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Voto de Carnforth Greville:
10
7,8
6.288
Intriga. Bélico. Drama
El Coronel Franz Von Waldheim se encuentra destacado en París con una misión muy concreta: hacerse con las modernas pinturas francesas, las mismas calificadas de "degeneradas" por los nazis, y cargarlas en un tren con destino a Alemania para el Tercer Reich. Eso sí, ha de tener mucho cuidado de no dañar la carga y, además, tiene de tiempo límite lo que tarden los aliados en reconquistar la ciudad, es decir, poco margen ya que cada vez están más cerca. (FILMAFFINITY) [+]
17 de marzo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca se ha visto, en el Cine (ni parece que volverá a verse) a nadie asumiendo tantos papeles ferroviarios como Burt Lancaster, en su papel de Paul Labiche: Inspector de movimiento, jefe de estación, guardagujas, oficial de taller, maquinista, fogonero y, finalmente, obrero de Vía y Obras.
El argumento es poco habitual en una película de género bélico: Un oficial alemán organiza el transporte por ferrocarril de un nutrido grupo de obras de arte (pinturas, fundamentalmente) expoliado de los museos franceses (el que vence, roba) y parece que, inevitablemente, se saldrá con la suya.
Paul Scofield, respetado actor de teatro británico, ofrece aquí una de sus breves incursiones en el Cine, interpretando al oficial alemán que pretende llevarse a Alemania el patrimonio artístico de Francia, ante la inminente entrada de los aliados en París.
El contrapunto femenino lo aporta Jeanne Moreau (tan solvente como siempre) en su personaje de Christine, dueña del hotel donde se refugia Labiche en una de sus huidas de los alemanes.
Película de obligado visionado para los amantes de los trenes y los aficionados al cine bélico y de acción: No quedarán defraudados.
El argumento es poco habitual en una película de género bélico: Un oficial alemán organiza el transporte por ferrocarril de un nutrido grupo de obras de arte (pinturas, fundamentalmente) expoliado de los museos franceses (el que vence, roba) y parece que, inevitablemente, se saldrá con la suya.
Paul Scofield, respetado actor de teatro británico, ofrece aquí una de sus breves incursiones en el Cine, interpretando al oficial alemán que pretende llevarse a Alemania el patrimonio artístico de Francia, ante la inminente entrada de los aliados en París.
El contrapunto femenino lo aporta Jeanne Moreau (tan solvente como siempre) en su personaje de Christine, dueña del hotel donde se refugia Labiche en una de sus huidas de los alemanes.
Película de obligado visionado para los amantes de los trenes y los aficionados al cine bélico y de acción: No quedarán defraudados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El maquinista encargado de conducir el tren , encantador personaje, típico "cheminot", Papa Boule, interpretado por Michel Simon, es informado en la cantina de la estación desde donde parte el convoy de que los alemanes se llevan "la gloria de Francia" y decide sabotear el transporte, atascando los conductos de engrase de la locomotora con cuatro monedas de un franco.
Paul Labiche (Burt Lancaster) es el jefe de tráfico de la zona por donde tiene que circular el tren, el cual, a resultas de la intervención del maquinista tiene que ser reparado, mandando la locomotora al taller.
El jefe de taller, un oficial alemán, sospecha lo que ha ocurrido y le pide al maquinista que vacíe sus bolsillos, encontrando las monedas manchadas de grasa, hecho que, inmediatamente, condena a muerte al viejo Papa Boule. El oficial, que, en el fondo siente lástima por él le dice: "Viejo loco, ¿por qué no tiró las monedas?". "Cuatro francos son cuatro francos", le responde el maquinista.
A partir de la muerte de Papa Boule, el personaje interpretado por Burt Lancaster hará suyo el empeño del viejo maquinista, tratando de impedir por todos los medios que el tren salga de Francia. Tiene lugar, entonces, un duelo permanente entre el oficial alemán y el ferroviario, cada uno con su objetivo.
Christine, la dueña del hotel, al principio no quiere verse involucrada en la batalla personal del empecinado ferroviario con el no menos terco oficial alemán, pero, finalmente, defenderá al protagonista de sus perseguidores.
Paul Labiche (Burt Lancaster) es el jefe de tráfico de la zona por donde tiene que circular el tren, el cual, a resultas de la intervención del maquinista tiene que ser reparado, mandando la locomotora al taller.
El jefe de taller, un oficial alemán, sospecha lo que ha ocurrido y le pide al maquinista que vacíe sus bolsillos, encontrando las monedas manchadas de grasa, hecho que, inmediatamente, condena a muerte al viejo Papa Boule. El oficial, que, en el fondo siente lástima por él le dice: "Viejo loco, ¿por qué no tiró las monedas?". "Cuatro francos son cuatro francos", le responde el maquinista.
A partir de la muerte de Papa Boule, el personaje interpretado por Burt Lancaster hará suyo el empeño del viejo maquinista, tratando de impedir por todos los medios que el tren salga de Francia. Tiene lugar, entonces, un duelo permanente entre el oficial alemán y el ferroviario, cada uno con su objetivo.
Christine, la dueña del hotel, al principio no quiere verse involucrada en la batalla personal del empecinado ferroviario con el no menos terco oficial alemán, pero, finalmente, defenderá al protagonista de sus perseguidores.