curiosa tía que sabe cómo cobrarle sus favores. Viven ahora en un barrio árabe de Marsella, y aunque hay cuatro chicos que se afanan por pretenderla cada vez que la ven pasar en su bicicleta, ella solo se interesa por Chimo, el chico trigueño, con afanes de escritor, que la admira con respeto y con reserva, al tiempo que sus amigos están siempre en plan de acosarla.

Su sola presencia, ha animado al muchacho a escribir sobre ella una novela, y como si supiera de esto, Lila comienza a darle ocasiones de contacto, ¡¡¡y qué ocasiones!!!, que le sirven para escribir, al tiempo que, Chimo, fascinado con su presencia luce cada vez más confundido, con una forma de expresión y un atrevimiento, que sobrepasa todos sus presupuestos.

En principio, da la impresión de que hubiésemos accedido a un filme softcore, con cada vez mayores osadías, pero, habrá reservadas algunas sorpresas, y quizás terminemos encontrando que estamos ante un ser humano digno de admiración, deseo, amor y todo lo bueno que una mujer puede llegar a inspirar. ¿Por qué? Eso hay que verlo, pero puedo decir que he salido encantado con Vahina Giocante (¡hasta el nombre es insinuante!), una muchacha que sabe de coquetería y sensualidad como muy pocas. Me recordó a la Catherine Spaak de, “La Noia”.

Es seguro que este rol hará historia, pues, Lila (personaje que, por sendos motivos, podemos asociar con el Marqués de Sade y con la Madeleine de “Letras Prohibidas”), resulta fascinante, absorbente, irresistible… y uno se sorprende del enorme equilibrio que conserva Chimo, como si sintiera que, el control, lo tiene la chica en su mano.

Con guion y dirección de, Ziad Doueiri, un libanés que tiene aquí su segunda película, la historia parte de la novela “La Voz de Lila” (Lila dit ça, 1996) que, con evidentes rasgos biográficos, escribiera alguien que firma como Chimo, habiéndose especulado que, el autor, podría ser algún escritor de renombre que, dada la procacidad de la trama, quiso ocultarse bajo el nombre de su personaje masculino. ¿Una pista? > Hizo llegar el libro a la editorial por intermedio de un abogado.

En, <<LILA DICE>>, está la clara prueba de que se puede ser mucho más erótico con palabras o con insinuaciones que con imágenes explícitas; y la actriz que protagoniza la película, tiene la voz, los gestos, la mirada… y la presencia física que hacen a una mujer fascinante.

Imposible no mencionar la magnífica banda sonora que nos ofrece, Nitin Sawhney; y con agradables canciones de Vanessa Daou, Métisse y otros, se logra un perfecto complemento a esas cuidadas imágenes donde los primeros planos son inolvidables.

<<LILA DICE>>, es una significativa película que nos recuerda un concepto esencial: Cuídate de juzgar… porque hay mucha gente que, definitivamente, no es lo que parece.