Creo que no he leído ninguna crítica en la que se mencionase el plano que a mí particularmente me dejó perplejo. Y no fue grata la sorpresa, sino todo lo contrario: se trata de un plano en el que, en plena refriega, un grupo de espartanos se acerca a cámara lenta hacia el espectador mientras suena un riff de guitarra eléctrica de fondo. Algo con tufillo a anuncio de Calvin Klein, temporada alta. Una zafiedad muy seria. Me pareció de tan mal gusto que creo que aborrecí todo lo que siguió. Añado que hasta ese plano mis espectativas habían ido en declive constante desde que arrancó la peli. Así que se me ocurrió que el Zack Snyder éste de las pelotas tenía que ser un tipo hueco que te cagas, en cuyas manos había caído la tecnología suficiente para realizar un trabajo visualmente llamativo, pero que no había tenido ni pizca de orientación artística para darle elegancia al asunto.

Es como si hubiese copiado Las Meninas y les hubiese puesto en la mano una hamburguesa de McDonalds, hubiese introducido a Pamela Anderson entre ellas y hubiese firmado la obra con un grafitti.

Una película vulgar, de una superficialidad fast food insultante. Eso sí, entretenida, pero que no creo que vuelva a ver una segunda vez.

Alguien lo ha clavado por ahí (creo que fue Sines Crúpulos) al decir que todo el poder de este film, que reside únicamente en el aspecto visual, se evaporará una vez el estilo se copie hasta el hartazgo. En fin...