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Voto de Sergio Berbel:
8
Thriller En Andalucía, Abel (Daniel Grao) es un político entregado a la lucha por los más desfavorecidos que acaba de hacer historia. Por su parte su mujer, Nora (Natalia de Molina), es guardiana de un secreto que puede cambiarlo todo. La promesa de una nueva vida para ambos se ve truncada por la aparición de Víctor, un alto cargo caído en desgracia, y de dos antiguos amigos, Virginia (Natalia Mateo) y Félix (Borja Luna), amistades de una época ... [+]
14 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si el cine catalán factura uno tras otro magníficos dramas intimistas, el cine andaluz resulta ser estratosférico en el thriller. El noir se ha convertido en la piedra angular de la cinematografía andaluza, que conquista el mundo a base de cine negro. Desde los todopoderosos directores sevillanos Alberto Rodríguez o Paco Cabezas, pasando por el almeriense Manuel Martín Cuenca , el cine andaluz se sabe poderoso en las tramas de género.

Es obvio que “Animales sin collar” de Jota Linares quiere y puede engancharse a ese carro ganador, como lo hiciera Miguel Ángel Vivas con “Tu hijo” y, si bien no acaba de rematar definitivamente una obra maestra imperecedera, sí que nos lega una muestra mucho más que notable de ese noir andaluz que te deja aferrado a los brazos del sillón y que funciona como entretenimiento de primera magnitud.

Si todo ello gravita en torno a una relectura moderna y profundamente andaluza de “Casa de muñecas” de Henrik Ibsen y se centra en la figura insuperable de Natalia de Molina (un género mayúsculo ya en sí misma), el éxito está asegurado.

La portentosa actriz andaluza, sin duda la gran estrella de su generación porque sabe y porque puede, y llamada a ser una de las más grandes actrices de la historia de nuestro cine, borda una vez más su papel protagonista, sosteniendo en su rostro triste y desesperado toda la esencia de una obra profunda y compleja que requiere, quizás, de un revisionado para captar todos y cada uno de los matices que su certero guión derrocha.

Y es que “Animales sin collar” va creando ante los desconcertados ojos del espectador un puzzle al que parecen faltarle piezas, que desconcierta y desnorta, hasta que a la hora de metraje decide encajar cada una de esas piezas para que llegues a entender la magnitud de la historia que oculta, y para que te deleites en su media hora final con la conclusión de todo ello, rematado en un último plano de Natalia de Molina mirando a cámara de esos que no dejan indiferente a nadie ni resulta fácil de olvidar. Natalia de Molina tenía que ser, otra vez Natalia de Molina. Es imposible no adorarla con toda la magnitud de un buen corazón cinéfilo porque lo suyo no es de este mundo.

Con una textura formal que recuerda a grandes obras maestras del género, en la que reverberan expresamente ecos de “La isla mínima” de Alberto Rodríguez, hundiendo sus raíces en el calor sofocante de la campiña sevillana, de tierras ásperas propicias para el thriller, "Animales sin collar" nos cuenta el fin de semana del candidato de un partido a la izquierda del poder establecido que gana las elecciones andaluzas y que el próximo Lunes va a tomar posesión como presidente de Andalucía. El sistema está nervioso con semejante envite y una sombra del pasado amenaza el aspecto más impoluto que sus camisas del Presidente electo, interpretado de forma convincente por el siempre funcional Daniel Grao.

La película nos narra el periplo de días que discurren entre el Jueves y ese Lunes previo a la toma de posesión, y nos tensa ab initio ante un secreto inconfesable que pretende ocultar la mujer del político (la diosa Natalia De Molina) que amenaza con dar al traste con toda su carrera política.

Mientras tanto, Sevilla despliega su poder sofocante (en todos los sentidos, especialmente en el meteorológico) y permite que varios personajes secundarios perfectamente definidos y mejor dibujados vayan orbitando alrededor de un poder incipiente al que se le pretende doblegar para mantener el statu quo. La tragedia está servida, y es fantástica.
Sergio Berbel
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