El extraño caso de Angélica

La película sería tremendamente aburrida (deslizadero por el que casi siempre cae Oliveira) si no fuera porque es más ridícula que aburrida. En especial la escena del viaje (astral o lo que sea) con sonrisas profidén a flor del agua del Duero da más grima que rayar con un cuchillo oxidado una vajilla entera. Nos quedamos sin saber cómo sonaría el portugués en labios de Pilar López de Ayala, porque como hace de muerta sonriente y fotogénica, pues no suelta prenda. Eso sí, le queda que ni pintada el aura fosforita. Más o menos como esta crítica, la película no tiene ni pies ni cabeza. Le concedo, con todo una virtus: la de hacer de un simple desayuno en una pensión una antología del surrealismo, y eso sin proponérselo.

Esto no es una crítica, es un aviso: ¡¡¡¡¡¡NO LA VEAIS!!!!!!

Me indigna y me desquicia que alguien haya producido una cosa como esta. Que una serie de productores malgasten unos codiciados fondos en un delirio infructuoso e insípido. Y digo "codiciados" porque sin ir mas lejos, aqui en Sevilla tenemos dos equipos geniales que no encuentran la mas mínima oportunidad de financiar sus proyectos, que para colmo son mucho mas económicos. Hablo de los autores de Malviviendo y de todo el equipo de cortometrajistas de Mundo Ficción. ¡¡Joder!! Vamos a invertir en gente joven con ideas innovadoras y llenas de vida, no en senilidad y alzheimer.

Con todos mis respetos a Manoel de Oliveira como ser humano, ojalá llegara yo a su edad estando la mitad que él. Aunque si hace una película por año, no creo que le de tiempo a concebir nada decente, ese ritmo solo lo puede llevar y superar Takashi Miike.

Relación de palabras que describen esto de la Angelica esa:

Pestiño.
Tostón.
Bodrio.
Infumable.
Petardo.
Tortuosa.
Castigo de Dios a la humanidad.

Me abuuuuuuuuuuuuuuro!! (By Homer Simpson).

A medida que iba pasando la pelicula iba pensando en cuan ciertas eran las palabras de C. Boyero en una de sus críticas en las que hablaba de por qué no se habría levantado de la butaca cuando había la primera escena de esa película (rumana o polaca, ya no me acuerdo) duraba 7 minutos enfocando a un gallo... que quien avisa no es traidor, y que la pelicula no podía mejorar. Sin embargo te quedas sentado como un gilipollas, como hizo él.
Y por eso me arrepiento...

Y es que aquí viene mi reflexión: Se puede hacer cine diferente, y bueno, sin necesidad de alargar planos hasta el infinito, ni meter ruidos desagradables... para mí es lo que ha sido esta película...

Y para acabar con Boyero, que he de decir que no es santo de mi devoción, pero es curioso que de todos los críticos profesionales que aparecen comentando este bodrio, sea el único que lo vea como tal, como un tostón lento y aburrido que será la delicia de los enteradillos del cine...