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8
7,0
30.588
Ciencia ficción. Fantástico. Terror
Un científico se utiliza a sí mismo como cobaya en la realización de un complejo experimento de teletransportación. La prueba es un éxito, pero empieza a sufrir unos extraños cambios en su cuerpo. Al mismo tiempo, descubre que dentro de la cápsula donde realizó el experimento con él se introdujo una mosca. (FILMAFFINITY)
12 de agosto de 2013
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Para empezar no diré nada sobre la idea metafísica que expondré con mayor o menor acierto en “Spoiler”, no me parecería justo empezar una crítica constructiva con un destripamiento del guion del film, así que comenzaré con los aspectos técnicos que para mí, lego en el mundo de las artes escénicas, intentaré describirlo en román paladino.
Las interpretaciones son bastante buenas a mi parecer. Goldblum está muy bien, pero destacaría también a la señorita Davis, mujer no de mi gusto pero que en esta ocasión, hace su papel a la perfección, el resto de los actores secundarios, en la línea de los anteriores, no desentonan para nada. La cámara y el doblaje, perfectos, ninguna traba, sin agujeros en el guion y todo muy consistente, simplemente perfecto. Otra cosa a destacar es el maquillaje, sin entrar en muchos detalles diré que el Óscar es merecido al cien por cien.
Vistos los aspectos más cinematográficos, entremos en harina.
Las interpretaciones son bastante buenas a mi parecer. Goldblum está muy bien, pero destacaría también a la señorita Davis, mujer no de mi gusto pero que en esta ocasión, hace su papel a la perfección, el resto de los actores secundarios, en la línea de los anteriores, no desentonan para nada. La cámara y el doblaje, perfectos, ninguna traba, sin agujeros en el guion y todo muy consistente, simplemente perfecto. Otra cosa a destacar es el maquillaje, sin entrar en muchos detalles diré que el Óscar es merecido al cien por cien.
Vistos los aspectos más cinematográficos, entremos en harina.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El ego.
En la primera parte de la película se ve a un Seth Brundle normal, un tío que pasa su vida investigando en su pequeño laboratorio, hasta que conoce a la señorita Quaife, a partir de ahí sus ideas pasan a ser hechos hasta que una acción – la idea de la traición de Quaife con su jefe- lo deja entre la ira, el sufrimiento y la desolación. El personaje sufre por culpa de los celos, de ver como su ser más querido se va con otro, razón por la cual decide probar él mismo la máquina teletransportadora, como si eso hiciera que las cosas volvieran a ser como antes. Ciertamente, el caso -con sus diferencias obvias- similar a Walter White de Breaking Bad, al igual que éste una acción le vale para no ser más quien era y ser otro yo: el superego.
El Superego.
En esta parte el doctor Brundle es un ser superior, sin saber que pronto se convertirá en un monstruo. Satisface sus ansias más primitivas consumiendo azúcar, chocolatinas y todo su deseo sexual pero no le sirve cualquier mujer, desea buscar a la pareja ideal, a su otra mitad para que se sienta como él, que esté a su nivel, es un semidiós, un ser superior a todos los demás, su agilidad y su virilidad hacen que se sienta como algo infinitamente agraciado y no le importa tener que molestar, gritar o incluso golpear a alguien para que sientan su engrandecimiento. No le importa mostrar su megalomanía. Hasta que algo va mal, los semidioses no existen, los monstruos creados por sus propios egos, sí.
El ello.
En tercer lugar, “Brundlefly” no es más que un engendro irracional, un ser antinatural, una aberración biológica propia de los humanos que se creen dioses, y como tal, actúa de forma anárquica y carente de ningún tipo de raciocinio. ¿Qué nos encontramos aquí? La deformidad del hombre, un símil de la sociedad actual. El mundo mirado desde los ojos de la SOCIEDAD con mayúsculas, de la locura, de la traición a la Naturaleza, de la violencia.
“Brundlefly” vive para permanecer, como toda sociedad y le da igual matar a mujeres y niños, con total de volver a ser lo de antes. Consume todos los recursos a su alcance y da rienda suelta a todo el furor y la ira contenida en él, pero, al final, como todo ser humano ve que ha errado, se arrepiente de sus hecho y desea su propio castigo, en su caso, la ejecución de Quaife. Relleno de cables (Facebook, Twitter, MSN, Instagram… ) se arrastra por el suelo buscando el amor y la compasión proferidos con anterioridad, antes de convertirse en monstruo, antes de ser algo que no existía, antes de convertirse en antihumano.
Dios ha muerto, y Brundle lo ha matado al intentar copiarle.
En la primera parte de la película se ve a un Seth Brundle normal, un tío que pasa su vida investigando en su pequeño laboratorio, hasta que conoce a la señorita Quaife, a partir de ahí sus ideas pasan a ser hechos hasta que una acción – la idea de la traición de Quaife con su jefe- lo deja entre la ira, el sufrimiento y la desolación. El personaje sufre por culpa de los celos, de ver como su ser más querido se va con otro, razón por la cual decide probar él mismo la máquina teletransportadora, como si eso hiciera que las cosas volvieran a ser como antes. Ciertamente, el caso -con sus diferencias obvias- similar a Walter White de Breaking Bad, al igual que éste una acción le vale para no ser más quien era y ser otro yo: el superego.
El Superego.
En esta parte el doctor Brundle es un ser superior, sin saber que pronto se convertirá en un monstruo. Satisface sus ansias más primitivas consumiendo azúcar, chocolatinas y todo su deseo sexual pero no le sirve cualquier mujer, desea buscar a la pareja ideal, a su otra mitad para que se sienta como él, que esté a su nivel, es un semidiós, un ser superior a todos los demás, su agilidad y su virilidad hacen que se sienta como algo infinitamente agraciado y no le importa tener que molestar, gritar o incluso golpear a alguien para que sientan su engrandecimiento. No le importa mostrar su megalomanía. Hasta que algo va mal, los semidioses no existen, los monstruos creados por sus propios egos, sí.
El ello.
En tercer lugar, “Brundlefly” no es más que un engendro irracional, un ser antinatural, una aberración biológica propia de los humanos que se creen dioses, y como tal, actúa de forma anárquica y carente de ningún tipo de raciocinio. ¿Qué nos encontramos aquí? La deformidad del hombre, un símil de la sociedad actual. El mundo mirado desde los ojos de la SOCIEDAD con mayúsculas, de la locura, de la traición a la Naturaleza, de la violencia.
“Brundlefly” vive para permanecer, como toda sociedad y le da igual matar a mujeres y niños, con total de volver a ser lo de antes. Consume todos los recursos a su alcance y da rienda suelta a todo el furor y la ira contenida en él, pero, al final, como todo ser humano ve que ha errado, se arrepiente de sus hecho y desea su propio castigo, en su caso, la ejecución de Quaife. Relleno de cables (Facebook, Twitter, MSN, Instagram… ) se arrastra por el suelo buscando el amor y la compasión proferidos con anterioridad, antes de convertirse en monstruo, antes de ser algo que no existía, antes de convertirse en antihumano.
Dios ha muerto, y Brundle lo ha matado al intentar copiarle.