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Sueños de un seductor

Comedia Allan Felix (Woody Allen) es un cinéfilo que sufre una extraña y recurrente alucinación: Humphrey Bogart le da consejos sobre cómo seducir a las mujeres. Dick y Linda (Roberts y Keaton), un matrimonio amigo suyo, le presentan a varias chicas, pero Allan tiene tan poca confianza en sí mismo que todas sus citas resultan un fracaso. (FILMAFFINITY)
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Críticas 57
Críticas ordenadas por utilidad
23 de abril de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las pocas comedias de Allen, aunque él no la dirija, que me siguen haciendo reír. Tal vez porque se escribió un guión a su propia medida, cuando su personaje de neurótico obsesionado por el sexo, mitómano, inseguro, canijo y feo como él solo resultaba creíble. De acuerdo que algunos gags, en especial los más mímicos resultan hoy día exagerados, casi ridículos, pero no es menos cierto que algunas situaciones son de una comicidad incuestionable. Incluye algunas frases memorables y un cierto encanto nostálgico por una época que ya nunca volverá. Lo cierto es que el final, revisitando la despedida de ‘Casablanca’, no me entusiasma, pero eso, como todo, va en gustos. No puedo ocultar que he vuelto a partirme de risa con algunas de las patochadas de Woody Allen, cuando era un gran guionista y un cómico prometedor, mucho antes de cargar hasta la saciedad con el mismo rollo y de ser engullido por su propio personaje. Los años no pasan en balde. Por fortuna, ha flirteado con el drama en los últimos tiempos, porque sus comedias más recientes son flojitas, siendo generosos.
Shinboneniná
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21 de diciembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magistral, nostálgica y deliciosa obra maestra, que supone la puesta de largo de muchas de las obsesiones y constantes del cine de Allen, su neurótico alter ego, su incapacidad de relacionarse con el sexo opuesto, su cinefilia nostálgica, y su primer encuentro en pantalla con su musa Diane Keaton, cuyas escenas juntos desprenden una química impresionante. Mencion especial merece el delirante personaje de Tony Roberts. Basado en un libreto escrito por el mismo, con un personaje a su medida y más allá de que la dirigiera Herbert Ross, la considero no solo como parte esencial de la filmografía Alleniana, sino como su primera obra maestra.

Conjuga milimétricamente los gags visuales, los diálogos brillantes marca de la casa, la preciosa historia de amor y el homenaje cinéfilo mas sincero y autentico que he visto en el cine de Allen, superior a los Bergmanianos que vendrían después. Pura magia.
Iñigo Montoya
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24 de septiembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La franqueza de W. Allen desarbola desde las primeras escenas porque dice lo que quiere decir, no se anda con rodeos y cautiva con su lógica aplastante, su dominio del lenguaje cinematográfico y su naturalidad casi obscena.
Su mirada se hace dueña, su sortilegio encandila y su aparente flaqueza posee la fuerza de la seducción.
Las arenas movedizas de la vida, incluso las cotidianas, cobran protagonismo cuando se sabe juzgar con ecuanimidad, convertir lo complejo en sencillo y romper los convencionalismos del corsé y de la conveniencia.

H. Bogart sólo hubo uno.
Pero hay que reconocer que este W. Allen de primera hora hizo el camino desde Casablanca hasta Nueva York con el equipaje completo.
Nada le faltaba.
ABSENTA
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27 de enero de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Real como la vida misma. De esas historias que no te encuentras por la calle, porque son muy íntimas, pero que descubres cuando intimas demasiado. Te puede pasar a ti o a la compañera de piso de tu novia. O al vecino de tu escalera, si eres de pueblo y tienes mucho contacto con él. El caso es que esto no es ciencia ficción, es realismo del montón, entresijos de las relaciones que, están ahí, pero nadie los quiere ver, a veces. Hasta que sales de dos divorcios y decides que sabes demasiado del tema como para quedártelo dentro. Y lo compartes con el mundo. Así le damos la bienvenida al creativo Woody Allen.

La sencilles de Diane Keaton, en esta, su primera película, me abruma. Una jovencísima Annie, con tan solo 25 años, pero ya dispuesta a conquistar los corazones de todos aquellos que admiramos la sencillez, y que la incluímos a ella. Es el vivo retrato del amor que te puedes encontrar a la vuelta de la esquina, con esa ropa ancha descuidada, su pelo tintado liso y esa mirada de chica que te ametralla con su inocencia. Cómo te entendemos, bueno de Woody.

La película es una buena metáfora explicativa de lo que es, en sí, el desenlace de un mito como “Casablanca”. Algo tiene esa película, la primera que me hizo engancharme al cine clásico. Su poder interpretativo, su guión tan inverosímil, su “marsellesa”… Los flashbacks de Boggie son un guiño a uno de los más grandes. Gracias, Woody, por amar el cine y el conocimiento, e ilustrarnos con tu cultura sin límites. Sabes de historia, de música, de arte, de ciudades, de mujeres, de relaciones, de situaciones laborales, de política, de religión… En fin, amigo, un gusto tenerte en mi vida.
CHIRU
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23 de octubre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magistral comedia de Woody Allen y toda la revoltura de este pequeño genio que se asesora con su querido padrino, el mismísimo Bogart. Quien sabe como tratar a las chicas. El atormentado Woody tratará de poner en práctica las “sugerencias” de su guía Humprey. Como todo buen cinéfilo, tratara de igualar las hazañas de su héroe de Casablanca.
Aunque el alcohol le hace daño, adoptara las manías de su consejero de gabardina, quien se mente en su mente y nos hace ver con simpatía, las torpezas de ese hombrecillo, "observador de la vida" que semeja a un ratón nervioso de laboratorio.
Las relaciones con las féminas no son cosa fácil, ni de gracia, aunque la neurosis de Allen así lo indique.
Allan Félix, el hipocondriaco, se ríe de la vida y del divorcio. Por que anoche volvió a platicar con Bogart.
RAMON ROCEL
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