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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Romance. Drama Adèle (Adèle Exarchopoulos) tiene quince años y sabe que lo normal es salir con chicos, pero tiene dudas sobre su sexualidad. Una noche conoce y se enamora inesperadamente de Emma (Léa Seydoux), una joven con el pelo azul. La atracción que despierta en ella una mujer que le muestra el camino del deseo y la madurez, hará que Adèle tenga que sufrir los juicios y prejuicios de familiares y amigos. Adaptación de la novela gráfica "Blue", de Julie Maroh. (FILMAFFINITY) [+]
18 de abril de 2015
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Respaldada por la Palma de Oro para el director, Abdellatif Kechiche, y para las dos actrices, Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux; y también ganadoras ellas del premio César, y el director el de Mejor guion adaptado junto a Ghalya Lacroix… ésto, entre otros muchos premios recibidos por la película, reclama que, <<LA VIDA DE ADÈLE>>, deba ser vista para poder hacerse con una opinión personal.

Y tengo que decir que me ha atrapado y que me he enamorado de sus protagonistas, porque hacía tiempo que, en el cine actual, no encontraba actrices con tanto carisma y con tantísima entrega a sus arriesgados personajes. El proceso de descubrimiento de la sexualidad y el amor, por el que pasa Adèle, está muy bellamente trazado y más que esa “explícita” sexualidad que ha hecho sonar algunas ruidosas alarmas –pero que plásticamente está muy bien realizada- lo que pesa, y mucho, en esta película, es el romanticismo y la ternura con que, la joven y bellísima pareja, consigue impregnar cada uno de los fotogramas.

Hay magia, profunda compenetración, y muy fuertes sentimientos puestos en la interpretación de estos personajes, y de ahí que, en los festivales, nadie fuera capaz de disociar a una actriz de la otra a la hora de dar los premios. En este sentido, <<LA VIDA DE ADÈLE”, luce como una de las películas más románticas que hayamos visto en los últimos años, y el suyo, es de esa suerte de romance que no se olvida jamás.

Pero, aunque defendiendo su autenticidad y su individualidad, Emma muy razonablemente protestaba por aquella suerte de clientes que piden al autor que cambie, incluya, o modifique ciertos detalles, no resisto decir que el director exageró, ¡y muchísimo!, con la duración del filme; e incluir bailes completos, y reiterados segmentos de Adèle en clase con los niños, en situaciones casi siempre desconectadas del resto de la historia, consigue afectar sensiblemente el hilo narrativo… y no sé, si habiéndola visto en una sala de cine, hubiese podido aguantar tal reiteración de puntos muertos a los que, además, se añaden larguísimos desplazamientos. Me dio la impresión de que, Kechiche, no estuvo dispuesto a descartar nada de lo que rodó y que todo, absolutamente todo, lo incluyó en el montaje definitivo.

Es indudable que, sólo cuando la historia regresa a la apasionada pareja y la vemos intercambiando ideas, mostrando su compromiso con la belleza y con los sentimientos, e interrelacionándose activamente con familiares y amigos, el filme recobra su mejor tono, y cualquier cosa que nos saque de allí es un distractor y un aderezo innecesario. Por otra parte, en el filme no hay otros personajes de significativo peso, exceptuando a la preciosa jovencita que introduce a Adèle en el contacto sáfico y que, infortunadamente, sale muy pronto de la historia. El profesor, el actor de cine, y la joven embarazada, no obstante tener una película de ¡tres horas!, también son mirados muy superficialmente y carecen de todo relieve.

En definitiva, toca admitir que, todo el peso y la profundidad de éste filme, se debe, esencialmente, a la labor de sus dos luminosas y muy bellas actrices, las cuales se merecen todos los reconocimientos por habernos dado una de las historias más cálidas y humanas de las últimas décadas. Filmes como éste, son los que dan validez a aquella vieja frase que sostenía que, “El Amor nació en Francia”.
Luis Guillermo Cardona
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