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Miniserie

7,9
22.963
9
5 de octubre de 2020
5 de octubre de 2020
66 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por razones de trabajo, he pasado temporadas en el País Vasco, desarrollando mi actividad profesional en un pueblo de Vizcaya. Nunca me han tratado mal, ni los compañeros, ni la gente del pueblo. Antes bien, todo lo contrario: Con su estilo propio, en lenguaje escueto, a lo Gracián, con educación, cordialidad y formalidad, pero...
...había algo en el ambiente, algo que nadie nombraba, un clima de calma inquietante...
...Y, después, las pintadas, los pasquines, en euskera, a veces en castellano que nadie miraba, bien porque ya los conocían o por que no se atrevían a hacerlo...
Nada más llegar, todo el mundo se me quedaba mirando, cosa que comenté a los compañeros de trabajo. Ellos me dijeron que era porque no me conocían: <<..No saben quién eres. No saben si eres un policía, un funcionario de correos, un maestro o qué...>>
Con el tiempo, supieron quién era, a qué había venido y ya me saludaban por la calle. Pero aparte esto, el aire seguía siendo tan irrespirable como siempre.
He vuelto a revivir esas sensaciones, después de leer la novela y haber visto los tres primeros capítulos de la serie. Serie que veo bien estructurada y engranada. Con una línea descriptiva clara, concisa y directa, cargada de flashbacks y potente en lo que se refiere al desarrollo del argumento.
El espectador asiste a un relato desolador: Personajes desdichados, atormentados y desvalidos, todos ellos, incluso los que parecen fuertes. Viven en medio de esa atmósfera opresiva, irrespirable, que sólo percibe el recién llegado pero que deja de notar (tal vez por haberse acostumbrado) el que vive habitualmente en ese entorno angosto y cerrado de los pueblos pequeños. Sus habitantes...
...No merecen lo que han sufrido. Es un hermoso país, poblado de gente trabajadora y honrada, formal y decente. El tiempo lo borra todo. Tal vez, dentro de unos años, cerradas las heridas, puedan gozar de la felicidad a la que, sin duda tienen derecho.
...había algo en el ambiente, algo que nadie nombraba, un clima de calma inquietante...
...Y, después, las pintadas, los pasquines, en euskera, a veces en castellano que nadie miraba, bien porque ya los conocían o por que no se atrevían a hacerlo...
Nada más llegar, todo el mundo se me quedaba mirando, cosa que comenté a los compañeros de trabajo. Ellos me dijeron que era porque no me conocían: <<..No saben quién eres. No saben si eres un policía, un funcionario de correos, un maestro o qué...>>
Con el tiempo, supieron quién era, a qué había venido y ya me saludaban por la calle. Pero aparte esto, el aire seguía siendo tan irrespirable como siempre.
He vuelto a revivir esas sensaciones, después de leer la novela y haber visto los tres primeros capítulos de la serie. Serie que veo bien estructurada y engranada. Con una línea descriptiva clara, concisa y directa, cargada de flashbacks y potente en lo que se refiere al desarrollo del argumento.
El espectador asiste a un relato desolador: Personajes desdichados, atormentados y desvalidos, todos ellos, incluso los que parecen fuertes. Viven en medio de esa atmósfera opresiva, irrespirable, que sólo percibe el recién llegado pero que deja de notar (tal vez por haberse acostumbrado) el que vive habitualmente en ese entorno angosto y cerrado de los pueblos pequeños. Sus habitantes...
...No merecen lo que han sufrido. Es un hermoso país, poblado de gente trabajadora y honrada, formal y decente. El tiempo lo borra todo. Tal vez, dentro de unos años, cerradas las heridas, puedan gozar de la felicidad a la que, sin duda tienen derecho.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La sociedad matriarcal vasca se muestra sin ambages en esta serie: Miren y Bittori son el alma de sus respectivas familias. El resto de sus miembros giran en torno a ellas, como los planetas alrededor del sol. Las dos familias, amigas al principio, se volverán enemigas por decreto de sus matriarcas, o mejor, de una de ellas.
No todos los miembros de la familia obedecerán la consigna materna y esa desobediencia dejará un atisbo de esperanza en el ánimo del espectador hasta que el final (de la novela, de la serie) abrirá finalmente la puerta de una reconciliación esperada por todos, también por el espectador.
No todos los miembros de la familia obedecerán la consigna materna y esa desobediencia dejará un atisbo de esperanza en el ánimo del espectador hasta que el final (de la novela, de la serie) abrirá finalmente la puerta de una reconciliación esperada por todos, también por el espectador.
24 de enero de 2012
24 de enero de 2012
28 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
<<Mira la luna hijo mío, es el sol de los muertos>>.
Esta frase, pronunciada por uno de los protagonistas (que le oyó decir a su padre) y vinculada de algún modo al título de la película, expresa el devenir de sus personajes, los maquis, los soldados del ejército republicano que retroceden ante los reveses de la guerra civil española , escondiéndose en las montañas, durmiendo de día y viviendo (si es que se puede decir así) de noche.
Enterrados en vida (y no en sentido figurado) habida cuenta las historias que el autor de la novela y de parte del guión (Julio Llamazares) escuchó a los viejos de la montaña central leonesa; como aquel hombre que permanecía escondido bajo las tablas del piso de la casa, saliendo de noche a comer y a estirar las piernas, durante casi veinte años.
Luna de lobos, pues. Lobos humanos, que, hombres al fin, se estremecen y sufren ante el acoso del ejército nacional, preocupados, además, por la seguridad de sus familias, que han dejado en los valles.
Lobos humanos, de una ferocidad extrema, por mor del afán de supervivencia, pero dotados de ternura y compasión, como aquel miliciano que, agradecido a uno de los vecinos del pueblo, por un favor recibido, desciende de noche, la metralleta a la espalda y la guadaña en las manos, a segar la hierba de la finca del hombre que le ayudó.
Rodada en los espléndidos escenarios naturales de la montaña leonesa, (escenarios de cercanía personal para el cronista de esta reseña), la película cuenta con magníficos actores españoles, ciertamente creíbles en su papel: Santiago Ramos, Antonio Resines y Alvaro De Luna, los cuales llevan a cabo un excelente trabajo. El ferrocarril, la mina, la agricultura y la ganadería de supervivencia son los elementos vertebradores de la zona donde se desarrolla la acción y forman, también, parte del hilo conductor de la historia, rodada en Cistierna, La Ercina, Yugueros, Riaño y sus montañas, lugares todos de la provincia de León.
Esta frase, pronunciada por uno de los protagonistas (que le oyó decir a su padre) y vinculada de algún modo al título de la película, expresa el devenir de sus personajes, los maquis, los soldados del ejército republicano que retroceden ante los reveses de la guerra civil española , escondiéndose en las montañas, durmiendo de día y viviendo (si es que se puede decir así) de noche.
Enterrados en vida (y no en sentido figurado) habida cuenta las historias que el autor de la novela y de parte del guión (Julio Llamazares) escuchó a los viejos de la montaña central leonesa; como aquel hombre que permanecía escondido bajo las tablas del piso de la casa, saliendo de noche a comer y a estirar las piernas, durante casi veinte años.
Luna de lobos, pues. Lobos humanos, que, hombres al fin, se estremecen y sufren ante el acoso del ejército nacional, preocupados, además, por la seguridad de sus familias, que han dejado en los valles.
Lobos humanos, de una ferocidad extrema, por mor del afán de supervivencia, pero dotados de ternura y compasión, como aquel miliciano que, agradecido a uno de los vecinos del pueblo, por un favor recibido, desciende de noche, la metralleta a la espalda y la guadaña en las manos, a segar la hierba de la finca del hombre que le ayudó.
Rodada en los espléndidos escenarios naturales de la montaña leonesa, (escenarios de cercanía personal para el cronista de esta reseña), la película cuenta con magníficos actores españoles, ciertamente creíbles en su papel: Santiago Ramos, Antonio Resines y Alvaro De Luna, los cuales llevan a cabo un excelente trabajo. El ferrocarril, la mina, la agricultura y la ganadería de supervivencia son los elementos vertebradores de la zona donde se desarrolla la acción y forman, también, parte del hilo conductor de la historia, rodada en Cistierna, La Ercina, Yugueros, Riaño y sus montañas, lugares todos de la provincia de León.

7,1
7.813
10
27 de diciembre de 2011
27 de diciembre de 2011
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de aventuras, incluye acción, intriga, romance, humor y diálogos brillantes. El director pone en escena una historia de amor en el marco de un imaginario país centroeuropeo. Los actores pertenecen a esa generación de los años cincuenta, que lo mismo interpretaban a un rey que a un pirata. Tal es el caso de Stewart Granger, el protagonista, que enamora a una encantadora reina, encarnada por Deborah Kerr. El triángulo lo cierra James Mason, asumiendo el papel de Rupert de Hentzau, uno de los villanos más encantadores de toda la historia del cine.
13 de octubre de 2021
13 de octubre de 2021
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Volverá el verano. Y volveremos a recoger el tomillo silvestre de la montaña".
Fue un regalo ver esta película durante una tarde del mes de Octubre, aún con el regusto del verano pasado en el recuerdo: Los verdes paisajes de Irlanda traían a mi memoria los familiares y espléndidos escenarios naturales de la Montaña Leonesa, donde, al igual que en la Isla Esmeralda, "el tomillo crece alrededor de las flores del brezo".
Una historia sencilla, cercana, vecinal y amable: Los protagonistas se desenvuelven en un entorno, compartido a lo largo de muchos años; sus familias se han venido relacionando generación tras generación.
Jamie Dornan (auténtico en su papel de muchacho granjero) y Emily Blunt (formidable, como siempre) interpretan a los protagonistas principales: Anthony Reilly y Rosemary Muldoon. Se conocen desde que tienen uso de razón y comparten un modo de vida prácticamente idéntico.
El argumento se sostiene principalmente por esa tierna ironía que destila toda la película, reflejo, tal vez, del carácter irlandés: Lugares comunes y manías particulares (obsesivas, quizá) de los personajes, como el empeño del padre de la chica de acabar con los cuervos que merodean por su granja, a lo mejor, en un intento de impedir que se coman el cereal.
En el terreno de lo doméstico y familiar sobresale poderosamente la figura del padre del chico: Anthony Reilly Sr, interpretado magistralmente por un bronco y tierno, amenazador y desvalido, despreciable y adorable Christopher Walken: Increíble en todos estos registros, como ya es habitual en él.
Luego están los guiños constantes a esa gran referencia, espléndida e impagable película: "El Hombre Tranquilo". Al igual que en la cinta de John Ford, no hay villanos o, al menos, no lo son tanto. Muchas escenas nos remiten también a aquella película memorable, como los dos jóvenes, empapados por la lluvia, aislados en una colina o bien dialogando sobre temas relacionados con el trabajo de la granja; otras veces (la mayoría), enfrentados en una discusión tormentosa. Hasta la protagonista es pelirroja, como un trasunto de la inolvidable Maureen O'Hara.
No ha sido bien recibida por la crítica, pero, a un servidor, le ha encantado y dejado buen sabor de boca.
Es de esas películas que apetece ver otra vez y recrearse en los detalles, mejor en invierno, cuando sus fríos pidan recordar los días fugaces del verano, esos en los que florece el tomillo silvestre de la montaña.
Fue un regalo ver esta película durante una tarde del mes de Octubre, aún con el regusto del verano pasado en el recuerdo: Los verdes paisajes de Irlanda traían a mi memoria los familiares y espléndidos escenarios naturales de la Montaña Leonesa, donde, al igual que en la Isla Esmeralda, "el tomillo crece alrededor de las flores del brezo".
Una historia sencilla, cercana, vecinal y amable: Los protagonistas se desenvuelven en un entorno, compartido a lo largo de muchos años; sus familias se han venido relacionando generación tras generación.
Jamie Dornan (auténtico en su papel de muchacho granjero) y Emily Blunt (formidable, como siempre) interpretan a los protagonistas principales: Anthony Reilly y Rosemary Muldoon. Se conocen desde que tienen uso de razón y comparten un modo de vida prácticamente idéntico.
El argumento se sostiene principalmente por esa tierna ironía que destila toda la película, reflejo, tal vez, del carácter irlandés: Lugares comunes y manías particulares (obsesivas, quizá) de los personajes, como el empeño del padre de la chica de acabar con los cuervos que merodean por su granja, a lo mejor, en un intento de impedir que se coman el cereal.
En el terreno de lo doméstico y familiar sobresale poderosamente la figura del padre del chico: Anthony Reilly Sr, interpretado magistralmente por un bronco y tierno, amenazador y desvalido, despreciable y adorable Christopher Walken: Increíble en todos estos registros, como ya es habitual en él.
Luego están los guiños constantes a esa gran referencia, espléndida e impagable película: "El Hombre Tranquilo". Al igual que en la cinta de John Ford, no hay villanos o, al menos, no lo son tanto. Muchas escenas nos remiten también a aquella película memorable, como los dos jóvenes, empapados por la lluvia, aislados en una colina o bien dialogando sobre temas relacionados con el trabajo de la granja; otras veces (la mayoría), enfrentados en una discusión tormentosa. Hasta la protagonista es pelirroja, como un trasunto de la inolvidable Maureen O'Hara.
No ha sido bien recibida por la crítica, pero, a un servidor, le ha encantado y dejado buen sabor de boca.
Es de esas películas que apetece ver otra vez y recrearse en los detalles, mejor en invierno, cuando sus fríos pidan recordar los días fugaces del verano, esos en los que florece el tomillo silvestre de la montaña.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Frases memorables de la película:
-"Dicen que si un irlandés muere mientras cuenta una historia pueden dar por sentado que volverá."
-"¿Qué me espera en la vida: Sólo soy una niña y el mundo está lleno de niñas".
-"No me critiques, papá: Aunque no lo disfrute, cumplo con mi deber. ¿Un hombre que cumple pero no disfruta es menos hombre que otro que es feliz?".
-"A falta de mejor compañía, me voy con Rosemary".
-"Te veré en la iglesia. Si tú no vas, yo tampoco iré".
-"Si él no se casa, entonces yo tampoco me casaré: El estará en su casa y yo en la mía".
-"Yo soy la que debe oler bien. Un hombre debe apestar: Como tú."
-"Los sueños infantiles hacen desgraciados a los adultos".
-"Dicen que si un irlandés muere mientras cuenta una historia pueden dar por sentado que volverá."
-"¿Qué me espera en la vida: Sólo soy una niña y el mundo está lleno de niñas".
-"No me critiques, papá: Aunque no lo disfrute, cumplo con mi deber. ¿Un hombre que cumple pero no disfruta es menos hombre que otro que es feliz?".
-"A falta de mejor compañía, me voy con Rosemary".
-"Te veré en la iglesia. Si tú no vas, yo tampoco iré".
-"Si él no se casa, entonces yo tampoco me casaré: El estará en su casa y yo en la mía".
-"Yo soy la que debe oler bien. Un hombre debe apestar: Como tú."
-"Los sueños infantiles hacen desgraciados a los adultos".
Miniserie

7,9
2.745
10
29 de diciembre de 2011
29 de diciembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Me gustaría enterrar un tesoro en todos los lugares donde he sido feliz. Y, cuando sea viejo y feo, volver e esos lugares, desenterrar los tesoros y recordar los momentos de felicidad".
Espléndida, magnífica serie televisiva, que muestra el devenir de la vida de unos jóvenes británicos, en el periodo de entreguerras. La búsqueda de la felicidad parece ser el hilo conductor de toda la serie, pero todos los personajes (salvo quizá la niña Cordelia y Nanny, la anciana institutriz) fracasan, debido, fundamentalmente a la falta de amor que muestran, tal vez, sin darse cuenta de ello. Bastante fiel a la novela original de Evelyn Waugh, toda la serie destila una desolación y una tristeza dolorosas y (por lo que parece) inevitables, anunciadas ya en el primer capítulo, cuando uno de los protagonistas, mostrando su casa (un grandioso castillo) a su amigo, dice: "Ahí vive mi familia".
Referencia de la televisión de los años ochenta, cuenta con magníficos actores y escenarios tan diversos como Oxford, Londres, París, Venecia y Marruecos.
Espléndida, magnífica serie televisiva, que muestra el devenir de la vida de unos jóvenes británicos, en el periodo de entreguerras. La búsqueda de la felicidad parece ser el hilo conductor de toda la serie, pero todos los personajes (salvo quizá la niña Cordelia y Nanny, la anciana institutriz) fracasan, debido, fundamentalmente a la falta de amor que muestran, tal vez, sin darse cuenta de ello. Bastante fiel a la novela original de Evelyn Waugh, toda la serie destila una desolación y una tristeza dolorosas y (por lo que parece) inevitables, anunciadas ya en el primer capítulo, cuando uno de los protagonistas, mostrando su casa (un grandioso castillo) a su amigo, dice: "Ahí vive mi familia".
Referencia de la televisión de los años ochenta, cuenta con magníficos actores y escenarios tan diversos como Oxford, Londres, París, Venecia y Marruecos.
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