Último capítulo de la primera temporada de la serie (hace el número trece) y uno de los más destacables junto al dirigido por Carpenter. Miike nos narra la historia de un americano (Billy Drago) en busca de su amada, una joven prostituta llamada Komomo (Michie). Siguiendo su pista llegará hasta una putrefacta isla en la que otra prostituta (Youki Kudoh) le contará el fatal destino de su querida.

He de reconocer que me acerqué a este capítulo con pocas esperanzas, la mayoría de los anteriores habían dejado mucho que desear y me esperaba lo peor. Por ello la sorpresa fue mayúscula, y es que Miike ha sido el único que me ha obligado a apartar la vista de la pantalla en un par de ocasiones. Bien es cierto que el episodio es más violento que terrorífico, pero tanto su acabado (atención a la excelente ambientación) como su tono malsano hacen de él uno de los mejores. Bueno, en realidad es el único, junto al de John Carpenter, que realmente merece la pena.