Esta es de las pelis que es complicado puntuar. Pertenecen a ese género de recuerdos juveniles que en su día impactaron, y que cuando vuelves a visionar una pila de años después, te das cuenta que era una soberana basura.

Lo cojonudo es que me pilla Filmaffinity con catorce años y a este engendro le casco un nueve. Por lo menos. Pero bueno, poco análisis se puede hacer aquí. ¿Qué valoramos? La historia es del todo inverosimil. Quién se cree que un pueblo sobrevive con un puñado de atontados imberbes que, además, se han cargado a todos los adultos. El terror no funciona, bueno, funciona si eres un niño fácilmente impresionable. Y de la parte final no voy a hablar porque me da hasta vergüenza recordarlo.

Y qué decir de los dos personajes malotes (en su día acojonaban): los temibles Isaac y Malachai. Hoy en dia este par de tolais no asustarían ni a las viejas, sobre todo el enano ese vestido de negro y con cara de hater, de esos que boicotean foros de internet. No me jodas, el puto Isaac es un mierda que no tiene ni media hostia, y en la vida real no le hubiera seguido ni el tonto del pueblo. El otro (el de las melenas y cara de follador) podría perfectamente aparecer hoy en día en un programa de "First Dates" buscando rollo con alguna poligonera. Me lo imagino departiendo con Carlos Sobera, y comentándole lo chungo que fue esa época de cuando esnifaba pegamento en la escuela.

A pesar de todo lo negativo que arrastra la película (que no es poco) hay que destacar la parte inicial (incluida la absurda secuencia del atropello), la huida por los maizales o la música que acompaña todo el cipostio, y que todo ello hace que, personalmente, siga teniendo un grato recuerdo de esta cinta. Joder, eran los 80 chavales, una gran época. Y tenemos que tener cierto respeto, aunque estemos hablando de rollos infumables como este que nos ocupa.

Lo mejor: la carátula. (Y la escena de la cafetería, qué coño).
Lo peor: verla actualmente sin haberla visto antes.