Una de dos. No sé qué película han visto muchos, o no sé qué película he visto yo, porque a mí me ha parecido una película genial, de lo mejorcito que he visto en los últimos años.

Ágora es de esas a las que la crítica pone a parir y con los años la tratan de obra maestra, que es lo que es, y si no, al tiempo.

Polémica: Es probable que no sea para todos los públicos (sin embargo en el cine donde la he ví, al final de la película hubo aplausos generalizados). O es más que probable que no guste nada a los sectores católicos, aquellos que se han dado por aludidos con la película. El que se pica, ajos come.

A fin de cuentas, no hacen más que dar la razón a Amenábar, puesto que es, sobre todo, una película contra la intolerancia. Toda la polémica levantada con esta formidable película, a la que intentan boicotear a base de hundirla con malas críticas, demuestra que su argumento es rabiosamente actual. Y que Amenábar es un valiente.

Prejuicios: Los que tienen los que van con una venda en los ojos y colocan ristras de ajos y crucifijos ante una película española por motivos políticos o simples ideas preconcebidas que han mamado. Si, esos que sólo tienen ojos para los productos made in Usa. A esos seguramente tampoco les gustará.

Pasión: Dicen que no emociona, y la película me ha parecido emocionante de principio a fin. Al menos a mí me ha emocionado y mucho. Porque la historia de Hipatia, su vida y muerte es ya emocionante de por sí y porque Amenábar la retrata y ambienta de modo magistral. Raquel Weisz está dignísima en su papel.
Una mujer filósofa, símbolo del fín del pensamiento clásico ante el avance del cristianismo, que supuso el fin de todo pensamiento racional por ser considerado pagano. Una mujer encomendada en cuerpo y alma al cultivo de la sabiduría y que murió virgen porque pensaba que el cuerpo ataba al espíritu.
Comprendo que ésto nos cuesta entenderlo. Vivimos en una sociedad materialista donde el sexo está magnificado y la sabiduría menospreciada, y aquella mujer murió virgen y mártir del conocimiento. En Ágora no habrá sexo ni pasión carnal, pero muchas escenas destilan pasión, sensualidad y emotividad por los cuatro costados.

En definitiva, gran película y genial y valiente director que no sólo no decepciona, sino que sorprende. Ladran, luego cabalgamos.