Gentleman Jim
7,6
1.876
Drama. Comedia
Biografía del campeón de boxeo James J. Corbett. Conocido como 'Gentleman Jim', Corbett se convirtió en el primer campeón del mundo de los pesos pesados en 1892, cuando derrotó a John L. Sullivan, tras la entrada en vigor de las llamadas reglas de Queensberry, que exigían la utilización de unos guantes hinchados para proteger los nudillos, un cuadrilátero con unas medidas determinadas y establecían la duración del combate... En Estados ... [+]
22 de noviembre de 2020
22 de noviembre de 2020
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película era una de las favoritas de Flynn. Se basa en la autobiografía del boxeador que interpreta.
Se compraron los derechos en 1940 y Flynn era el candidato para interpretarlo. A finales de 1941 cuando EEUU entró en la guerra, muchas productoras y actores y actrices, tuvieron la "obligación" de hacer alguna película que ensalzara el sentimiento patriota y la importancia de esta guerra. Flynn también hizo uno de esas película con lo que esta película se tuvo que retrasar. Y también tenían la preocupación de que Flynn se alistara, pero.... lo rechazaron por problemas de salud.
Así que, en mayo de 1942 empezaron a rodarla y en noviembre se estrenó. Durante el rodaje, le dio un infarto a Flynn que lo mantuvo 1 semana fuera del rodaje. Apenas había dobles cuando hacía las peleas, ya que él estuvo entrenando con gente experta para interpretarlo.
A mí me ha parecido un poco aburrida, la parte del final ya se me hacía eterna. Como todas las historias, en su momento tendría mucho sentido, ya que este boxeador murió en 1933, con lo que era relativamente reciente, y conocer sus vivencias cuando era joven, pues cautivó al público, ya que fue todo un éxito en taquilla.
Flynn está muy bien como siempre, y Raoul Walsh dirige como siempre, pero la historia a mí no me ha llegado.
Se compraron los derechos en 1940 y Flynn era el candidato para interpretarlo. A finales de 1941 cuando EEUU entró en la guerra, muchas productoras y actores y actrices, tuvieron la "obligación" de hacer alguna película que ensalzara el sentimiento patriota y la importancia de esta guerra. Flynn también hizo uno de esas película con lo que esta película se tuvo que retrasar. Y también tenían la preocupación de que Flynn se alistara, pero.... lo rechazaron por problemas de salud.
Así que, en mayo de 1942 empezaron a rodarla y en noviembre se estrenó. Durante el rodaje, le dio un infarto a Flynn que lo mantuvo 1 semana fuera del rodaje. Apenas había dobles cuando hacía las peleas, ya que él estuvo entrenando con gente experta para interpretarlo.
A mí me ha parecido un poco aburrida, la parte del final ya se me hacía eterna. Como todas las historias, en su momento tendría mucho sentido, ya que este boxeador murió en 1933, con lo que era relativamente reciente, y conocer sus vivencias cuando era joven, pues cautivó al público, ya que fue todo un éxito en taquilla.
Flynn está muy bien como siempre, y Raoul Walsh dirige como siempre, pero la historia a mí no me ha llegado.
15 de octubre de 2024
15 de octubre de 2024
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Biografía de James J. Corbett, primer campeón del mundo del peso pesado tras la aplicación de las normas de Queensberry, de las que han derivado el boxeo actual, en una producción Warner, con los que Walsh se asoció en innumerables proyectos en esos años 40 dejando múltiples obras importantes, con un gran presupuesto y buenos resultados en taquilla y crítica.
Cada escena tiene un encanto especial y está rodada de forma primorosa, incluyendo situaciones cotidianas como la primera visita de Corbett al Olympic Club, del que queda prendado como un niño que asiste a un parque de atracciones, las reuniones familiares que acaban a puñetazo limpio entre los hermanos Corbett para dirimir sus diferencias, o los ilustres miembros veteranos del club haciendo estiramientos en el gimnasio mientras crujen sus espaldas y caderas. Todo filmado con humor fino que provoca una sonrisa constante.
Destaca la magnífica ambientación en las escenas de multitudes, con una dirección artística brillante, que se pone de manifiesto en el primer combate de Corbett en el gimnasio del club, frente a un excampeón británico, en el baile posterior en el salón, en el que queda de manifiesto la brecha social entre los miembros del club y los recién llegados, o por supuesto, en el combate final por el título mundial. Para mencionar aparte he dejado la escena del combate sobre la barcaza en el muelle, rodada de forma maravillosa, en cuanto a decorados, coordinación de extras y una puesta en escena empapada de frenesí jubiloso que se contagia.
La galería de personajes es innumerable, todos en caracterizaciones con rasgos humorísticos, desde un impagable Alan Hale como padre de Jim, a Ward Bond en uno de sus mejores papeles como el campeón mundial John L. Sullivan. También destacan Arthur Shields como el párroco del barrio humilde donde se han criado los Corbett, William Frawley como su manager y entrenador, o Jack Carson como su inseparable amigo (y el único de todos ellos que me parece un poco sobreactuado).
Alexis Smith, que había debutado sólo un par de años antes, añade la nota romántica y el factor de guerra de sexos desde el primer momento en el que se conocen, en una relación de tira y afloja en la que dicen no soportarse, pero se buscan constantemente. Lo del carisma de Errol Flynn es otro nivel, el de la sonrisa y pose perfecta, la encarnación del tipo apuesto, confiado de sus posibilidades y valiente en las decisiones, a la vez que orgulloso de sus orígenes y devoto de su familia. Y además en los combates se mueve de manera grácil y se desenvuelve con total credibilidad.
“Gentleman Jim” es una de las películas que mejor ejemplifican la maestría narrativa de Raoul Walsh, con un ritmo trepidante que hace avanzar la trama si parecer acelerada, utilizando constantemente el humor sin caer en la payasada, e impregnando de encanto a la mayoría de escenas. Como todas las reuniones familiares de los Corbett, que son un disparate encantador. Los combates de boxeo merecen una mención especial, no sólo por el mencionado ambiente formidable que los envuelve, sino porque están planificados al detalle y filmados de manera soberbia haciendo que todo fluya y encaje.
Por si no tuviéramos ya un filme magnífico, la última escena conmovedora entre Jim y Sullivan, después del combate, lo eleva a la categoría de obra maestra. “Sé que es aunque es difícil ser un buen perdedor, es mucho más difícil ser un buen ganador”.
Cada escena tiene un encanto especial y está rodada de forma primorosa, incluyendo situaciones cotidianas como la primera visita de Corbett al Olympic Club, del que queda prendado como un niño que asiste a un parque de atracciones, las reuniones familiares que acaban a puñetazo limpio entre los hermanos Corbett para dirimir sus diferencias, o los ilustres miembros veteranos del club haciendo estiramientos en el gimnasio mientras crujen sus espaldas y caderas. Todo filmado con humor fino que provoca una sonrisa constante.
Destaca la magnífica ambientación en las escenas de multitudes, con una dirección artística brillante, que se pone de manifiesto en el primer combate de Corbett en el gimnasio del club, frente a un excampeón británico, en el baile posterior en el salón, en el que queda de manifiesto la brecha social entre los miembros del club y los recién llegados, o por supuesto, en el combate final por el título mundial. Para mencionar aparte he dejado la escena del combate sobre la barcaza en el muelle, rodada de forma maravillosa, en cuanto a decorados, coordinación de extras y una puesta en escena empapada de frenesí jubiloso que se contagia.
La galería de personajes es innumerable, todos en caracterizaciones con rasgos humorísticos, desde un impagable Alan Hale como padre de Jim, a Ward Bond en uno de sus mejores papeles como el campeón mundial John L. Sullivan. También destacan Arthur Shields como el párroco del barrio humilde donde se han criado los Corbett, William Frawley como su manager y entrenador, o Jack Carson como su inseparable amigo (y el único de todos ellos que me parece un poco sobreactuado).
Alexis Smith, que había debutado sólo un par de años antes, añade la nota romántica y el factor de guerra de sexos desde el primer momento en el que se conocen, en una relación de tira y afloja en la que dicen no soportarse, pero se buscan constantemente. Lo del carisma de Errol Flynn es otro nivel, el de la sonrisa y pose perfecta, la encarnación del tipo apuesto, confiado de sus posibilidades y valiente en las decisiones, a la vez que orgulloso de sus orígenes y devoto de su familia. Y además en los combates se mueve de manera grácil y se desenvuelve con total credibilidad.
“Gentleman Jim” es una de las películas que mejor ejemplifican la maestría narrativa de Raoul Walsh, con un ritmo trepidante que hace avanzar la trama si parecer acelerada, utilizando constantemente el humor sin caer en la payasada, e impregnando de encanto a la mayoría de escenas. Como todas las reuniones familiares de los Corbett, que son un disparate encantador. Los combates de boxeo merecen una mención especial, no sólo por el mencionado ambiente formidable que los envuelve, sino porque están planificados al detalle y filmados de manera soberbia haciendo que todo fluya y encaje.
Por si no tuviéramos ya un filme magnífico, la última escena conmovedora entre Jim y Sullivan, después del combate, lo eleva a la categoría de obra maestra. “Sé que es aunque es difícil ser un buen perdedor, es mucho más difícil ser un buen ganador”.
24 de enero de 2025
24 de enero de 2025
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La primera pista nos la dio la presencia del padre Burke (Shields), un sacerdote aficionado al boxeo que aparece con el mismo oficio e idéntico perfil en "El hombre tranquilo" (Ford, 1952). "¿No es verdad, Padre Burke, que la mano derecha de Dios ayuda a los pobres? -Si, pero esta vez la mano izquierda es muy buena?"
Luego la condición de "maldito y tozudo irlandés" de Jim Corbett (Flynn), el carácter pendenciero y borrachín del resto de la familia y, por fin, la majestuosa presencia de Bond, como campeón mundial de los pesos pesados aquí y como el párroco católico de Inisfree,
Claro, que la tranquilidad de Sean Thornton (Wayne) contrasta bastante con el carácter luchador de Jim. Como tampoco tiene nada que ver la aristocrática Victoria (Smith) con la temperamental y abnegada pelirroja Kate (O'Hara).
Porque desde luego Jim es un luchador que afronta la vida como un auténtico combate de supervivencia. Primero contra la relamida aristocracia de San Francisco, luego con la veleidosa Victoria, por fin con el invencible Sullivan. Este último será, sin duda, el enfrentamiento más noble de los tres.
"Gentleman Jim", el hombre intranquilo que se mueve ágil en el cuadrilátero y dispara sus puños como años después hará el mismísimo Cassius Clay.
No nos gusta el boxeo, ni como espectáculo ni como deporte. Pero estamos sin duda ante la mejor cinta sobre el mundo de las doce cuerdas (y hay muchas e importantes), también ante una obra maestra del cine.
Magnífico guion que, mostrando la vida del campeón, recorre la historia de este deporte en el momento de modernizar (y humanizar) sus normas, "Si no podemos convertir a los boxeadores en caballeros, convertiremos a los caballeros en boxeadores".
Menudo contraste entre la nobleza de aquellos púgiles decimonónicos con las oscuras tramas de apuestas y de combates amañados por mafiosos que veremos luego. La misma distancia que va del idílico Club Olímpico de San Francisco con su gimnasio y su estatua de "El boxeador caído", a los sórdidos antros boxísticos neoyorquinos.
Soberbia realización con una minuciosa descripción de los personajes donde los secundarios juegan un papel siempre destacado, como es costumbre de los grandes maestros. Incluso los abundantes extras se mueven por la escena en oleadas perfectamente dirigidas.
La cinta es una simpática mezcla de drama, romance con toques cómicos, con una escenografía que reproduce fielmente el ambiente de la época y del lugar.
Interpretaciones, fotografía, ritmo, ambientación, música, elegancia en el desenlace ... todo raya a gran altura.
Una obra maestra. No se la pierdan.
Luego la condición de "maldito y tozudo irlandés" de Jim Corbett (Flynn), el carácter pendenciero y borrachín del resto de la familia y, por fin, la majestuosa presencia de Bond, como campeón mundial de los pesos pesados aquí y como el párroco católico de Inisfree,
Claro, que la tranquilidad de Sean Thornton (Wayne) contrasta bastante con el carácter luchador de Jim. Como tampoco tiene nada que ver la aristocrática Victoria (Smith) con la temperamental y abnegada pelirroja Kate (O'Hara).
Porque desde luego Jim es un luchador que afronta la vida como un auténtico combate de supervivencia. Primero contra la relamida aristocracia de San Francisco, luego con la veleidosa Victoria, por fin con el invencible Sullivan. Este último será, sin duda, el enfrentamiento más noble de los tres.
"Gentleman Jim", el hombre intranquilo que se mueve ágil en el cuadrilátero y dispara sus puños como años después hará el mismísimo Cassius Clay.
No nos gusta el boxeo, ni como espectáculo ni como deporte. Pero estamos sin duda ante la mejor cinta sobre el mundo de las doce cuerdas (y hay muchas e importantes), también ante una obra maestra del cine.
Magnífico guion que, mostrando la vida del campeón, recorre la historia de este deporte en el momento de modernizar (y humanizar) sus normas, "Si no podemos convertir a los boxeadores en caballeros, convertiremos a los caballeros en boxeadores".
Menudo contraste entre la nobleza de aquellos púgiles decimonónicos con las oscuras tramas de apuestas y de combates amañados por mafiosos que veremos luego. La misma distancia que va del idílico Club Olímpico de San Francisco con su gimnasio y su estatua de "El boxeador caído", a los sórdidos antros boxísticos neoyorquinos.
Soberbia realización con una minuciosa descripción de los personajes donde los secundarios juegan un papel siempre destacado, como es costumbre de los grandes maestros. Incluso los abundantes extras se mueven por la escena en oleadas perfectamente dirigidas.
La cinta es una simpática mezcla de drama, romance con toques cómicos, con una escenografía que reproduce fielmente el ambiente de la época y del lugar.
Interpretaciones, fotografía, ritmo, ambientación, música, elegancia en el desenlace ... todo raya a gran altura.
Una obra maestra. No se la pierdan.
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