A David Lynch, aficionado reconocido de las novelas de Frank Herbert, se le encomendó la tarea de adaptar sus libros al cine después de acreditar su talento como director con El hombre elefante. La película original que Lynch rodó tenía una duración de ocho horas y después de remontarla la historia se quedó en cinco. Los productores no quedaron satisfechos y exigieron una poda mayor de la duración de la película hasta adaptarla a los cánones comerciales pero el director se negó y fue apartado del proyecto. Finalmente se recortó todo el material filmado hasta reducirlo a las dos horas y diez minutos escasos. Lynch se desentendió del resultado y renegó de su obra. Los productores que se habían gastado cuarenta millones de dólares en la empresa vieron como Dune se estrellaba en taquilla recaudando a penas treinta millones aunque posteriormente gracias al mercado del vídeo y los derechos televisivos consiguieron cuadrarse las cuentas.

Con los años Dune se convirtió en una obra de culto que ha conocido varias versiones y a la que los fans de los libros reconocen ciertas virtudes y los méritos del director para resumir la complejidad de los libros en los que se basa. Se trata de una historia densa plagada de múltiples personajes que si no has leído las novelas con la película no te enteras de nada. A grandes rasgos el argumento se sigue con facilidad pero resulta imposible resumir en dos horas una historia tan larga. De manera que la versión troceada por los productores supone un aluvión de datos, nombres y acontecimientos que terminan despistando al espectador que asiste confundido a una farragosa epopeya fantástica ininteligible.

Para quedarte mejor con los personajes el reparto está protagonizado por conocidos actores secundarios aunque muchos de ellos a penas aparecen o están desaprovechados. Sorprende la presencia de un pelirrojo Sting en plena forma física y la del debutante Kyle MacLachlan que se convertiría en el actor fetiche de su director y con el que también trabajaría en Terciopelo azul y Twin Peaks.

Los productores incluyen las escenas de acción más espectaculares en su mutilado montaje pero descuidan el argumento haciendo difícil de seguir la comprensión de la trama. Desde el punto de vista técnico no se reparó en gastos y se contó con un excelente grupo de profesionales, pero el exceso de efectos visuales perjudica el acabado final porque éstos han envejecido bastante mal. Los famosos gusanos terrestres del planeta Dune servirían de inspiración para esa joya del cine de serie b que es Temblores. El famoso grupo rockero Toto se encarga de componer la banda sonora que incluye algunos apuntes de rock y la colaboración especial del productor Brian Eno.

Personalmente tengo que reconocer que no he leído nada de Frank Herber y que si lo hubiera hecho tal vez habría conectado mejor con la historia. La he visto un par de veces, la primera en vídeo hace años y ahora la he vuelto a revisar y me ha parecido tan floja como entonces, al menos el montaje estrenado en cines porque tampoco he visto la versión extendida ni ninguna de las nuevas versiones que se han hecho posteriormente.