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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Intriga. Bélico. Drama El Coronel Franz Von Waldheim se encuentra destacado en París con una misión muy concreta: hacerse con las modernas pinturas francesas, las mismas calificadas de "degeneradas" por los nazis, y cargarlas en un tren con destino a Alemania para el Tercer Reich. Eso sí, ha de tener mucho cuidado de no dañar la carga y, además, tiene de tiempo límite lo que tarden los aliados en reconquistar la ciudad, es decir, poco margen ya que cada vez están más cerca. (FILMAFFINITY) [+]
20 de febrero de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
1944. Segunda Guerra Mundial. Durante la ocupación de Francia los nazis se han apoderado de una de las más valiosas colecciones de arte que hay en el país y que incluye obras de Renoir, Degas, Cézanne, Toulouse-Lautrec, Picasso y lo más representativo del arte de la época. El propio coronel von Waldheim, (un contenido y muy efectivo Paul Scofield) sensible al arte y dispuesto a conservar aquel preciado tesoro a como dé lugar, lo ha valorado en unos mil millones de francos con los que el ejército alemán podría rearmarse y seguir sembrando calamidades.

Un tren se alista para transportar hasta Alemania aquella herencia nacional, “el orgullo de Francia”… y entonces, los ferroviarios franceses sentirán en su corazón esa punzada de la patria saqueada y del honor herido, y pronto, cual si fueran la más organizada colonia de hormigas del mundo entero, irán forjando una sucesiva serie de tácticas de sabotaje, sutiles estrategias y alianzas de ocasión, con las que buscarán aguarle la fiesta a los rígidos y obstinados alemanes, que tendrán como conductores del tren a un francés de corazón sangrante (Boule) y luego a un hombre aguerrido (Labiche), leal amigo y mejor patriota, quien ni siquiera imagina la suerte de héroe en que es capaz de convertirse.

La trama contiene un calibrado suspenso, un estupendo juego que hace del sabotaje un arte con mayúsculas, mientras se estructura una conjunción de fuerzas e inteligencias que buscan hacer posible lo que pareciera imposible.

La edición es impecable y rigurosa, y se cuenta con sets de rodaje que dan perfecta idea del ambiente de caos y desazón que sufrían los europeos durante la guerra. El conjunto de actores, intachable, asumiendo un nacionalismo como si lo estuvieran viviendo en el preciso momento en que ocurrieron los hechos. Y con buenos motivos, “EL TREN“ rinde homenaje a los héroes ferroviarios, gente anónima en su mayoría que, con su encomiable y tenaz esfuerzo, reafirma de nuevo que la decidida unión de un pueblo, hará siempre imposible su definitiva derrota.

Para John Frankenheimer, “EL TREN”, fue un complejo rodaje hecho en favor de la amistad que le unía a Burt Lancaster, viéndose obligado a modificar el guión sobre la marcha, pues muchas dificultades hacían inviable lo inicialmente escrito. Para Lancaster, el rol de Labiche, líder de este magnífico ejercicio de Resistencia, es otro de los grandes personajes que consigue abonar a su prestigiosa carrera como actor.
Luis Guillermo Cardona
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