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Voto de KRIVO:
6
Voto de KRIVO:
6
6,2
2.212
Terror. Fantástico
A través de la historia, Drácula ha llenado de terror los corazones de los hombres… y de deseo los de las mujeres. En esta formidable adaptación del clásico de Bram Stoker, Frank Langella ofrece una actuación impresionante como el sanguinario Conde Drácula en busca de su amada definitiva. Mientras, el conocido e incansable cazador de vampiros Van Helsing (Laurence Olivier), quiere terminar con el reinado de terror que el Príncipe de las ... [+]
25 de agosto de 2020
25 de agosto de 2020
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene aspectos interesantes esta versión sobre el mítico personaje de Bram Stoker. Esa ambientación de época, bien lograda, esa tonalidad general, ese derruido castillo en la abadía inglesa, su mejor momento cuando es iluminado completamente con velas por el Conde esperando la visita de Lucy, esos carruajes, ese navío y el naufragio del comienzo, algunos diálogos (pocos). Sin embargo, el año en que se sitúan los hechos (1913) me parece que le quita la fuerza gótica y el embrujo propio de la ambientación clásica, al incluir vehículos motorizados (la modernidad ha llegado, pero no hay mayor reflexión sobre el punto) que obviamente sobrepasan a los carruajes en las persecuciones provocando un curioso desfase epocal, que en todo caso, es un aspecto secundario en la trama general, pero lo consigno aquí.
La rápida aparición de Drácula (ya hablaremos de la interpretación de Frank Langella), en la escena social tampoco resulta convincente y le quita el halo de misterio no exento de terror, que debe tener el personaje. Bastante comunicativo, este Conde se siente a sus anchas en sociedad, pese a su soledad intrínseca. Asimismo, otro giro en la historia es el voluntario deseo que siente Lucy (papel trastocado aquí con Mina) por el vampiro, más allá del poder mental de éste, quien además de trepar por las paredes, puede convertirse en lobo nocturno y huir fácilmente de cualquier sitio cuando se siente perseguido. Hay aquí evidentemente alusiones a la novela de Stoker, pero no deja de ser casi una extravagancia, a la luz de un par de cintas para el recuerdo que nos dejó la Hammer sobre el maligno y magnético conde transilvano (sus dos primeras versiones) y el clásico de la Universal, en menor medida.
¿Langella? Ya está dicho en el título. Muy tenue su representación, insinúa bien al comienzo, porque hay cierto toque de elegancia y seducción para las féminas, resalta esa aureola mezcla de carnalidad y romanticismo, pero se va diluyendo y no tiene nada más que mostrar. Resumiendo, un desvaído Drácula (pese al notorio maquillaje), no intimida, ni colmillos tiene, carece del combustible que el personaje requiere. Una interpretación que no será para el recuerdo (similar a lo ocurrido con Gary Oldman en el sobrevalorado film de Coppola). Muy alejado del incomparable Christopher Lee, que clavó el Drácula definitivo, haciendo una creación del personaje, imperial, siniestro y magnético a la vez, independientemente de que quizás se sobregiró al realizar tantas interpretaciones del papel que lo lanzó a la fama, en producciones de desigual calidad, aunque siempre dando el tono y el sello inconfundible por el que será recordado.
Respecto a los demás personajes, me decepcionaron particularmente dos de ellos, pues están interpretados por actores de renombre. Me refiero primero a Van Helsing, aquí veo desganado al muy reconocido Laurence Olivier, más encima, deteriorado físicamente, rasgos que no le vienen al personaje. Sólo en el momento final de la película levanta su nivel, mostrando el caza-vampiros una reacción inesperada que logra sorprender.
Hay que tener presente que el Van Helsing clásico del cine (no tanto el de la novela) es un personaje decidido, valiente y activo, además de conocedor del tema vampírico (en este punto Olivier sí da el tono). Cómo no comparar con el inolvidable Peter Cushing, el mejor Val Helsing del cine, el más genuino, el más serio, el más convincente. Y la segunda decepción es el personaje de Donald Pleasence, con una interpretación de poca fuerza, sin energía, pusilánime, indefinido su personaje, casi para el olvido.
¿Las féminas? Muy bien Kate Nelligan, hace un papel convincente como Lucy, le da fuerza y carácter a su rol
y Jan Francis como Mina, en un desempeño sin brillar, cumple con lo justo. Se ha destacado la música de John Williams, claro, es un compositor brillante, aquí aporta lo suyo y deja su impronta, con esta melodía melancólica dotada de un halo romántico.
En resumen, esta película de Badham la califico sólo como "interesante", pero no le alcanza para entrar en la galería de las grandes sobre el tema. .
La rápida aparición de Drácula (ya hablaremos de la interpretación de Frank Langella), en la escena social tampoco resulta convincente y le quita el halo de misterio no exento de terror, que debe tener el personaje. Bastante comunicativo, este Conde se siente a sus anchas en sociedad, pese a su soledad intrínseca. Asimismo, otro giro en la historia es el voluntario deseo que siente Lucy (papel trastocado aquí con Mina) por el vampiro, más allá del poder mental de éste, quien además de trepar por las paredes, puede convertirse en lobo nocturno y huir fácilmente de cualquier sitio cuando se siente perseguido. Hay aquí evidentemente alusiones a la novela de Stoker, pero no deja de ser casi una extravagancia, a la luz de un par de cintas para el recuerdo que nos dejó la Hammer sobre el maligno y magnético conde transilvano (sus dos primeras versiones) y el clásico de la Universal, en menor medida.
¿Langella? Ya está dicho en el título. Muy tenue su representación, insinúa bien al comienzo, porque hay cierto toque de elegancia y seducción para las féminas, resalta esa aureola mezcla de carnalidad y romanticismo, pero se va diluyendo y no tiene nada más que mostrar. Resumiendo, un desvaído Drácula (pese al notorio maquillaje), no intimida, ni colmillos tiene, carece del combustible que el personaje requiere. Una interpretación que no será para el recuerdo (similar a lo ocurrido con Gary Oldman en el sobrevalorado film de Coppola). Muy alejado del incomparable Christopher Lee, que clavó el Drácula definitivo, haciendo una creación del personaje, imperial, siniestro y magnético a la vez, independientemente de que quizás se sobregiró al realizar tantas interpretaciones del papel que lo lanzó a la fama, en producciones de desigual calidad, aunque siempre dando el tono y el sello inconfundible por el que será recordado.
Respecto a los demás personajes, me decepcionaron particularmente dos de ellos, pues están interpretados por actores de renombre. Me refiero primero a Van Helsing, aquí veo desganado al muy reconocido Laurence Olivier, más encima, deteriorado físicamente, rasgos que no le vienen al personaje. Sólo en el momento final de la película levanta su nivel, mostrando el caza-vampiros una reacción inesperada que logra sorprender.
Hay que tener presente que el Van Helsing clásico del cine (no tanto el de la novela) es un personaje decidido, valiente y activo, además de conocedor del tema vampírico (en este punto Olivier sí da el tono). Cómo no comparar con el inolvidable Peter Cushing, el mejor Val Helsing del cine, el más genuino, el más serio, el más convincente. Y la segunda decepción es el personaje de Donald Pleasence, con una interpretación de poca fuerza, sin energía, pusilánime, indefinido su personaje, casi para el olvido.
¿Las féminas? Muy bien Kate Nelligan, hace un papel convincente como Lucy, le da fuerza y carácter a su rol
y Jan Francis como Mina, en un desempeño sin brillar, cumple con lo justo. Se ha destacado la música de John Williams, claro, es un compositor brillante, aquí aporta lo suyo y deja su impronta, con esta melodía melancólica dotada de un halo romántico.
En resumen, esta película de Badham la califico sólo como "interesante", pero no le alcanza para entrar en la galería de las grandes sobre el tema. .