Una china, una negra y dos blancas adolescentes olvidan el mensaje de sus padres de un día para otro, y se van a bucear desconociendo la existencia de los tiburones que sus padres les dijeron que había en esa zona. Con la cuota racial de la película cubierta y la anodina ausencia de mujeres con cuerpos espectaculares de cualquier película de tiburones, el director decide que la única que se asemeja a la tradicional premisa sea la que se sumerja medio en biquini para captar al público adolescente. Una vez asentados todos empieza una película en la que en realidad poco importa todo lo que no sean tiburones intentándo engullir todo lo que pillan a su paso. Tiburones mal caracterizados y sin alma cuyas carencias se ven agravadas cuando los tiburones de mar abierto entran a escena.

Por otro lado el juego de luces en el fondo del mar, el misterio y los sustos están servidos y funcionan a la perfección. Asimismo las escenas de mar abierto mejoran sumamente una película que consigue mantenerte en tensión y darte los sustos correspondientes, pero que podría ser más ambiciosa y disimular en el resto de apartados para no parecer lo mediocre que al final acaba siendo.