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Voto de Luis Guillermo Cardona:
8
Aventuras En 1787, el Bounty zarpa del puerto de Portsmouth con destino a Tahití para cargar el fruto del árbol del pan. El capitán Bligh, que desea llegar cuanto antes a la isla, impone una férrea disciplina a bordo. Cuando llegan, la tripulación se encuentra con un auténtico paraíso que nada tiene que ver con el infierno vivido durante el viaje. (FILMAFFINITY)
28 de abril de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La buena fortuna seguía siendo harto benévola con el actor, Marlon Brando, cuando, ante la enorme fama y acogida que tenía en todo el mundo gracias a su exitosa aparición en títulos como, “A Streetcar Named Desire”, “Julius Caesar”, “The Young Lions”, y otras joyas, logró que el productor, Aaron Rosenberg, le concediera todas sus exigencias para aceptar el rol de Fletcher Christian, el segundo a bordo del lanchón, perdón, buque Bounty en <<REBELIÓN A BORDO>>. Entre las prebendas con las que pudo contar la gran estrella, estaba un altísimo salario básico, cinco mil dólares por día de retraso en el rodaje y un porcentaje de los recaudos en la taquilla. Esto en lo económico. Pero también se le concedió que se incluyese una mayor participación a los amotinados de la historia… e incluso, él podía decidir la hora en que se iniciaba el rodaje de cada día.

Todo esto, sumado a los cambios climáticos que retrasaron por meses el rodaje, más las enfermedades de todo tipo que contrajo buena parte del equipo y que aumentaron los retrasos... más la salida del director, Carol Reed, por desavenencias con el productor... más el desprecio que sintió el nuevo director, Lewis Milestone, por su superestrella porque nunca se sujetó a sus planes de trabajo, hizo que el rodaje de esta gran película fuera uno de los más pesados que se conozcan en la historia del cine… y claro, la crítica que conoció todos estos bemoles la cargó contra Marlon Brando, y el análisis de la película no fue objetivo, porque en numerosos casos estuvo hondamente prejuiciado por estos hechos.

Creo que muy pocos se atreverían a objetar, con sustentaciones que pesen y no con meros adjetivos, la calidad técnica que nos ofrece el director, Lewis Milestone (Reed apenas había logrado rodar una escena de 10 minutos), en su película: La fotografía, además de que aporta efectivos matices emocionales, es de una belleza casi pictórica; la puesta en escena de lo que ocurre dentro del Bounty es de sobra convincente (aunque se noten unos cuantos backprojections) y se consigue con ella significativos efectos dramáticos; los escenarios naturales en Tahití son de una belleza paradisíaca y queda plenamente exaltada la generosidad de los nativos… y, entre otras cosas, la banda sonora de Bronislau Kaper, es impecable en su complementación de las imágenes. Hasta el tema con mucha percusión del entreacto resulta precioso.

Argumentalmente, la película me gusta más ahora que la primera vez que la vi, y aunque la versión que, Frank Lloyd, realizase en 1935, sigue sintiéndose más dramática y potente, en mucho por la poderosa actuación de Charles Laughton, ésta la supera en su estructura visual y, Trevor Howard, tampoco se queda muy atrás en recrear la tiranía del legendario capitán Bligh. También es un mayor acierto en el filme de Lloyd, el oportuno contraste entre lo dramático y la comedia, que aquí escasea bastante, pero, Milestone profundiza bastante en el personaje, Christian Fletcher, hasta plasmar, en forma precisa y creíble, el proceso que habrá de producir su cambio. Y en lo personal, prefiero por mucho a Marlon Brando –quien, a su manera, hace aquí mofa de los marines ingleses- al sobrevalorado, Gable, que siempre ofrecía lo mismo de lo mismo. Además, el amor de Brando por las chicas de ascendencia nativa luce absolutamente sincero, pues, no por nada estuvo casado con Movita Castañeda, la actriz que apareciera en la primera versión de, “Mutiny on the Bounty”; y esta vez, se casaría con la polinesia, Tarita Teriipia, a la que quiso como a ninguna... y de cada una tendría dos hijos.

Aunque tampoco resulta bastante complaciente la particular resolución que, Milestone, da a su filme -de seguro para alejarse de la apreciada película de Lloyd-, éste resulta bastante logrado y deja muy claro el derecho de cualquier grupo o comunidad a unirse contra la tiranía hasta su derrocamiento definitivo.

Título para Latinoamérica: <<MOTÍN A BORDO>>
Luis Guillermo Cardona
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