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¿Por quién doblan las campanas?

Aventuras. Drama. Romance El estadounidense Robert Jordan (Gary Cooper), alias "El inglés", lucha en la guerra Civil Española (1936-1939) dentro de la Brigada Lincoln. Es un experto en acciones especiales detrás de las líneas enemigas: ha volado trenes, redes eléctricas, depósitos de armas. En vísperas de una gran ofensiva, el mando republicano le encarga la destrucción de un puente, la principal arteria logística del ejército de Franco. María (Ingrid Bergman), ... [+]
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
22 de enero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de la traslación al cine de la conocida obra de Ernest Hemingway “Por quién doblan las campanas”, basada en hechos reales de nuestra contienda civil. En la historia, un norteamericano, Robert Jordan (Gary Cooper), apodado "El inglés", lucha en nuestra guerra dentro de la Brigada Lincoln a favor de la República; es un experto en el manejo de explosivos y en acciones especiales. Antes de una gran ofensiva, el mando republicano le encomienda que destruya un puente que es una arteria de comunicación principal de las tropas de Franco. María (Ingrid Bergman), una joven superviviente tras ser apresada por los nacionales, y Pilar (Katina Paxinou), la esposa de Pablo, un hombre rudo y borracho, participarán junto con otros hombres en la operación manteniendo el espíritu de lucha hasta el final.

El título procede de la "Meditación XVII" de Devotions Upon Emergent Occasions, obra perteneciente al poeta metafísico John Donne, y que data de 1624: “Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra.; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti. John Donne, Devotions Upon Emergent Occasions”.

Anoche, cuando vi por primera vez esta película, confieso que me aburrí un poco, si bien agradecí los maravillosos planos de una bellísima Ingrid Bergman, así como un Gary Cooper que llena él solo la pantalla. Sin embargo, me pareció una cinta de excesivo metraje (¡170 minutos!), que no se sabe muy bien si es la guerra Civil española o un western, con excesivos primerísimos planos de la Bergman, un Cooper demasiado hierático, una fotografía muy oscura y un guión malo, que mezcla secuencias románticas y de guerra (algunas patéticas, por cierto), sin ton ni son. Sin embargo, en este día después creo verle sus asuntos de meritorios a la peli. Veamos.

Algo que valoro es que tal vez en 1943 los norteamericanos supieron de España y de su trágica historia. Igualmente, y como decía, la mera presencia de Gary Cooper y una jovencísima y bella Ingrid Bergman ya es suficiente. Y desde luego las interpretaciones de Katina Paxinou sobre todo, pero también de Akim Tamiroff son muy meritorias, no en vano ganaron el globo de oro de aquel lejano 1943 como actriz y actor de reparto, y la Tamiroff un Oscar además en la misma modalidad.

En fin, que le perdonamos un poco la vida a este paquetito que endosó en su momento Sam Wood y que curiosamente no pudo ser vista en los cines españoles hasta después de la muerte de Franco allá por 1975: ¡ridículo!
Kikivall
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7 de marzo de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
39/16(27/02/17) Algo avejentada esta exitosa (film más taquillero de 1943, ganando $ 7,1 millones) adaptación de la homónima novela de 1940 de Ernest Hemingway enmarcada en la Guerra Civil española, en la que estuvo presente como reportero en el Madrid republicano, y fruto de esta experiencia es el libro en el que s epone claramente del lado republicano frente a los fascistas del lado nacional, algo muy en la onda del contexto temporal en que aún los USA estaban en plena Segunda Guerra Mundial combatiendo en Europa al nazismo, es por ello que el régimen franquista la censuró de tal modo que sólo pudo verse ya en 1978. Film producido y dirigido por Sam Wood y protagonizada por un binomio de estrellas como Gary Cooper e Ingrid Bergman(a los que escogió personalmente Hemingway), destacando asimismo las carismáticas actuaciones de Akim Tamiroff y Katina Paxinou (primera actriz extranjera en ganar el Oscar en el apartado a mejor actriz de reparto). El guión es de Dudley Nichols (“La fiera de mi niña” o “La diligencia”), relatando una historia épica que combina el género bélico con el romántico, tiene varias irregularidades que la hacen desigual en su conjunto, empezando por su desmesurado metraje, excesivo para lo que cuenta, siendo redundante y estancándose por momentos, también se pasan en sobreexponer el romance, llegando a lo sensiblero, máxime cuando este amor es demasiado apresurado y poco creíble en su raíz. Fue nominada a nueve Oscar, ganando uno a la mencionada actriz secundaria.

Estamos en plena Guerra Civil española, un profesor de idiomas estadounidense, Robert Jordan (Gary Cooper), combate en las Brigadas Internacionales contra las fuerzas de Franco. Es un experto en explosivos al que le es encomendada la misión de dinamitar en territorio franquista un puente clave para el movimiento de tropas enemigas, lleva como ayudante al guerrillero Anselmo (Vladimir Sokoloff). Para tratar de cumplir el objetivo se unen a unos maquis escondidos en las montañas, liderados por Pablo (Akim Tamiroff), aunque teniendo a su lado a la combativa Pilar (Katina Paxinou). En el grupo hay una joven huérfana por las tropelías del bando fascista, es la dulce María (Ingrid Bergman), por la que Robert se sentirá atraído.

Es un film que tiene en su atrompicado ritmo uno de sus lastres, y es que durante el metraje se salpican buenos momentos de tensión, escenas de valor estético, secuencias impactantes, una composición de personajes principales con alma, bien delineados, pero en su arco de desarrollo se muestran desiguales, tan pronto se produce un amor flash (el de Robert y María), como todo se sumerge en un bucle donde la acción no parece avanzar.

El film hace malabares en tres frentes: Uno es la misión encomendada a Robert, destruir el estratégico puente, tratado de modo muy liviano a lo largo del metraje, hasta en su último cuarto toma la importancia, haciendo que entonces la acción se desborde con intercambio de tiroteos y explosiones; Otra subtrama son las tensiones internas en el grupo de maquis guerrilleros, aquí la cinta toma interés por la intensidad con que interpretan Tamiroff y Paxinou a sus vibrantes roles, que hacen arder los fotogramas en su fuerza actoral desbordada; Y está el romance entre el idealista Robert y la tierna María. Es aquí donde el relato patina más, al darle demasiada importancia a este amor, en menoscabo de la tensión y acción latente de la guerra, un romance que peca de maniqueo y lacrimógeno. Con diálogos entre los enamorados sin fuerza rozando en algún momento lo ridículo, ejemplo cuando María pregunta a Robert "No sé cómo besar, o te besaría. A dónde van las narices?", todo demasiado edulcorado, de un almibarado que produce ardores, donde el realizador parece más enamorado que Robert, con tanto primer plano de la bella Ingrid Brgman (se pasa tres pueblos), y encima la actriz resulta de un cansino con su amor desmedido sin matices ("Te amo, Roberto. Recuerde siempre. Te amo como yo quería a mi padre y la madre, que amo a nuestros hijos no nacidos, ya que me encanta lo que más quiero en el mundo, y Te quiero más"), nada natural, no fluye con realismo, estiradísimo intercambios al estilo del “yo te quiero más que tú” y el otro responde “no, yo más” y así todo, más como abnegación dogmática del te quiero por que sí (o sea, porque l dice el guión), empalagoso hasta el hartazgo, tomando tanto tiempo en pantalla que la guerra parece un McGuffin trivial, hundiéndose en esos lánguidos tramos en un melodrama con ínfulas telenovelescas.

Asimismo se extirpa cualquier atisbo de análisis político de la situación, de que defendían los bandos en la contienda, simplemente es la eterna lucha entre el Bien (el de los protagonistas) y el Mal (los otros, sin rostro), se agradece que nos relaten dos historias (una visualizada del despeñamiento de nacionales por parte de los republicanos, por un tajo en Ronda, hecho real) sobre la crueldad salvaje de ambos bandos (la otra relatada por María de cómo en un pueblo tomado por los nacionales ejecutaron a todos los republicanos, además de violar a las mujeres en masa), esto queda bien , pues hace hincapié en aquello de que las guerras pueden tener componentes idealistas pero una vez empiezan lo más atávico del ser humano sale a flote.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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30 de julio de 2019
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por quién doblan las campanas?

La respuesta es clara y concisa, por los cientos de miles de muertos de la Guerra Civil Española, y más allá, por los caídos en la repugnante caza de brujas de cuarenta años de la dictadura; y tañían y doblaban las campanas en todos los pueblos y ciudades de España, gracias a una Iglesia Católica que amparó la dictadura y los muertos que injustamente ocasionó, porque en todos los pueblos de España y sus ciudades, lo curas y la Iglesia mandaban, y desgraciadamente mandaban mucho, y en todos los pueblos, hasta en los sepultados por las aguas de los embalses, había un campanario de una Iglesia que lloraba por todos las vidas que se perdieron para que la nobleza y la Iglesia mantuvieran sus privilegios y sus tierras, subyugando voluntades y acallando los gritos antes de salir de sus gargantas en busca de la democracia y la libertad.

Puro Hemingway, el americano enamorado de España, que a su manera nos regala esta historia de amor enmarcada en la guerra Civil Española entre la incomparable Ingrid Bergman y el hombre solitario, el actor imperturbable pasara lo que pasara, y de ahí su éxito, el gran Gary Cooper dirigido por el contador de historias Sam Wood.

Sobresaliente, 9.
andeltor
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27 de marzo de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es maravilloso contemplar como el amor se entra por cualquier resquicio y se expresa de mil maneras, dando a la vida, en cada ocasión, un sentido maravilloso: La tierra está desierta y reseca, de pronto, le caen unas gotas de lluvia que la remojan y refrescan… y en pocas horas, comienza a brotar una verde y hermosa planta donde nadie (o alguien) la esperaba. Un animal está débil, flacucho y a punto de morir en la estrecha cueva de una montaña… hasta que un cálido rayo de sol penetra gradualmente, lo envuelve y lo reanima. Un niño está abandonado, acongojado y sin aliento, y de repente llega alguien que lo abriga, lo apapacha y le dice frases cariñosas… y el niño renace, sonríe y encuentra de nuevo el sentido de la vida.

Cuando Robert Jordan -el estadounidense que ha ido a España a luchar por la causa republicana durante La Guerra Civil-, conoce a María, la joven víctima de los desafueros que ahora respalda la lucha revolucionaria, sentirá que uno al otro se llenan un vacío que, hasta entonces, nadie podía colmarlo. Los une la soledad, el compromiso, el ideario político, la atracción mutua, el entendimiento en sus necesidades… y súbitamente, un poderoso sentimiento brota de sus corazones, al que María se entrega incondicionalmente y al que Jordan resiste porque siente que su labor no le permite asegurar una vida de pareja. Pero el amor sigue ahí, resuelto y palpitante porque ya tiene lumbre, y es capaz de permanecer ante todas las resistencias.

En plena Guerra Civil Española (1936-1939), el escritor Ernest Hemingway se hallaba instalado en Madrid junto a su tercera pareja “estable”, la escritora Martha Gellhorn. Su simpatía por los republicanos lo llevó a adherirse a la causa de la democracia, y desde entonces, se dedicó a recaudar fondos para los combatientes, les visitaba en los escenarios de guerra para mostrarles su apoyo, y al tiempo que reunía conmovedoras experiencias y algunas espeluznantes historias, las enviaba para su publicación a los principales diarios de los EEUU. Al paso, se fue forjando también una novela dramática sobre el heroísmo y una profunda historia de amor que, en 1940, vería la luz con el título “Por quién doblan las campanas”.

De alguna manera, Hemingway se reflejaba en el comprometido Robert Jordan y Martha Gellhorn -con quien se casaría luego de obtener el divorcio y tras la Guerra Civil-, estaba proyectada en María, la hermosa joven española que terminará amándolo incondicionalmente. Con esta pareja se forja una sensible aventura romántica, mientras se van desgranando encontrados sentimientos entre los miembros del grupo junto al que tratan de sacar avante el propósito de derribar un puente clave.

Con gran belleza visual, un diseño de producción que da al filme la característica fuerte del cine hollywoodense, y una efectiva banda sonora que incluye emotivos temas de overtura e intermedio, el director Sam Wood, ha logrado un filme de gran marca que consigue dejar un grato recuerdo. El guión de Dudley Nichols, es muy mesurado en la construcción de personajes y conserva preciosos diálogos... y aunque, el director, cae en ciertos excesos en su preciosismo (la angelical, Ingrid Bergman, luce siempre maquillada como para un comercial de productos de belleza; algunos filtros son demasiado evidentes…), en definitiva, "POR QUIEN DOBLAN LAS CAMPANAS nos convence ampliamente, pues deja la sensación de haber estado ante un sensible y comprometido espectáculo.

En las actuaciones, indudable que, Akim Tamiroff, con su ambivalente rol de Pablo pone el punto más fuerte en este drama, y Katina Paxinou (quien se haría merecedora al premio Oscar) le da la medida como la esposa para quien, la causa republicana, es más relevante que la vida de ese marido por quien ha perdido parte de su fe. Otros nombres, como Joseph Calleia o Arturo de Cordova, hacen muy bien lo suyo… y con ese acertado desenlace donde se deja en nuestra mano ejercitarnos como fatum, “POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS” concluye como una historia del más alto interés, donde se reivindica la indeclinable lucha por la libertad. Y así es como debe ser.
Luis Guillermo Cardona
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23 de enero de 2021
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante y prometedora producción de cine bélico apoyada en la adaptación de la novela de Ernest Hemingway, en la que sus responsables se dejan llevar por el entusiasmo, ofreciendo resultados decepcionantes.
Tradicional y previsible en muchos de sus puntos, consigue despertar el interés y mantenerlo, gracias a la presentación y desarrollo de diversos personajes llenos de personalidad y carisma.
Los responsables de la película caen en la reiteración de ideas y situaciones, abusando de un excesivo tono edulcorado de la enfermiza realidad sufrida en gran parte del mundo, por el comunismo y el capitalismo.
Mira que me puse a verla con muchas ganas y entusiasmo, pero a medida que iba avanzando la trama, todo empezó a desmoronarse sin remedio.
La fotografía y la banda sonora, junto con algunas interpretaciones puntuales, son los puntos más fuertes de una adaptación que creo que habría dado para algo mucho más memorable.
Gary Cooper e Ingrid Bergman, salen muy elegantes y lucen muy bien en cada plano que comparten, pero tengo que decir que se los merienda sin mucho esfuerzo, la ganadora del oscar a mejor secundaria de aquel año, Katina Paxinou,
Por quién doblan las campanas, queda como todo un evento cósmico en el que una estrella caníbal, devora todo lo que encuentra a su paso.
Jon
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