El secreto de sus ojos
2009 

8,1
90.908
Thriller. Intriga. Drama
Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
31 de octubre de 2011
31 de octubre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tándem formado por Juan José Campanella y Ricardo Darín volvió a unirse tras Luna de Avellaneda, El hijo de la novia y El mismo amor, la misma lluvia, para deleitarnos con El secreto de sus ojos, basada en la novela de Eduardo Sacheri La pregunta de sus ojos y posiblemente una de las mejores películas de los últimos años.
Se ambienta en la Argentina de 1999 donde Benjamín Espósito (Ricardo Darín), agente del Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién jubilado, se lanza a escribir una novela sobre un asesinato ocurrido en 1974 que él mismo tuvo que investigar. Las consecuencias de aquel asesinato marcaron la vida de todos los involucrados, incluida la del propio Benjamín, algunos de sus amigos más cercanos e Irene Menéndez (Soledad Villamil), la mujer a la que lleva casi tres décadas amando en silencio. Ahora, veinticinco años después, la revisión de esos recuerdos cambiará su visión del pasado y tal vez le lleven a reescribir su futuro.
Mezclando magistralmente drama, intriga, thriller y un toque de comedia con unas pinceladas de cine negro, Campanella nos presenta una película de una solidez narrativa extraordinaria que nos hará viajar a través de un cuarto de siglo mostrándonos una doble crónica de amor y crimen que te mantiene en todo momento enganchado a la pantalla.
Todo ello, reforzado con las excelentes actuaciones de unos Ricardo Darín y Soledad Villamil en estado de gracia como pareja protagonista y con Guillermo Francella y Pablo Rago como secundarios de lujo, nos deja posiblemente una de las mejores películas de los últimos años, ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2010 además de dos Goyas y nueve premios Clarín de la Academia Argentina entre otros muchos galardones.
Se ambienta en la Argentina de 1999 donde Benjamín Espósito (Ricardo Darín), agente del Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién jubilado, se lanza a escribir una novela sobre un asesinato ocurrido en 1974 que él mismo tuvo que investigar. Las consecuencias de aquel asesinato marcaron la vida de todos los involucrados, incluida la del propio Benjamín, algunos de sus amigos más cercanos e Irene Menéndez (Soledad Villamil), la mujer a la que lleva casi tres décadas amando en silencio. Ahora, veinticinco años después, la revisión de esos recuerdos cambiará su visión del pasado y tal vez le lleven a reescribir su futuro.
Mezclando magistralmente drama, intriga, thriller y un toque de comedia con unas pinceladas de cine negro, Campanella nos presenta una película de una solidez narrativa extraordinaria que nos hará viajar a través de un cuarto de siglo mostrándonos una doble crónica de amor y crimen que te mantiene en todo momento enganchado a la pantalla.
Todo ello, reforzado con las excelentes actuaciones de unos Ricardo Darín y Soledad Villamil en estado de gracia como pareja protagonista y con Guillermo Francella y Pablo Rago como secundarios de lujo, nos deja posiblemente una de las mejores películas de los últimos años, ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2010 además de dos Goyas y nueve premios Clarín de la Academia Argentina entre otros muchos galardones.
7 de noviembre de 2011
7 de noviembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Genial película. Sin más.
Efectivamente, y tal como había oído la segunda mejor película argentina, con perdón de Nueve Reinas, claro.
Película completa, que toca varios palos y varios géneros con éxito, genial interpretación de Ricardo Darín, buena trama, muy buen entremezclado entre las distintas épocas entre las que transcurre la historia, fotografía media-buena, magníficas frases para la historia del cine, entonces, si es tan buena, por qué sólamente la concedo un 7? La respuesta, lamentablemente, en el spoiler.
Si aún no la visto, ya estás tardando en hacerlo, si no, sigue en el spoiler.
Efectivamente, y tal como había oído la segunda mejor película argentina, con perdón de Nueve Reinas, claro.
Película completa, que toca varios palos y varios géneros con éxito, genial interpretación de Ricardo Darín, buena trama, muy buen entremezclado entre las distintas épocas entre las que transcurre la historia, fotografía media-buena, magníficas frases para la historia del cine, entonces, si es tan buena, por qué sólamente la concedo un 7? La respuesta, lamentablemente, en el spoiler.
Si aún no la visto, ya estás tardando en hacerlo, si no, sigue en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pues si, podría haber sido un 4-5 o bien un 9-10. ¿Por qué? Un, por otra parte sorprendente y magnífico, giro final de última hora no justifica el resto de la película por si mismo, y menos el lento ritmo que han imprimido a todo el filme. Porque seamos sinceros, si Ricardo Marin no hubiera hecho la última visita al viudo y se hubiera acabado la película ahí ¿que tenemos? Pues eso mismo.
Un ritmo distinto a la película, un final mejor avanzado y puesto en escena (y una fotografía algo mas esforzada) y estaríamos ante una de las obras maestras de nuestro tiempo. Otra vez será.
Y no puedo dejar pasar la oportunidad de poner el acento sobre la frase que escenifica la grandeza de la película y la crueldad del castigo: "Por favor, dígale que al menos me hable".
Un ritmo distinto a la película, un final mejor avanzado y puesto en escena (y una fotografía algo mas esforzada) y estaríamos ante una de las obras maestras de nuestro tiempo. Otra vez será.
Y no puedo dejar pasar la oportunidad de poner el acento sobre la frase que escenifica la grandeza de la película y la crueldad del castigo: "Por favor, dígale que al menos me hable".
12 de enero de 2012
12 de enero de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es la crónica de la película que yo quise ver y la película que finalmente acabé viendo.
Tormenta de ideas:
Soledad Villamil está demasiado ñoña, ensimismada, tratando de transmitir ternura pero sobreactuando. Sobre todo en la segunda visión, en la primera me engañó. Tierno y cómico, no creo que vivan en lugares demasiado lejanos la ternura y la comicidad, está Guillermo Francella.
Tormenta de ideas, ¿en Los hombres que no amaban a las mujeres también se resolvía el embrollo, con una fotografía y una mirada?, dos personas pensando la misma cosa en dos lugares del planeta.
El director es Dios en su sótano, creador omnipotente, retratista de sus obsesiones: una máquina de escribir con caries, el color sepia, la fotografía, los juegos del tiempo, cortinas rojas, toma de La muerte y la doncella resolver cambiando los roles de los protagonistas, Racing de Avellaneda, Platón, sí, Platón, los bares, el guión bien construído, basta ya de la coña de decir que es previsible, las historias se resuelven convincentemente o no, lo de previsible o imprevisible no es la cuestión que me seduzca de un guión, o sí ¿qué se yo?
Tormenta de ideas: el día de junio que yo vi esta película hacía calor, pero atenuado por una tregua. Los planos y los movimientos de cámara aquí cuentan cosas ¡qué difícil es no usar este instrumento para recrearse en lugar de para decir algo!
Más fe. Mucha más fe.
Que en cierto modo,
creer con fuerza tal lo que no vimos
nos invita a negar lo que miramos.
(Ángel González)
Que sí, que con todo esto vengo a convenir que la película me parece buena, que me gustó, que me sigue gustando. Que no sé cuantas estrellas merece. Y que si todavía no he hablado de Ricardo Darín es porque sólo le diría:
Quédate aquí por siempre. (Una pasión es una pasión).
Tormenta de ideas: No sé por qué extraña razón la película me recuerda a Manolo Vázquez Montalbán. Él siempre estuvo del lado de los perdedores, pero sin presumir. Como Campanella. En su sótano. Exiliado. Si Campanella estrena yo salivo como los perros de Pavlov.
Tormenta de ideas:
Soledad Villamil está demasiado ñoña, ensimismada, tratando de transmitir ternura pero sobreactuando. Sobre todo en la segunda visión, en la primera me engañó. Tierno y cómico, no creo que vivan en lugares demasiado lejanos la ternura y la comicidad, está Guillermo Francella.
Tormenta de ideas, ¿en Los hombres que no amaban a las mujeres también se resolvía el embrollo, con una fotografía y una mirada?, dos personas pensando la misma cosa en dos lugares del planeta.
El director es Dios en su sótano, creador omnipotente, retratista de sus obsesiones: una máquina de escribir con caries, el color sepia, la fotografía, los juegos del tiempo, cortinas rojas, toma de La muerte y la doncella resolver cambiando los roles de los protagonistas, Racing de Avellaneda, Platón, sí, Platón, los bares, el guión bien construído, basta ya de la coña de decir que es previsible, las historias se resuelven convincentemente o no, lo de previsible o imprevisible no es la cuestión que me seduzca de un guión, o sí ¿qué se yo?
Tormenta de ideas: el día de junio que yo vi esta película hacía calor, pero atenuado por una tregua. Los planos y los movimientos de cámara aquí cuentan cosas ¡qué difícil es no usar este instrumento para recrearse en lugar de para decir algo!
Más fe. Mucha más fe.
Que en cierto modo,
creer con fuerza tal lo que no vimos
nos invita a negar lo que miramos.
(Ángel González)
Que sí, que con todo esto vengo a convenir que la película me parece buena, que me gustó, que me sigue gustando. Que no sé cuantas estrellas merece. Y que si todavía no he hablado de Ricardo Darín es porque sólo le diría:
Quédate aquí por siempre. (Una pasión es una pasión).
Tormenta de ideas: No sé por qué extraña razón la película me recuerda a Manolo Vázquez Montalbán. Él siempre estuvo del lado de los perdedores, pero sin presumir. Como Campanella. En su sótano. Exiliado. Si Campanella estrena yo salivo como los perros de Pavlov.
10 de mayo de 2012
10 de mayo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen que el hubiera no existe, los ojos hablan de él como si existiera.
Ese hubiera es tan palpable como sentir la mirada clavada en el deseo.
En ocasiones la vida te jode de tal manera que no puedes hacer nada.
Se puede vivir de la nada, aunque sabes bien que pudiste tenerlo todo.
Beber un sorbo de pasión es algo que simplemente no puedes negarte.
Ya borracho puedes cometer cualquier disparate, hasta salvar una vida.
Los recuerdos también se tergiversan, al igual que lo hacen las miradas.
Vamos olvidando todo, inclusive lo que nunca (hasta hoy) hemos vivido.
Un papel dice lo que tú, ingenuo, por temor, no te atreviste a pronunciar.
Unos labios se abren ante tus ojos para que puedas, por fin, cerrarlos.
Ese hubiera es tan palpable como sentir la mirada clavada en el deseo.
En ocasiones la vida te jode de tal manera que no puedes hacer nada.
Se puede vivir de la nada, aunque sabes bien que pudiste tenerlo todo.
Beber un sorbo de pasión es algo que simplemente no puedes negarte.
Ya borracho puedes cometer cualquier disparate, hasta salvar una vida.
Los recuerdos también se tergiversan, al igual que lo hacen las miradas.
Vamos olvidando todo, inclusive lo que nunca (hasta hoy) hemos vivido.
Un papel dice lo que tú, ingenuo, por temor, no te atreviste a pronunciar.
Unos labios se abren ante tus ojos para que puedas, por fin, cerrarlos.
5 de septiembre de 2012
5 de septiembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Galardonada en la edición del 2010 de los Oscar a la mejor película de habla no inglesa, El Secreto de sus Ojos es la última película hasta la fecha estrenada entre nosotros dirigida por Juan José Campanella, realizador argentino que se dio a conocer con El Hijo de la Novia y posteriormente con El mismo Amor, la misma Lluvia. Al igual que en estas dos en El Secreto de sus Ojos repite su actor fetiche, el siempre grande Ricardo Darín (Nueve Reinas).
El film cuenta la historia de Benjamín Esposito (Darín), agente de la policía federal retirado que decide escribir una novela sobre un proceso de asesinato que quedó sin resolver 25 años atrás, caso donde contó con la ayuda de su amigo Sandoval (Guillermo Francella) y de su jefa de departamento Irene (Soledad Villamil), de la que se enamora perdidamente a pesar de que la relación es imposible puesto que ella estaba a punto de casarse.
Más que merecido Oscar a una película que combina perfectamente misterio y romance, que tiene como punto de referencia el libro en el que se basa de Eduardo Sacheri, adaptado a la gran pantalla mediante un guión de Campanella, también director de la propuesta, del que nunca pensé resultaría eficiente en una película cercana al cine negro como esta, aunque El Secreto de sus Ojos es un batiburrillo de muchos otros géneros (drama, comedia, thriller...) que todos casan muy bien.
Por un lado encontramos la trama del asesinato, detectivesca, fundamentada más en los diálogos y en lo que hacen los personajes que en las situaciones de peligro por las que realmente pasan, pocas. En este aspecto el largometraje se asemeja mucho al Zodiac de David Fincher, lo que no puede ser más que un halago pues la película norteamericana es uno de los mejores films de los últimos años. La segunda trama y que más me hacía temer, era la historia de amor entre Espósito e Irene, bien plasmada en pantalla, emocionante sin caer en sentimentalismos ni buscar la lagrima fácil, a lo que ayuda la química de los actores que los interpretan, aunque a decir verdad Ricardo Darín tiene química con cada actor con el que comparte escena.
La película cuenta además con un buen acabado en todos los demás apartados, a los mencionados de dirección, guión e interpretación hay que sumarle la buena dirección artística pues recrea de una manera impecable el 1974 al que nos trasladan los recuerdos de Esposito, bien acompañados por la fotografía de un tal Félix Monti y la música de Federico Jausid y Emilo Kauderer, aunque a decir verdad, esta vez me metí tanto en la película que me resultó casi imperceptible la partitura de la pareja musical.
No he querido ahondar mucho más en la trama ni hacer mucha referencia a otros largometrajes a los que me recordó el film de Campanella, prefiero no desvelar sorpresas de un film que cuenta con unas cuantas. Pienso que es una película de la que es mejor no desvelar nada, simplemente es mejor verla.
Por último, citar que como cada película de éxito perteneciente de fuera de las fronteras de USA, va a contar con remake americano que podría estar interpretado por Denzel Washington, lo que por lo menos no es una mala opción para sustituir a Darín.
El film cuenta la historia de Benjamín Esposito (Darín), agente de la policía federal retirado que decide escribir una novela sobre un proceso de asesinato que quedó sin resolver 25 años atrás, caso donde contó con la ayuda de su amigo Sandoval (Guillermo Francella) y de su jefa de departamento Irene (Soledad Villamil), de la que se enamora perdidamente a pesar de que la relación es imposible puesto que ella estaba a punto de casarse.
Más que merecido Oscar a una película que combina perfectamente misterio y romance, que tiene como punto de referencia el libro en el que se basa de Eduardo Sacheri, adaptado a la gran pantalla mediante un guión de Campanella, también director de la propuesta, del que nunca pensé resultaría eficiente en una película cercana al cine negro como esta, aunque El Secreto de sus Ojos es un batiburrillo de muchos otros géneros (drama, comedia, thriller...) que todos casan muy bien.
Por un lado encontramos la trama del asesinato, detectivesca, fundamentada más en los diálogos y en lo que hacen los personajes que en las situaciones de peligro por las que realmente pasan, pocas. En este aspecto el largometraje se asemeja mucho al Zodiac de David Fincher, lo que no puede ser más que un halago pues la película norteamericana es uno de los mejores films de los últimos años. La segunda trama y que más me hacía temer, era la historia de amor entre Espósito e Irene, bien plasmada en pantalla, emocionante sin caer en sentimentalismos ni buscar la lagrima fácil, a lo que ayuda la química de los actores que los interpretan, aunque a decir verdad Ricardo Darín tiene química con cada actor con el que comparte escena.
La película cuenta además con un buen acabado en todos los demás apartados, a los mencionados de dirección, guión e interpretación hay que sumarle la buena dirección artística pues recrea de una manera impecable el 1974 al que nos trasladan los recuerdos de Esposito, bien acompañados por la fotografía de un tal Félix Monti y la música de Federico Jausid y Emilo Kauderer, aunque a decir verdad, esta vez me metí tanto en la película que me resultó casi imperceptible la partitura de la pareja musical.
No he querido ahondar mucho más en la trama ni hacer mucha referencia a otros largometrajes a los que me recordó el film de Campanella, prefiero no desvelar sorpresas de un film que cuenta con unas cuantas. Pienso que es una película de la que es mejor no desvelar nada, simplemente es mejor verla.
Por último, citar que como cada película de éxito perteneciente de fuera de las fronteras de USA, va a contar con remake americano que podría estar interpretado por Denzel Washington, lo que por lo menos no es una mala opción para sustituir a Darín.
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