Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Comedia Mientras se ocultan de las autoridades en un lujoso trasantlántico, los hermanos Marx se convierten en guardaespaldas de dos gángsteres rivales y, como siempre, provocan situaciones caóticas y delirantes. (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la ilusión de volver a América, los cuatro hermanos Marx han reemplazado el arenque ahumado, para convertirse ellos mismos en el contenido de unos barriles que harían parte de los insumos alimenticios llevados en el lujoso barco. Y ahora son ya unos polizones buscados por dentro y por fuera... de los camarotes, teniendo que ingeniárselas para escurrir el bulto ante la insistente búsqueda de la guardia de aquel crucero.

De remate, resultan convertidos en guardaespaldas de dos gánsteres que no se ven con muy buenas caras, y Groucho y Zeppo servirán a Alkie Briggs, el hombre que a toda costa quiere a Helton, y con Joe Helton estarán Harpo y Chico. Y como si esto no bastara, los tres loquillos se fascinan con Lucille la mujer de Briggs, mientras que Zeppo se interesa por Mary, la hija de Shelton. Romance y posible matrimonio a bordo... lo que no se sabe es de quién con quién.

Originalmente titulada “Monkey Business”, “PISTOLEROS DE AGUA DULCE” es la primera película de los Marx escrita directamente para el cine; es la primera donde no aparece la abusada ricachona Margaret Dumont; es también la primera en la que Morrie Ryskind no cuenta en el guión… y representa la primera colaboración de la bella y estupenda Thelma Todd, la única comediante que se dió el gusto de estar en la filmografía de Harry Langdon, Charley Chase, Buster Keaton, Los Hermanos Marx, Joe E. Brown y Wheeler and Woolsey, además de que formó dos memorables dúos femeninos: con Zasu Pitts primero y luego con Patsy Kelly.

El filme es harto entretenido, vuelven a fluir los diálogos disparatados, y con mucho sentido, de parte del estupendo Groucho; Harpo se divierte persiguiendo chicas, arruinando la sosegada vida de algunos pasajeros, y metiendo la mano y subiendo el pie donde nunca debería. Y Chico se suma a las locas verborreas al lado de su socio de fechorías.

Norman Z. McLeod dirige por primera vez a los Marx y luce bien comprometido en sacar un fuerte partido de su presencia, pues el filme está muy bien bordado, teniendo de nuevo nuestros amigos una notable comedia. Para el recuerdo la escena de Harpo con los títeres; la demostración de Chico y Harpo de que son muy duros… y la célebre escena cuando, queriendo pasar por inmigración, se sirven del pasaporte que han robado al famoso cantante y actor Maurice Chevalier, y deben imitarlo para conseguir que les crean puesto que la foto en nada concuerda.

Y otro parabién, es que la habitual intervención musical de Chico y de Harpo, más el “O sole mio” de la señora soprano, se deja para el adecuado momento de la fiesta final, y además de que resultan sensatamente breves, se hacen llevaderas y hasta con algo de diversión. Pudo mejorarse el enfrentamiento del cierre, pero en general, podemos decir que los Hermanos Marx nos han entregado otra verdadera terapia de risas.

Título para Latinoamérica: “PASAJEROS SIN PASAJE”
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow