La película se lanza al espectador de una forma que hacia tiempo que no veía en el cine, hace que te enamores del jazz aún no habiendo nunca escuchado nada de este estilo de música te absorbiera de inmediato.

La película es un cara a cara entre alumno y profesor los dos actores están formidables, la música es otro personaje más y el montaje es el que da el ritmo necesario. Se crea una simbiosis perfecta entre imagen y música. También cabe destacar la fotografía en especial en los momentos donde ensayan y en los conciertos. Tiene una dominante naranja en la sala de ensayos, es una fotografía cálida enérgica donde se palpa el ambiente hostil entre el profesor y él. En los momentos de reflexión fuera de la escuela la fotografía cambia a una más neutra y también en los momentos más incómodos del personaje gana en tonalidad fría verdosa que muestra bien su estado de animo.

En definitiva esta película es un alarde técnico y artístico, una de las mejores películas de los últimos años. Donde ritmo y música van de la mano y el espectador solo puede dejarse llevar y disfrutar de este concierto enérgico. Además de que seguro apreciará más el jazz.