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Voto de Luis Guillermo Cardona:
6
Romance. Drama. Aventuras William Ludlow (Anthony Hopkins), un coronel abandonado por su mujer, ha criado a sus tres hijos en su gran rancho de Montana, a los pies de las Montañas Rocosas. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) y una bella mujer cambiarán el destino de todos ellos para siempre. Sus hijos son el indómito Tristan (Brad Pitt), el sensato Alfred (Aidan Quinn) y Samuel (Henry Thomas), el menor, que acaba de traer al rancho a su bella prometida ... [+]
22 de enero de 2015
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He descubierto que hay en mí una particular atracción por las películas en las que, un indio, consigue influir en la vida de un hombre blanco cuando éste descubre la sabiduría, la dignidad, y el estrecho lazo que el nativo mantiene con la naturaleza. En títulos como, “Seminole”, “The outlaw Josey Wales”, “Dance with wolves”… y hasta en “LEYENDAS DE PASIÓN”, esa relación nos acerca a cosas que van mucho más allá de lo que solemos comprender y nos da cuenta de que hay un plano espiritual que nos conecta con todos los seres vivos y con el universo en toda su inmensidad.

El filme de Edward Zwick, se mueve también en la línea de “Broken Lance”, “The unforgiven”… e incluso “Keoma”, donde los conflictos familiares tendrán un punto muy alto por cuestiones de honor, celos y otras tragedias. La historia, basada en otra novela de Jim Morrison (“Wolf”), resulta en principio muy interesante, sobre todo cuando comienza a desenvolverse el carácter del ex-coronel William Ludlow, una suerte de patriarca por el que, sus tres hijos, Alfred, Tristan y Samuel, sienten el más profundo respeto y admiración, aunque él no consigue ocultar su predilección por el segundo de ellos.

Ludlow, es un hombre liberal que guarda profundo resentimiento por la manera como, el gobierno y las fuerzas del Estado, han tratado a los indígenas a lo largo de la historia, y para demostrar que es consecuente con sus palabras, desde hace años, ha dado techo en su hacienda al gran indio One stab, y también a Decker, un fugitivo de la ley casado con una india y padre con ella de una linda mestiza a la que ha llamado Isabel II en honor a la esposa de Ludlow, quien ha abandonado el hogar huyendo del invierno y de los animales salvajes.

Resaltan en el filme, la esplendorosa fotografía de John Toll, especialmente centrada en ambientes naturales que simbolizan la libertad y la rutilante banda sonora de James Horner, con unas melodías que consiguen acariciarnos fibras muy recónditas. Y por supuesto, las solventes interpretaciones del reparto en pleno, siendo Anthony Hopkins, Julia Ormond, Aidan Quinn y Brad Pitt, los mayores aciertos.

Sin embargo, Zwick el director, luce tan empeñado en recrear una monumental tragedia (lejanamente rememoradora de “Tristan e Isolda”), que termina haciendo agua mostrándonos dos películas en una, llegando a sobrar cuando menos, todo ese descabellado cuento con el contrabando de licor, porque, a partir de ese instante, todos los personajes masculinos comenzarán a perder la apreciable dignidad que venían demostrando, hasta llegar a convertirse en figuras de un western del peor gusto. Además, hay saña con la desgracia que envuelve a una adorable mujer como Susannah, quien ¡para nada se merece el deplorable destino que le trazan!

El filme prometía bastante, su factura y recursos generales eran harto prometedoras… pero, en ocasiones, los delirios de grandeza y el afán de sensacionalismo, pueden tirar por la borda lo que, con un tanto de humildad y discreción, podría dar como resultado algo verdaderamente grande y significativo.
Luis Guillermo Cardona
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