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Voto de Sergio Berbel:
8
Drama En compañía de su perra Lucy, Wendy se traslada a Alaska para desempeñar un nuevo y lucrativo trabajo en una fábrica de conservas de pescado. Todo va bien hasta que, al cruzar el estado de Oregón, su modesto Honda Accord de los 80 se avería y tiene que llevarlo a un taller. Sus recursos económicos son tan limitados que acaba robando en un supermercado una lata de comida para perros, pero es descubierta y llevada a comisaría. Cuando, a ... [+]
6 de septiembre de 2022
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Kelly Reichardt es una cineasta norteamericana muy inteligente. Sabe perfectamente que la humildad de medios sólo se puede suplir para lograr hacer una buena película contando con una enorme interpretación (y, desde luego, la gran Michelle Williams se la regala con creces) y un argumento interesante, honesto y creíble. Es el caso sin la menor duda, además de una carga de profundidad contra el capitalismo muy interesante, al mostrarnos su lado más cruel, cómo deja de considerar a una mujer con un ser humano por el hecho de no contar con dinero. Quizás un fidedigno retrato de la actual sociedad estadounidense, donde el ser humano se mide por el número de dólares que tiene en el bolsillo a pesar de que el desempleo y la miseria se han multiplicado exponencialmente en los últimos años.

Michelle Williams interpreta (y cómo la interpreta) a Wendy, una joven que, acompañada de su perra Lucy, atraviesa en su viejo y destartalado coche los USA con destino a una difusa propuesta de trabajo en Alaska. Por el camino, como en toda road movie que se precie, irá encontrando a diferentes personajes, pero… el azar, siempre un experto en torturar a los seres humanos, se cruza en su camino un mal día en mitad de ese viaje: su coche se estropea, Wendy no tiene dinero para arreglarlo y, lo que es peor aún, para comida para ella o para Lucy. Por eso no le queda más remedio que intentar robar una lata de comida para perros en un supermercado, pero es detenida por ello y, cuando es puesta en libertad, Lucy se ha perdido.

Siempre se puede caer más bajo, la evolución biográfica de Wendy es como la de la mayoría de la población, sólo cabe empeorar, y ella se encuentra sin dinero, sin coche, sin su amada perra y literalmente tirada en la calle. Vivir se convierte en un mero ejercicio al límite de su resistencia.

Todo ello contado con una estética de cine indie norteamericano evidente y expresa y girando en torno a una Michelle Williams entregada en cuerpo y alma a su personaje, en una película de impronta visual independiente pero hundiendo sus raíces en el más clásico neorrealismo.
Sergio Berbel
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