Media votos
7,2
Votos
133
Críticas
11
Listas
1
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Alonso:
5
31 de agosto de 2009
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vamos a ponerle un cinco porque los actores son conocidos y porque la cinta está llena de tensión y de acción. El rocambolesco desenlace, no obstante, acaba destrozando toda la historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Ring, Ring...
- Operadora, dígame...
- Sí, ¿podría pasarme con la Policía?
- ¿Cuál es la emergencia?
- Verá, estoy casado con una psicópata.
- En seguida le mandamos una unidad.
Así habría terminado yo esta película.
Abby es un ama de casa acomodada que al parecer se aburre como una ostra y que un día, tras descubrir que su marido Neill le pone los cuernos, planea vengarse fingiendo el secuestro de su propia hija. Para ello, llama al esposo de la amante de su marido y le convence para hacerse pasar por una especie de gangster que conducirá a Neill a un retorcido juego en el que nada será lo que parece. Entre los, le harán correr a toda mecha por las calles de la ciudad, pondrán su vida en peligro y le obligarán a decidir sobre la vida de su amante. Y digo yo, ¿no habría sido más fácil para Abby arreglar las cosas acudiendo a terapia de grupo o montando el clásico pollo en la cocina?
Si una cosa está clara es que la protagonista de esta historia se merece los cuernos que le pone su marido y cosas mucho peores. Una mujer que es capaz de manipular así a su propia familia debería estar, como mínimo, en un centro de salud mental. Yo, desde luego, apoyo al cien por cien al marido. Lo peor de todo, sin embargo, es que al final los guionistas nos intentan hacer creer que esta psicópata hija de mala madre y su cornudo compinche actuaban en base a la justicia.
- Operadora, dígame...
- Sí, ¿podría pasarme con la Policía?
- ¿Cuál es la emergencia?
- Verá, estoy casado con una psicópata.
- En seguida le mandamos una unidad.
Así habría terminado yo esta película.
Abby es un ama de casa acomodada que al parecer se aburre como una ostra y que un día, tras descubrir que su marido Neill le pone los cuernos, planea vengarse fingiendo el secuestro de su propia hija. Para ello, llama al esposo de la amante de su marido y le convence para hacerse pasar por una especie de gangster que conducirá a Neill a un retorcido juego en el que nada será lo que parece. Entre los, le harán correr a toda mecha por las calles de la ciudad, pondrán su vida en peligro y le obligarán a decidir sobre la vida de su amante. Y digo yo, ¿no habría sido más fácil para Abby arreglar las cosas acudiendo a terapia de grupo o montando el clásico pollo en la cocina?
Si una cosa está clara es que la protagonista de esta historia se merece los cuernos que le pone su marido y cosas mucho peores. Una mujer que es capaz de manipular así a su propia familia debería estar, como mínimo, en un centro de salud mental. Yo, desde luego, apoyo al cien por cien al marido. Lo peor de todo, sin embargo, es que al final los guionistas nos intentan hacer creer que esta psicópata hija de mala madre y su cornudo compinche actuaban en base a la justicia.