Danny Meehan (Vinnie Jones) fue un popular jugador de fútbol cuya carrera deportiva terminó abruptamente tras amañar un partido de su selección. Desde entonces es una de las personas más odiadas del país, llevando una vida tan desprendida que le llevará a entrar en prisión. Allí terminará ejerciendo como jugador (y entrenador) del equipo penitenciario, labor con la que poder ganarse la amistad de los inicialmente escépticos compañeros y de sus superiores.

Los primeros minutos de la película recuerdan sobremanera al cine de Guy Ritchie (quién aquí ejerce como productor) para posteriormente transformarse en un melodrama carcelario con altas dosis de comedia y algo de cine de acción, no en vano Skolnick cuenta en su reparto no sólo con Jones sino también con Jason Statham, recurrente en las películas de acción en general y también en el cine de Ritchie. Por cierto, el suyo es el personaje más marciano del reparto, su exagerada interpretación casa acorde con su exagerada interpretación.

En realidad su argumento (y el posterior devenir del mismo) no es precisamente original, como tampoco lo son los estereotipados personajes (léase el mafioso, el soplón, el chiflado...), sin embargo su tono amable y cómico, la labor del reparto, destacando el carisma de Jones (a pesar de que pase gran parte de la película poniendo cara de pena) y la correcta dirección (atención a los cambios de escenas, más propios de las películas clásicas) hacen de Jugar duro un divertimento sin pretensiones.