La hija de un ladrón es otra muestra de ese llamado cine social (pariente de Ken Loach, los hermanos Dardenne) por lo que tiene de narrar el día a día de personajes de la clase obrera, con todos sus conflictos y problemas. Pero el film tiene su punto fuerte en ese tono intimista, realista que nos da la información justa, conforme vemos los hechos, en este sentido, es de agradecer suponer una cierta inteligencia del espectador, así como no recrearse en los tintes más dramáticos.

Las interpretaciones son muy comedidas, funcionales y el tono que consigue Belén Funes es más que correcto. Personalmente creo que le sobra metraje y le falta alguna capa a unos personajes demasiado definidos por sus miserias. Algo que finalmente me hace distanciarme emocionalmente del film, a pesar de reconocer todas sus virtudes. En cualquier caso, es admirable la cantera de jóvenes directoras que siguen apareciendo en nuestro cine, confirmando el auge de la mirada femenina en el audiovisual español.