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Isla de perros

7,3
20.227
Animación. Fantástico. Comedia. Aventuras Después de que todas las mascotas caninas de Megasaki City sean exiliadas a una isla que es un vertedero, un niño de 12 años emprende un viaje para buscar a su perro extraviado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 80
Críticas ordenadas por utilidad
23 de marzo de 2018
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La simetría de Wes Anderson ha llegado a niveles de enfermedad.
Simétricos (pero muy diferentes) perros se colocan de forma simétrica en un plano que guarda simetría con el plano inmediatamente posterior, conversando de manera obsesivamente ordenada en un paisaje que les encuadra simétricamente según están puestos.
La acción real no era suficiente para Anderson, ahí todavía te puedes equivocar, pero el stop-motion… ahí nada se va a salir de lugar, es control total sobre lo que pasa y lo que pasará.

‘Isla de Perros’ necesita ese control, por otra parte.
Su atmósfera de cuento infantil encantador y trasnochado, sobre una dictadura tiránica de amantes de los gatos que fuerzan el exilio de todos los perros de Megasaki (Japón, veinte años en el futuro), sólo podría funcionar si desde el principio, y excelentísimo modelado de marionetas y escenarios aparte, notamos que una visión cuadriculada del mundo ya ha triunfado.
Los canes se mueven en manada simétrica de cinco, buscando las pocas sobras que les llegan del otro lado del teleférico, y se comportan como animales salvajes pese a tener un perfecto vocabulario y capacidad de razonamiento.
El Alcalde Kobayashi lo ha conseguido entonces: los antiguos mejores amigos del hombre ya no son más que ratas grandes, desligados de todo contacto humano y tan violentos como los que les han abandonado.

Pero un jovencito japonés aterriza en la isla, de nombre Atari, buscando a su perro Spots.
Chief y su pandilla recuerdan entonces lo que era cuidar de un amo: ayudarle, protegerle, confortarle.
No dejarle solo.
Siguen echando a votación si tienen que rescatarle de los perseguidores de su tío Kobayashi, pero ya carece de sentido, pues está en el corazoncito de un perro cuidar siempre de aquel que esté más desfavorecido.

La alegre cháchara que comparten Rex y los demás por tener por fin un amo a quien ayudar, sin embargo, contrasta con Chief y su naturaleza de perro callejero, siempre recordada a la mínima oportunidad, elemento diferenciador que marca una distancia emocional y, de alguna manera, le roba eso que todo perro desea.
Permanecer vigilante, acompañar, sentarse, coger el palo… son diversiones en las que él nunca se ha imaginado, por mucho que pueda imaginarse con facilidad las de todos los demás (sobre todo de la perrita Nutmeg, por muy increíbles que sus trucos puedan sonar).
Y aquí es cuando el control de Wes Anderson demuestra ser tan eficaz para resaltar, sin apenas palabras, de manera “plana” pero tremendamente emotiva, la sensación de calidez, afecto y gratitud que inunda a un perro cuando su amo le considera alguien imprescindible, o casi un igual.

Son momentos así los que vertebran la progresiva metamorfosis de Chief, y a la postre los que hacen de ‘Isla de Perros’ una aventura de esas que da gusto contemplar (vale repetirlo una vez más: aún a pesar de los maravillosos diseños, las simetrías imposibles y las temibles fisonomías con las que sus villanos se expresan).
Todos los personajes son Chief, a su manera.
Niños que no se dan por vencidos por mucho que toque andar, jovencitas que un país extranjero quieren revolucionar, y perros que quizás han hecho mal pero, maldita sea, no lo podían evitar.
Seres vivos e inquietos, que escapan a la tiránica simetría imperante y dicen que sí, que merece la pena dejar de ser un solitario y preocuparse por los demás, aunque a veces eso mismo se tenga que luchar.

Ahí queda para eso esta maravillosa fábula, infinita y detallada, sobre un Japón imaginado, que renuncia a que puedas entender el lenguaje, porque todo lo que merezca la pena decirse entre un perro y su dueño no necesita de palabras.
Y al final, incluso… ¿está ese perro tapando al otro, la emoción ha ganado la partida frente a la simetría?

Wes Anderson, perro viejo, nunca dejes de realizar tus trucos que nos hacen imaginar.
Charles
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21 de abril de 2018
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wes Anderson siempre ha sido un cineasta polémico gente que ama su cine,
y otros que odian su particular estilo yo me incluyo entre los primeros,
si bien sus películas en cierto momento cansan luego compensa su buen gusto musical.

Isla de perros segundo trabajo Stop-Motion de Wes Anderson después de Fantástico Sr. Fox es bastante bueno,
peca de una trama demasiado normal de lo imaginado,poca música de los 60 y excesiva duración.
Aun así escenas como la de la oreja y el trasplante se nos presenta una película mucho mas adulta que Mr Fox.
Los protagonistas son de esperar habiendo visto sus películas,aunque me falta Owen Wilson otro gran actor.
Puede que no sea su mejor película,pero aun así es entretenida.
Pancho Colate
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23 de abril de 2018
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wes Anderson nos vuelve a sorprender con una película llena de mensajes y de encanto. Una película para todos los públicos que los adultos disfrutarán más por la crítica social que en ella encontramos.
No soy fan de la Stpo Motion que me espantaba como aquella serie de Tv de mi infancia LOS GUARDIANES DEL ESPACIO que a mis compañeros de colegio les encantaba y a mi me parecían plomos considerables...me pareceían mis hermanas jugando con sus muñequitos. Hoy reconozco un arte y un mérito creativo grande incluso a aquella denostada serie de los THURDERBIRDS.
ISLA DE PERROS es un verdadero disfrute visual para los sentidos. Emociona con una historia simple que toca la fibra y conciencia sobre algunos de los males recurrentes de la sociedad moderna.
Recomiendo la visión en V.O. Subtitulada para disfrutar de las voces de actores y colaboradores muy especiales. No va a ser un éxito en España y necesita mucho boca-oreja para salir adelante y es que, quizás, no sean buenos tiempos para la lírica.
LuisOrtiz
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12 de septiembre de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Isla de Perros es una de las películas visualmente más bellas que he visto jamás. Me entran dolores de cabeza solo de pensar en la dedicación que se ha puesto a la hora de realizarla. Cada elemento, cada imagen, están cuidadas con una precisión obsesiva. Esa fluidez en el movimiento, las expresiones de los personajes y sobre todo los demoníacos decorados llenos hasta el extremo de pequeños detalles crean, en conjunto, escenas extraordinarias. Me gustaría destacar los intensos primeros planos de los personajes caninos; aunque siendo sincero, no hay un solo segundo de esta cinta en el cual no me encontrara absolutamente sobrecogido por su colosal factura. El trabajo de animación de Wes Anderson (y de todos aquellos que le hayan ayudado, ya que me niego a creer que él solo haya podido hacer esto) merece ser alabado y estudiado, pues esto es un arte en sí, y como tal, la película alcanza la cota máxima de calidad. El doblaje original es una maravilla. En mi opinión, verla en cualquier otro idioma es pecado. ¿Dices que el mejor crossover el año ha sido Infinity War? Ponte a la cola: Bryan Cranston (una de las mejores voces en la industria), Edward Norton, Bill Murray, Jeff Goldblum, Greta Gerwig, Harvey Keitel y Scarlett Johansson son los actores y actrices que han ofrecido su voz para dotar de vida a estos entrañables perros. Sus capacidades interpretativas ya estaban fuera de toda duda, pero ahora también nos han demostrado que son excelentes dobladores. La trama es sumamente original y hay personajes (Chief, sobre todo) realmente interesantes que acaban gánandose el corazón del espectador. Tienen sus cosas previsibles, pero no dañan la satisfacción que uno siente.

No obstante, me temo que con eso termino de enumerar los aspectos positivos de Isle of Dogs. Y os juro que no me gusta nada escribir esto. ¿Cómo es posible que, con lo increíblemente cuidado que estaba el apartado técnico, se haya descuidado tanto la historia? ¿Cómo es posible que, con ese cast digno de la superproducción más millonaria, no se hayan creado unos personajes a la altura? Me da rabia, y no es porque la película sea "mala" (no lo es), sino porque podría (y debería) haber sido mucho, mucho mejor. La sensación de potencial desaprovechado ante una serie de erratas tan estúpidas me apena, pues el producto final es meramente correcto, y tenía la capacidad de ser algo realmente grande.

Mi mayor problema con Isla de Perros es su gran cantidad de personajes y subtramas abandonados (o directamente nada desarrollados) según el tiempo pasa. Tenemos una relación escueta e innecesaria entre Chief y Nutmeg (Nuez moscada, figura de nula relevancia) que no va a ninguna parte; a la activista Tracy Walker, cuya importancia es casi inexistente a lo largo del filme y el interés que genera jamás evoluciona más allá de la indiferencia al ser un personaje simple y plano (que, además, se enamora de Atari... ¿porque sí, sin haberlo conocido?); el grupo inicial de perros formado por Rex, King, Boss y Duke, tenía gran potencial como personajes (quería verlos más y apreciar mejor cómo evolucionaban), es una lástima lo que ocurre con ellos a la mitad (no quiero hacer spoiler), pues carecen de impacto a partir de ahí. A pesar de durar solo 1 hora y media, la película se puede hacer pesada en ocasiones (quizás hasta aburrida) por el exceso de exposición al que nos somete a los espectadores. Ocasionalmente la exposición es necesaria, sin embargo, aquí se pasan de la raya. Cada 2 minutos un personaje comienza a hablar sobre una historia o un evento, deteniendo por completo el transcurso de la trama. A veces, lo que cuentan es algo que el público ya sabe e incluso ha sido repetido en innumerables ocasiones previas, haciéndolo más plasta aún. El recurso de la televisión diciendo qué pasa podría resultar cansino a muchos. Según yo lo veo, habría sido mucho más satisfactorio si se hubiera utilizado en mayor medida el puro lenguaje cinematográfico (contar más con imágenes que con palabras) aunque significara más duración, puesto que la haría más llevadera y fluida al mismo tiempo. Sé que Wes Anderson es perfectamente capaz, ya que en este mismo filme lo hace de vez en cuando, solo para después ser arruinado con un personaje contándonos lo que ya sabíamos. Es posible que esta decisión de colocar constantemente voces que lo digan todo haya sido tomada por su facilidad (de lo contrario, la película habría sido más larga y hubiera requerido una labor más pesadillesca todavía en cuanto a la animación)

Isle of Dogs trata de transmitir un mensaje anti-odio (relacionado con minorías y demás) muy bonito. Bajo mi punto de vista, está tratado de una manera muy obvia que le aleja de ser tan trascendental como pretende. Quizás hasta sea demasiado pretencioso sin tener, realmente, mucho que ofrecer: está bien, nada más. En resumen: obra de arte soberbia e inigualable en el ámbito estético, pero su historia tiene demasiados huecos que me sacaron continuamente de contexto y los encuentro imposibles de perdonar.

Si te ha gustado la crítica, puedes echarlo un vistazo a mi blog de cine y cómics:
http://lalistadealex.blogspot.com.es/
¡Gracias!
Álex del Arco
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21 de enero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
170/09(18/12/19) Delicioso y encantador (con sus desequilibrios) segundo largometraje de stop-motion del texano Wes Anderson, rodado casi una década después de “Fantástico Sr. Fox”, que adaptaba un cuento de Roald Dahl, aquí el guión es original del propio director adaptando una historia de él mismo junto a Roman Coppola, Jason Schwartzman y Kunichi Nomura. El relato se aleja de condición infantil para adentrarnos en historia de amistades, intolerancia, corrupción de los medios y manipulación de la sociedad, ello adornado con sutiles muestras de humor negro. Ambientada en un Japón ucrónico, la historia sigue a un muchacho que busca a su perro después de que la especie es desterrada a una isla luego del brote de una gripe canina. La película con sus altibajos tiene tramos enternecedores, divertidos, cautivadores. Con la fachada de una fábula de aventuras Wes proyecta una oda al amor las mascotas, de entendimiento entre de diferentes, superando el clasismo social, en contra del autoritarismo y la opresión, todo entrelazado a mucho cinismo, hieratismo, guiños fílmicos, hay alguna irregularidad, pero el conjunto se hace querer en su inherente nostalgia y dulzura. El realizador con un reparto coral extenso (voces afamadas), donde todos rezuman humanidad (también en los canes), siempre patente. Anderson en su cosmopolita visión del mundo nos ha paseado por supuesto por USA (por ejemplo “Moonrise Kingdom”), por la India (“Viaje a Darjeeling”), por Centroeuropa (“El Gran Hotel Budapest”), por África (“Lifeaquatic”), y ahora nos lleva a Japón tomando como referente al “Emperador Akira Kurosawa”, se pueden ver influencias a “El ángel ebrio”, “El Perro Rabioso”, “El infierno del odio” y sobre todo a “Las 7 Samuráis”, en lo que es un cuento moral que deja un buen regusto, apoyándose en esa marca de la casa que es una puesta en escena sibarita. La cinta tiene una labor maravilloso de cariño al detalle, con 20,000 rostros y 1,105 títeres animados fueron creados por "12 escultores trabajando seis días a la semana" para la película. Se hicieron 2,000 títeres más para personajes de fondo. Los títeres detallados de los personajes principales tomaron un promedio de dos a tres meses para crear. Había una leyenda negra contra Wes Anderson por su filmografía en que varias de sus películas a los perros les pasaba algo malo, que quizás ha tratado de revertir con esta cinta.

La cinta posee un prólogo que nos enmarca en situación, sobre un enfrentamiento ancestral legendario entre perros y gatos por la supremacía en ser mascotas de los humanos, y vemos una representación de teatro Kabuki que es una clara referencia del estilo sereno y reflexivo del cine andersoniano, donde lo estético prodigioso es el anzuelo para atraparte en sus líricas redes. Poblando los fotogramas de seres inquietos, profundos, vulnerables, dubitativos, acomplejados, siempre en busca de la felicidad. Anderson en su filmografía sigue siempre unos patrones que lo hacen reconocible, lo de la profusión de personajes, los encuadres simétricos, la fotografía cromática cercana al híper-realismo, el juego de decorados entre lo real y la parodia, y unas historias donde se mezclan la hondura y la ingenuidad, donde se mezcla el humor y el drama, y donde la nostalgia da un cariz entrañable al metraje, eso sí, no siempre con resultados brillantes, pero siempre estimables y recomendables. Ello desarrollado con tramos tan alegóricos como el delicioso de la preparación de un plato típico nipón, a modo de expresar el cuidado con el propio Wes Anderson trata a sus películas, esto incluso se puede incidir en que en muchas ocasiones el director vuelca más en la preparación que en el sabor.

Un canto a la amistad y el entendimiento entre seres marginales (algo muy del universo andersoniano), en este caso añadiendo el componente de como los humanos tratamos a nuestras mascotas. Aunque estos canes son claramente una proyección alegórica de seres marginados por la sociedad, que los gobiernos de turno utilizan como chivos expiatorios de sus problemas (quizás un solapado torpedo contra la actual administración Trump de la Casablanca), todo esto reflejado en una subtrama paralela a la principal de la Isla en la ciudad de Megasaki, ello con un tono juvenil, con mucho humor ácido, con algunos gags inteligentes, jugando con las falsas apariencias y la percepción del espectador para descolocarlo y provocar su sonrisa, como el humor negro en el tramo en que nos hacen creer que el perro que busca Atari en la isla era uno que murió de inanición al poder abrir la jaula en la que estaba, luego vemos que una letra cambia todo, o el tramo de la incineradora donde hacen creer al espectador (poniéndolo en tensión dramática) que el grupo de perros (asamblearios) que acompañan a Atari y Chief han sido incinerados.

Los personajes transpiran humanidad (valga el palabro tratándose en su mayoría de perros), ello sobre todo por sus diálogos, ricos en matices y ambigüedades. Hay un cuarteto de perros Rex (v.o. Edward Norton), King (v.o. Bob Balaban), Boss (v.o. Bill Murray) y, Duke (v.o. Jeff Goldblum) que se mueven de modo ultra-democrático, todas sus decisiones se toman en “asamblea” de votaciones, lo cual lleva en muchos casos al absurdo de que cuando terminan de votar la situación para la que lo han hecho ya les ha superado, con lo que sirve de sutil crítica a la política asamblearia que se mueve cual tortuga coja, no sabiendo tener cintura para situaciones complicadas. Esta educación comunal pude deberse a su proveniencia de estar con dueños, sentirse arropados en tiempos pasados, esto en confrontación con Chief, un perro callejero de mentalidad individualista, que no quiere tener amo, se siente un alma libre, por este motivo mantiene con los perros “caseros” discusiones de claro sabor político, donde además sobresale el clasismo social de creerse unos superiores a los otros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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