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El tormento y el éxtasis

Drama Renacimiento italiano, principios del siglo XVI (Cinquecento). Cuando el papa Julio II (Rex Harrison) encarga a Miguel Ángel (Charlton Heston) que pinte el techo de la Capilla Sixtina, el artista rechaza el trabajo. El Papa lo obliga a aceptarlo, pero Miguel Ángel destruye su obra y huye de Roma. Cuando, por fin, reanuda el proyecto, éste se convierte en un enfrentamiento de férreas voluntades, avivado por constantes diferencias ... [+]
Críticas 43
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6
6 de julio de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esto me vino a la mente tras ver «El señor de Hawai», película casi desconocida, pero de lo más morbosa y candente, sus mayores virtudes con diferencia. No puedo hacer críticas al ritmo que veo películas, así que pasaré por alto la primera y me quedaré con esta; siendo ambas del mismo actor, tiene sentido.

A partir de hoy y para los restos cuando piense en Miguel Ángel, pensaré en Charlton Heston manchado hasta las cejas de pintura multicolor. Habrá quien diga lo de siempre sobre sus cualidades interpretativas, pero a ver si alguien puede negar que impresiona ver a un actor que tiene papeles tan absolutamente icónicos, como puede ser Ben Hur, desencasillarse de la épica y la fama para meterse en la piel de un artista de inspiración única y temperamento cambiante, y encima con unas mayas y unos calzones que a cualquier otro le hubiera hecho perder su sex appeal. ¿Acaso no está absolutamente increíble en todas sus facetas, ya sea humilde vasallo que inclina la mirada, u orgulloso pintor que clama al mismísimo Papa?

No puedo olvidar tampoco a quien le da réplica en estas idas y venidas, Rex Harrison como Julio II. Yo diría que sus encuentros y diálogos son lo mejor de toda la película, por humanos, divertidos a veces y apasionados en su mayoría. Una lucha de titanes para conseguir un mismo fin: una obra de arte con aspiraciones divinas.

Y aunque no tiene nada que ver, añado que, para desgracia de la humanidad, el concepto de arte ha entrado en una decadencia tan horrorosa que dan ganas de llorar. ¿Cuándo se volverá a pintar otra Capilla Sixtina?

A la espera de nuevos genios, disfrutemos de este éxtasis.
9
8 de octubre de 2007
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La maravillosa obra de la cúpula de la Capilla Sixtina en Roma, vista a través un breve lapso de la vida del maestro Miguel Angel. Ese dolor y angustia que acoge a los grandes artistas al crear una obra de esta magnitud, es como si se le estuviera extrayendo un pedazo de su obra al creador. Un guión enorme, quizás para estar un poco a la altura del tema de la película, la relación del hombre y su religiosidad, ese amor inmenso por el arte y la lucha por el poder y ese querer trascender del ser humano. Grandes actuaciones de Charlton Heston y Rex Harrison en ese vínculo que los unía por sacar adelante una obra maravillosa para la posteridad. Excelente musicalización y una dirección magnífica de Carol Reed haciendo de esta obra también una oportunidad para disfrutar de ese enfoque artístico y sentido en muchas de las escenas de la película.

-Fragmentos en el spoiler-
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Fragmentos.

"- Mira. Moisés.
- ¿Moisés?
Moisés, aquí en el mármol.
Moisés que baja del Sinaí.
- Con la ira de Dios en los ojos.
- En la mente de Miguel Angel.
¡No! ¡Aquí! ¡Vivo!
¡Dormido dentro de esta piedra!
Dios los pone ahí. El escultor
sólo los libera. ¡Despacio!"

"¿Mi vino está amargo?
Es un barril nuevo.
- Lo abrí hace apenas 10 minutos.
- De todos modos está amargo.
No puedo beber esto.
Si el vino está amargo, ¡se desecha!
¡Si el vino está amargo, se desecha!"

"Muy bien, Su Santidad.
No podía darle algo mediocre.
Aunque fue lo único que pidió.
No es lo que planeó Su Santidad.
No. Yo planeé un techo.
Él planea un milagro."

"El ave es débil, Él le da alas.
El venado es indefenso,
Él lo hizo veloz.
Cegó a Homero...
y lo dejó ver el mundo
más claramente que los demás hombres.
Me dio el poder para crear...
para formar a los míos, pero...
sólo aquí...
en éstas.
A otros les da casas cálidas,
mujeres e hijos, risa.
- A mí me da...
- ¿Una casa sin amor?
- No.
- ¿Un monasterio?
No, tiene amor,
pero de un tipo diferente.
No crees lo que te digo.
Creo que piensas
que lo que dices es verdad.
Creo que estás solo.
Que convertiste tu trabajo
en un monasterio."
Y esto y tu soledad hicieron que
lo que no es verdadero lo parezca."

"esta obra de arte, que para él
se convirtió en una obra de amor?
- ¿De amor?
- Sí, de amor.
Siempre volvemos a eso,
¿no, Miguel Angel?
Este sentimiento que pareces
incapaz de comprender.
¿Fue el amor el que lo llevó
a romperme su vara en la espalda?
El amor nos lleva a hacer
cosas extrañas.
Es el idioma de la sangre.
No es ni frío ni indiferente.
Es la agonía o el éxtasis;
a veces, las dos cosas a la vez."

"Es algo terrible luchar
durante toda una vida...
y al final darse cuenta
de que uno falló."

"Es extraño como
El Señor hace Su voluntad.
Compartamos el orgullo
de haber sido Sus instrumentos.
Es sólo yeso pintado, Santo Padre.
No, hijo mío. Es más que eso.
Mucho más.
¿Qué te ha enseñado, Miguel Angel?
Que no estoy solo.
Y me enseñó a mí
que el mundo no está solo."
7
27 de mayo de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carol Reed lleva a la pantalla un momento concreto en la vida de dos seres humanos, uno escultor de oficio, el otro vinculado con las más altas tareas religiosas. Esto es cine, y del bueno, de manera que no se trata de un biópic de uno, del artista Miguel Ángel, ni del Papa guerrero, Julio II, más bien se trata de momentos concretos de la vida de estos dos personajes con la mirada puesta más o menos veinte metros por encima de sus cabezas. Hablamos de pintar un techo, con sus andamios, con la de horas que hay que invertir (eso uno) y el dinero que tanto cuesta gastar (esto el otro).

Hace una semana que vi esta película y he llegado a la conclusión, ahora mismo mientras escribo, que más vale quedarse con lo bueno que tiene, que no es poco, y destacar por ejemplo que Charlton Heston no era mal actor. A mí me ha convencido el angelito, con esos ojos de mirada perdida, me ha hecho comprender que se siente solo nada menos que en la capital del cristianismo y en una época de efervescencia cultural. La relación amor-odio entre artista y mecenas papal es lo más destacable de "El tormento y el éxtasis". Ciertamente, y esto es una opinión muy personal, nada tiene que ver con otros dramones religiosos que básicamente son un coñazo, que si la fe, que si la voluntad, juzgar a Dios y esas cosas, no, aquí vemos a un Papa que va a caballo, que asedia ciudades y dirige un ejército. Eso me ha gustado. Así que la película gana por los dos lados y Carol Reed nos coloca en nuestras narices el complejo proceso de creación artística, las paranoias de uno y las prisas de otro.

Habrán muchas licencias históricas, seguro, pero como esto es cine, pues creo sencillamente que todos salimos ganando. Es buena peli, palabra.
8
27 de junio de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente film de Carol Reed, una grandiosa superproducción para la Fox con un cuidado guión de Phillip Dunne basado en la novela homónima de Irving Stone (el mismo autor de la novela “El loco del pelo rojo” sobre la figura de Van Gogh), otro retrato de artista en dura pugna con sus crisis creativas, escritor siempre atraído por la pasión de crear, desde una visión introspectiva del artista. En esta ocasión se trata de una interesante reflexión sobre la creación artística al servicio del mecenazgo, del rico noble (los Médicis) o del poderoso como el Papa de Roma, la búsqueda incesante por la inspiración en el mundo del arte por parte de un escultor, el más grande genio del Renacimiento junto a Leonardo Da Vinci, el artista que no quería pintar.

Pero la trama va mucho más allá, porque el film de Reed encuentra su gran baza en la confrontación directa de dos caracteres que, al contrario de lo que puede parecer, en el fondo son muy semejantes. Miguel Angel Buonarroti y el Papa Julio II, encarnados magistralmente por Charlton Heston y Rex Harrison, dos actores de una fisicidad apabullante, con gran dominio de la escena y el gesto, gracias a unos diálogos soberbios y articulados en buena dicción (recomiendo VO.). Dos fuertes personalidades forjadas sobre la firmeza y la testarudez: el primero se yergue como una figura orgullosa, que se sabe importante y que cree en la escultura como arte supremo y como forma de vida, perfilándose en cierto modo como un prototipo de la concepción moderna del papel del artista; el segundo ejerce como líder espiritual y como avispado mecenas, configurándose como un inteligente estratega, dispuesto a reforzar una hegemonía eclesial que parece más política y terrenal que puramente espiritual.

La película se inicia con unas imágenes actuales y comentarios sobre la vida y obra de Miguel Angel, como una ligera biografía con la intención de cuantificar lo que el artista y su obra ha significado para la Historia. Para seguidamente trasladarnos al año 1508, un gran bloque de mármol es transportado desde las canteras de Carrara hasta el taller que el artista tiene en Roma, en donde el escultor trabaja sin tregua en las estatuas que velarán la tumba del Papa Julio II. Pero será el propio Pontífice quien le obligue, contra su voluntad, a dejar temporalmente esta labor para consagrase a un nuevo cometido: pintar la inmensa bóveda de la Capilla Sixtina. Carol Reed que había saltado a la fama por “El tercer hombre” dirige con su habitual pulcritud, estupenda la fotografía de Leon Shamroy para mostrarnos la grandeza de la magna obra, sin olvidar la música grandiosa del maestro Alex North. Una película conmovedora y fascinante donde se muestra la pasión por crear y servir a Dios más allá de intereses paganos, las dos personalidades acabarán reconociendo que se deben a su obra, el artista acabando su trabajo y el líder espiritual y defensor del Imperio Católico enfrentándose a sus enemigos.

En el terreno personal he de apuntar que en la primavera de 2004 tuve ocasión de visitar Roma y El Vaticano, incluyendo los museos y la Capilla Sixtina recién restaurada y liberada de esos taparrabos o adornos que la censura cardenalicia había ocultado durante años, pudiendo admirar la obra de Miguel Ángel como él la concibió, en todo su esplendor por lo que me siento afortunado. La experiencia de mi viaje a Italia me descubrió unos tesoros artísticos que todo ser humano debe conocer.
7
30 de agosto de 2022
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comentamos hoy esta película de Carol Reed (El tercer hombre) que a pesar de ser una superproducción con uno de los presupuestos más elevados de la época tuvo una acogida dispar para la crítica especializada y fue un fracaso en taquilla. De hecho, se le calcularon más de ocho millones de dólares de pérdida total, no obteniendo tampoco ningún Oscar de las cinco nominaciones -de los llamados menores- a los que aspiraba.

El cine no hay quien lo entienda, porque pasados muchos años la película se mantiene fresca y exhibe dos grandes interpretaciones, la de Charlton Heston (Miguel Ángel) y Rex Harrison (Julio II). Los exteriores de Roma y Carrara seguramente elevaron bastante el presupuesto y pusieron difícil el recuperar la inversión realizada.

El argumento está basado en la obra literaria del mismo nombre de Irving Stone. El film narra los años (1506-1513) de la decoración de los frescos de la Capilla Sixtina por parte de Miguel Ángel Buonarotti por encargo del Papa Julio II. Un año antes (1505), el pontífice había encargado al toscano la construcción de su tumba, en la que se hallaba sumergido Michelangelo cuando el Papa le hizo el nuevo encargo de pintar los techos de la capilla. Contrariado al considerarse mejor escultor que pintor, el film narra las desavenencias y los desencuentros entre uno y otro, dos figuras magnas con fuertes temperamentos e intereses diversos.

La época reflejada es una de las más prolíficas en obras de arte (el Renacimiento), en el que Papas y reyes actuaban de mecenas de los grandes artistas de la época. De ahí la relación tan tensa entre ellos, si bien el film también deja entrever una especie de relación paterno-filial en el que la confianza y el humor también tienen cabida, como en este diálogo:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Julio II: Lo que has pintado aquí, hijo mío, no es un retrato de Dios. Es una prueba de fe.
Miguel Ángel: No había pensado que la fe necesitara pruebas.
Julio II: No si eres un santo o un artista. Yo soy simplemente un Papa.

Julio II, conocido como el papa guerrero -por algo sería...- apremiaba a Miguel Ángel constantemente, dado que no veía avances en la obra. En ese contexto se produce el diálogo más famoso de la película, repetido en muchas ocasiones, una perla de ironía y sarcasmo...:

Julio II: "¿Cuándo vas a acabar?"
Miguel Ángel: "Cuando termine".
En efecto, Miguel Ángel, como todos los artistas, necesitaba tiempo para su obra maestra. Necesitaba inspiración y silencio, confesando de manera bellísima que amaba la soledad para inspirarse con estas palabras:

"Jamás estoy menos solo que cuando estoy solo"
Siendo una película que incide más en el apartado histórico de los hechos, nos deja perlas teológicas y espirituales como este diálogo entre los protagonistas. Las palabras de Buonarotti parecen estar sacadas de un manual de antropología teológica, dejando en evidencia al Papa una vez más...:

Julio II: "¿Y así ves al hombre? ¿Noble, hermoso, sin miedo?"
Miguel Ángel: "¿De qué otra manera debería verlo?"
J.: "Tal como es: corrupto y malvado, con las manos chorreando sangre, destinado a la condenación. Tu pintura es hermosa, pero falsa".
M.Á.: "No puedo cambiar mi concepción".
J.: "Me has enseñado a no perder el tiempo tratando de cambiar tu concepción. ¿Cómo llegaste a esta conclusión?"
M.Á.: "Bueno, mi idea para la pintura fue pensar que el mal lo aprendió el hombre por sí mismo, no de Dios".
J.: "Sí".
M.Á.: "Quería pintar al hombre tal como fue creado: inocente, todavía libre de pecado, agradecido por el regalo de la vida".

Son también preciosas las palabras del Papa alabando el trabajo final del florentino. Siendo consciente de sus muchos pecados afirma cerca de la conclusión:

"Cuando esté delante del trono de Dios, arrojaré tu techo en la balanza para contrapesar mis pecados. Quizás eso acortará mi tiempo en el purgatorio".

Para mi gusto se trata de una película infravalorada en su época pero que el tiempo ha puesto en su sitio. Merece la pena su visionado para conocer mejor a estas dos grandes figuras del Renacimiento.

Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
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