Lo que el personaje de Robert Redford le hace al de Faye Dunaway es una violación de esas suaves, muy propias para las películas tipo thriller erótico o románticas, en las que el hombre no pide permiso a la mujer, sino simplemente tiene la deferencia de decirle amablemente "que va, que va, voy a dormir contigo. Lo necesito, así que prepárate porque no puedes hacer nada por evitarlo, disfruta o no, como quieras, pero ahí va". En ese plan.
El personaje de Redford llega a un punto de inflexión en su huida y su fuga que se abate sobre su secuestrada cual si fuera una tabla en medio del mar para sobrevivir del temible naufragio.
Kathy, el personaje de Dunaway en una de sus primeras escenas con Redford tenía miedo de que la violara. El dijo algo así como que nunca lo haría y ella dijo "la noche es joven". Ella lo sabía...era algo que crea angustia, a mí me creó angustia. Robert Redford estaba muy bueno, eso lo sabemos todos, pero eso no excusa que sea un tipo de "violador educado" en la película, y en su escena de amor con Dunaway, hay algo de desazón. Ella está llorando solo débilmente, él la ha forzado a un montón de cosas. Le quitó las cuerdas de las manos para dormir con ella, y la obligó a fingir en una llamada de su novio, entre otras cosas. Pasó de ponerle una pistola en la garganta a echarse sobre ella. Realmente el síndrome de Estocolmo no funciona, o al menos a mí no me convenció. Kathy está incómoda con este hombre, Turner.
Lo ayuda hasta que se separan. Para ella fue un alivio. En este punto la película tiene un punto psicológico muy fuerte que no puede ser ignorado entre los dos personajes. Con todos mis respetos pienso que Turner es un violador. Así de claro. No es que ella no quisiera dormir con él, es que tuvo que hacerlo. Dunaway y Redford tienen una química increíble, pero ver a Redford haciendo este papel me hace tomármelo como un gran actor. No es fácil resultar letal y tan amable como él a la vez. Debieron rodar mucho antes juntos.