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Miniserie

6,0
275
6
24 de octubre de 2021
24 de octubre de 2021
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como colofón a esta Semana Santa de 2021 he visto La Pasión (no confundir con La Pasión de Cristo, la obra maestra de Mel Gibson de 2004 de la que aún seguimos esperando la anunciada segunda parte), una miniserie británica de 180 minutos producida por la BBC y HBO que narra la última semana de vida de Jesucristo.
Con un director experto en series televisivas -el australiano Michael Offer- y un reparto también de actores eminentemente televisivos, la miniserie no desmerece su buena intención de mostrar una nueva perspectiva psicológica de los diferentes protagonistas de uno de los momentos más relevantes de la historia de la humanidad -sino el que más-. Eso sí, hija de su tiempo y del revisionismo histórico actual, el producto final acusa un excesivo feminismo y una ideología algo anacrónica en algunos puntos históricos. No obstante, como televisión moderna está bien trabajada; los vestuarios, la música y el escenario son más que dignos, y las referencias bíblicas son constantes, si bien hay que estar alerta a diálogos añadidos frutos de la invención del guionista. Por ello creo no es la serie adecuada para un primer acercamiento a esta temática, pero sí para una profundización en aquellos espectadores que conozcan bien los relatos neotestamentarios.
¿Qué imagen de Jesús se desprende de la serie? Ante todo, un Jesús humano, que llama "hermanos" a pecadores y prostitutas y que ha venido para traerles esperanza. Ello lo hace sin perder su misión divina salvadora ni su divinidad, ya que en todo momento parece conocer los planes del Padre aunque no los comprenda y le pida que le ahorre ese sufrimiento. En este sentido la miniserie es bastante respetuosa y fiel a los textos. Como curiosidad apuntar que no hay ninguna mención al demonio ni a Pentecostés y el Espíritu Santo. Otros detalles también se echan en falta, pero es cierto que es difícil comprimir en 180 minutos los cuatro relatos evangélicos sin dejar nada en el tintero.
La miniserie consta de 2 capítulos de 90 minutos, por lo que voy a comentar cada uno de ellos por separado ofreciendo unas pautas de interpretación:
Con un director experto en series televisivas -el australiano Michael Offer- y un reparto también de actores eminentemente televisivos, la miniserie no desmerece su buena intención de mostrar una nueva perspectiva psicológica de los diferentes protagonistas de uno de los momentos más relevantes de la historia de la humanidad -sino el que más-. Eso sí, hija de su tiempo y del revisionismo histórico actual, el producto final acusa un excesivo feminismo y una ideología algo anacrónica en algunos puntos históricos. No obstante, como televisión moderna está bien trabajada; los vestuarios, la música y el escenario son más que dignos, y las referencias bíblicas son constantes, si bien hay que estar alerta a diálogos añadidos frutos de la invención del guionista. Por ello creo no es la serie adecuada para un primer acercamiento a esta temática, pero sí para una profundización en aquellos espectadores que conozcan bien los relatos neotestamentarios.
¿Qué imagen de Jesús se desprende de la serie? Ante todo, un Jesús humano, que llama "hermanos" a pecadores y prostitutas y que ha venido para traerles esperanza. Ello lo hace sin perder su misión divina salvadora ni su divinidad, ya que en todo momento parece conocer los planes del Padre aunque no los comprenda y le pida que le ahorre ese sufrimiento. En este sentido la miniserie es bastante respetuosa y fiel a los textos. Como curiosidad apuntar que no hay ninguna mención al demonio ni a Pentecostés y el Espíritu Santo. Otros detalles también se echan en falta, pero es cierto que es difícil comprimir en 180 minutos los cuatro relatos evangélicos sin dejar nada en el tintero.
La miniserie consta de 2 capítulos de 90 minutos, por lo que voy a comentar cada uno de ellos por separado ofreciendo unas pautas de interpretación:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Primera Parte: Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Última Cena
En esta primera parte vemos una presentación de los protagonistas principales y del entorno en el que se desarrollan los acontecimientos. La acción se sitúa en Jerusalén, en los días previos a la Pascua judía en la que miles de peregrinos acuden a la Ciudad Santa. Pilatos, el gobernador romano, y Caifás, el Sumo Sacerdote del templo, son conocedores de que se avecinan jornadas difíciles, con muchas revueltas y disturbios que pueden alterar su tranquilidad y el beneficioso status quo que ambos han alcanzado y que no quieren ver peligrar. Quizás son los dos personajes en los que más se profundiza y que ofrecen una perspectiva novedosa en la temática. Junto a los peregrinos llega el grupo de Galileos comandado por un nuevo "rey", Jesús de Nazaret, rodeado de discípulos en su mayoría hombres en edad militar. Uno de ellos es Judas Iscariote, quien va desencantándose de Cristo y será el traidor, María Magdalena, la discípula aventajada que parece ser la única que conoce los planes de Jesús, Santiago y Juan, enzarzados siempre en quién será el más importante, y Mina, una prostituta de Jerusalén que se une al grupo y será la protagonista de la unción en Betania. Historias paralelas a l principal nos presentan a Jesús Barrabás (nombre fruto de la calentura de un guionista), asesino de un recaudador de impuestos y el dúo Dimas y Gestas, ladrones y asesinos de un peregrino que serán crucificados junto a Jesús. Llama la atención de manera negativa la parca aparición de la Virgen María, para intentar que Jesús desista de sus planes y la nula participación de Pedro, ambos hechos bastantes comprensibles desde la perspectiva anglicana reformadora de la miniserie. Por último, y para que todo el mundo esté contento, se presenta a José de Arimatea como un miembro del Sanedrín de raza negra, dato este que también surge de la imaginación del guionista y del esfuerzo por ofrecer un producto multicultural a gusto del consumidor y de los tiempos que corren.
Segunda Parte: Desde la Última Cena hasta "la Ascensión"
La segunda parte arranca en el Cenáculo, donde Jesús lava los pies a su discípulos y les deja como testamento un mensaje de amor y de servicio. Tras instituir la Eucaristía, marcha a Getsemaní o Huerto de los Olivos, lugar en el que será traicionado por Judas y prendido por los soldados del templo. Pese a los sueños premonitorios de su mujer Claudia, Pilatos condena a muerte a Jesús (sin lavarse las manos) y dejando suelto a Jesús Barrabás por aclamación popular. Del Via Crucis destaca una preciosa imagen en la que Jesús recuerda su recibimiento en loor de multitudes unos días antes. Al llegar al Gólgota, de nuevo hermosos planos cenitales y como sorpresa la crucifixión por los antebrazos. María, la Magdalena y Juan están presentes. Judas se suicida en un pozo (ciertamente ni Mateo ni Hechos dicen que se ahorcara en un olivo) y Jesús muere sin responder a la petición de Dimas de llevarlo al paraíso, pero sí añadiendo unas extrañas palabras no evangélicas ("Te he amado y siempre te amaré"). Luego viene el sepulcro vacío y los relatos de las apariciones a María Magdalena, a los discípulos de Emaús y en el Cenáculo, bastante fidedignos: Al principio no lo reconocen pero tras un gesto o una palabra sí lo hacen. Por último, Jesús encomienda a Pedro el cuidado de los demás (ahora sí) y desaparece entre la multitud (en lugar de la Ascensión).
Bueno, lo dicho, una aproximación más a un misterio que nunca se agota, interesante, con algunos elementos ausentes y otros que sobran, pero en general bien hilvanada y entretenida.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
En esta primera parte vemos una presentación de los protagonistas principales y del entorno en el que se desarrollan los acontecimientos. La acción se sitúa en Jerusalén, en los días previos a la Pascua judía en la que miles de peregrinos acuden a la Ciudad Santa. Pilatos, el gobernador romano, y Caifás, el Sumo Sacerdote del templo, son conocedores de que se avecinan jornadas difíciles, con muchas revueltas y disturbios que pueden alterar su tranquilidad y el beneficioso status quo que ambos han alcanzado y que no quieren ver peligrar. Quizás son los dos personajes en los que más se profundiza y que ofrecen una perspectiva novedosa en la temática. Junto a los peregrinos llega el grupo de Galileos comandado por un nuevo "rey", Jesús de Nazaret, rodeado de discípulos en su mayoría hombres en edad militar. Uno de ellos es Judas Iscariote, quien va desencantándose de Cristo y será el traidor, María Magdalena, la discípula aventajada que parece ser la única que conoce los planes de Jesús, Santiago y Juan, enzarzados siempre en quién será el más importante, y Mina, una prostituta de Jerusalén que se une al grupo y será la protagonista de la unción en Betania. Historias paralelas a l principal nos presentan a Jesús Barrabás (nombre fruto de la calentura de un guionista), asesino de un recaudador de impuestos y el dúo Dimas y Gestas, ladrones y asesinos de un peregrino que serán crucificados junto a Jesús. Llama la atención de manera negativa la parca aparición de la Virgen María, para intentar que Jesús desista de sus planes y la nula participación de Pedro, ambos hechos bastantes comprensibles desde la perspectiva anglicana reformadora de la miniserie. Por último, y para que todo el mundo esté contento, se presenta a José de Arimatea como un miembro del Sanedrín de raza negra, dato este que también surge de la imaginación del guionista y del esfuerzo por ofrecer un producto multicultural a gusto del consumidor y de los tiempos que corren.
Segunda Parte: Desde la Última Cena hasta "la Ascensión"
La segunda parte arranca en el Cenáculo, donde Jesús lava los pies a su discípulos y les deja como testamento un mensaje de amor y de servicio. Tras instituir la Eucaristía, marcha a Getsemaní o Huerto de los Olivos, lugar en el que será traicionado por Judas y prendido por los soldados del templo. Pese a los sueños premonitorios de su mujer Claudia, Pilatos condena a muerte a Jesús (sin lavarse las manos) y dejando suelto a Jesús Barrabás por aclamación popular. Del Via Crucis destaca una preciosa imagen en la que Jesús recuerda su recibimiento en loor de multitudes unos días antes. Al llegar al Gólgota, de nuevo hermosos planos cenitales y como sorpresa la crucifixión por los antebrazos. María, la Magdalena y Juan están presentes. Judas se suicida en un pozo (ciertamente ni Mateo ni Hechos dicen que se ahorcara en un olivo) y Jesús muere sin responder a la petición de Dimas de llevarlo al paraíso, pero sí añadiendo unas extrañas palabras no evangélicas ("Te he amado y siempre te amaré"). Luego viene el sepulcro vacío y los relatos de las apariciones a María Magdalena, a los discípulos de Emaús y en el Cenáculo, bastante fidedignos: Al principio no lo reconocen pero tras un gesto o una palabra sí lo hacen. Por último, Jesús encomienda a Pedro el cuidado de los demás (ahora sí) y desaparece entre la multitud (en lugar de la Ascensión).
Bueno, lo dicho, una aproximación más a un misterio que nunca se agota, interesante, con algunos elementos ausentes y otros que sobran, pero en general bien hilvanada y entretenida.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/

6,1
55.087
6
21 de enero de 2022
21 de enero de 2022
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Reino de los Cielos es una película británica -no made in Hollywood- con algunos premios menores en diversos certámenes europeos y americanos. Hace ya unos cuantos años que vi por primera vez esta película y recuerdo que me dejó más frío que otra cosa, pero ha pasado algo que me ha hecho cambiar de opinión, al menos respecto a lo cinematográfico.
Hasta hace poco, como digo, yo había visto la versión comercial de 145 minutos y tenía la sensación de que a la historia le faltaba profundidad. Muchos personajes estaban tratados superficialmente y notaba "saltos" en el argumento que me dejaban desconcertado e incómodo en ciertas fases de la película.
El otro día, y por casualidad, pude ver en Blu-ray la versión extendida del director Ridley Scott de 190 minutos de duración. La conclusión es que se trata de otra película completamente distinta, con un argumento mucho más sólido y un hilo conductor ahora sí inquebrantable. Sigue sin convencerme una buena parte del contenido de la historia, pero al menos he de reconocer que la película gana en calidad cuando se visiona de manera completa. Luego, he leído unas declaraciones del director en las que repudia la versión cinematográfica y afirma que el Director's Cut es a su juicio la única versión válida. Eso explica muchas cosas.
La acción tiene como trama la época de las Cruzadas cristianas que pretendían recuperar Tierra Santa. El protagonista principal, Ballian (Orlando Bloom) es un herrero que peregrina a Jerusalén para obtener el perdón de los pecados tras haber asesinado a un sacerdote. Llegado a Tierra Santa, encuentra a su verdadero padre, Godofredo de Ibelin (Liam Neeson) del que termina heredando sus títulos y posesiones. allí se enamora de Sibylla, la hermana del rey. Todo parece ir bien pero tras un periodo de paz, Jerusalén será atacada por los musulmanes y arrebatada para siempre a los reinos cristianos. No obstante, Ballian encabezará una heroica resistencia de la ciudad para salvar al menos la vida de sus habitantes.
Como decía al principio, la primera vez que vi esta película le encontré muchos más defectos que virtudes. Entre ellos está el hecho de que se presenta a la mayoría del cristianismo como belicista y a las huestes musulmanas como un ejército pacifista que parece que no tuvo más remedio que masacrar a los cristianos para salvar el honor mancillado de Saladino. En concreto la escena en la que Saladino recoge un crucifijo caído y lo vuelve a colocar encima de una mesa (tras terminar el asedio de Jerusalén) me parece bastante partidista al tiempo que improbable históricamente hablando. En esta línea, el conflicto en general me sigue pareciendo una visión muy simplista e incluso tergiversada de la realidad, pero hay que entender que uno de los objetivos de la película es explicar el fracaso de las Cruzadas y desde este punto de vista la historia funciona.
Dicho esto, hay que aclarar también que la película presenta una temática religiosa pero sin embargo pocas conclusiones espirituales se pueden sacar de ella. A lo largo de toda ella están más presentes el odio, el rencor y la venganza que el mensaje de Jesucristo de amor a los enemigos. Es cierto que intenta reflejar una época y un contexto histórico bien definidos, pero el que el protagonista termine perdiendo la poca fe que tenía al principio de la película tampoco ayuda en exceso. La imagen de la jerarquía de la Iglesia de la época que deja traslucir el film suena a tópico, estando más preocupados por las cuestiones terrenales que por las espirituales, no existiendo un límite bien definido entre el poder terrenal y el poder espiritual. Ello puede ser asumido habida cuenta de que se reflejan los siglos más oscuros de la Historia de la Iglesia, pero extraña que no aparezca ni un solo personaje en la película preocupado de las cuestiones espirituales. Por lo demás es entretenida y con unos efectos especiales destacables, especialmente en el asedio de Jerusalén. Es en ese asedio en el que Ballian deja claro que la Religión le importa bien poco, únicamente intenta salvar la vida de la gente:
Balian de Ibelin: ¿El muro? ¿La mezquita? el sepulcro? ¿Quién tiene derecho? Nadie tiene derecho.
(alza la voz): ¡Todos tienen derecho!
Obispode Jerusalén: ¡Eso es una blasfemia!
Almaric: Cállate.
Balian de Ibelin: Defendemos esta ciudad, no para proteger estas piedras, sino a las personas que viven dentro de estos muros.
Espiritualmente, el único personaje aprovechable es el "hospitalario", un soldado algo resentido y desencantado de la vida y la religión. No obstante, deja algunas reflexiones interesantes como ésta:
Hospitalario: No le doy importancia a la religión. Con la palabra religión he visto que a la locura de los fanáticos de todas las denominaciones se llama la voluntad de Dios. La santidad está en la acción correcta y el coraje en favor de los que no pueden defenderse, y la bondad. Lo que Dios desea está aquí (señala la cabeza) y aquí (señala el corazón). Y con lo que decidas hacer todos los días, serás un buen hombre, o no.
En fin, una película que si se ve de manera distendida y sin entrar en excesivos juicios críticos históricos entretiene, sobre todo si como digo uno tiene la suerte de tropezarse con la versión extendida del director, la única que a mi juicio (y al de Ridley Scott) merece la pena.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
Hasta hace poco, como digo, yo había visto la versión comercial de 145 minutos y tenía la sensación de que a la historia le faltaba profundidad. Muchos personajes estaban tratados superficialmente y notaba "saltos" en el argumento que me dejaban desconcertado e incómodo en ciertas fases de la película.
El otro día, y por casualidad, pude ver en Blu-ray la versión extendida del director Ridley Scott de 190 minutos de duración. La conclusión es que se trata de otra película completamente distinta, con un argumento mucho más sólido y un hilo conductor ahora sí inquebrantable. Sigue sin convencerme una buena parte del contenido de la historia, pero al menos he de reconocer que la película gana en calidad cuando se visiona de manera completa. Luego, he leído unas declaraciones del director en las que repudia la versión cinematográfica y afirma que el Director's Cut es a su juicio la única versión válida. Eso explica muchas cosas.
La acción tiene como trama la época de las Cruzadas cristianas que pretendían recuperar Tierra Santa. El protagonista principal, Ballian (Orlando Bloom) es un herrero que peregrina a Jerusalén para obtener el perdón de los pecados tras haber asesinado a un sacerdote. Llegado a Tierra Santa, encuentra a su verdadero padre, Godofredo de Ibelin (Liam Neeson) del que termina heredando sus títulos y posesiones. allí se enamora de Sibylla, la hermana del rey. Todo parece ir bien pero tras un periodo de paz, Jerusalén será atacada por los musulmanes y arrebatada para siempre a los reinos cristianos. No obstante, Ballian encabezará una heroica resistencia de la ciudad para salvar al menos la vida de sus habitantes.
Como decía al principio, la primera vez que vi esta película le encontré muchos más defectos que virtudes. Entre ellos está el hecho de que se presenta a la mayoría del cristianismo como belicista y a las huestes musulmanas como un ejército pacifista que parece que no tuvo más remedio que masacrar a los cristianos para salvar el honor mancillado de Saladino. En concreto la escena en la que Saladino recoge un crucifijo caído y lo vuelve a colocar encima de una mesa (tras terminar el asedio de Jerusalén) me parece bastante partidista al tiempo que improbable históricamente hablando. En esta línea, el conflicto en general me sigue pareciendo una visión muy simplista e incluso tergiversada de la realidad, pero hay que entender que uno de los objetivos de la película es explicar el fracaso de las Cruzadas y desde este punto de vista la historia funciona.
Dicho esto, hay que aclarar también que la película presenta una temática religiosa pero sin embargo pocas conclusiones espirituales se pueden sacar de ella. A lo largo de toda ella están más presentes el odio, el rencor y la venganza que el mensaje de Jesucristo de amor a los enemigos. Es cierto que intenta reflejar una época y un contexto histórico bien definidos, pero el que el protagonista termine perdiendo la poca fe que tenía al principio de la película tampoco ayuda en exceso. La imagen de la jerarquía de la Iglesia de la época que deja traslucir el film suena a tópico, estando más preocupados por las cuestiones terrenales que por las espirituales, no existiendo un límite bien definido entre el poder terrenal y el poder espiritual. Ello puede ser asumido habida cuenta de que se reflejan los siglos más oscuros de la Historia de la Iglesia, pero extraña que no aparezca ni un solo personaje en la película preocupado de las cuestiones espirituales. Por lo demás es entretenida y con unos efectos especiales destacables, especialmente en el asedio de Jerusalén. Es en ese asedio en el que Ballian deja claro que la Religión le importa bien poco, únicamente intenta salvar la vida de la gente:
Balian de Ibelin: ¿El muro? ¿La mezquita? el sepulcro? ¿Quién tiene derecho? Nadie tiene derecho.
(alza la voz): ¡Todos tienen derecho!
Obispode Jerusalén: ¡Eso es una blasfemia!
Almaric: Cállate.
Balian de Ibelin: Defendemos esta ciudad, no para proteger estas piedras, sino a las personas que viven dentro de estos muros.
Espiritualmente, el único personaje aprovechable es el "hospitalario", un soldado algo resentido y desencantado de la vida y la religión. No obstante, deja algunas reflexiones interesantes como ésta:
Hospitalario: No le doy importancia a la religión. Con la palabra religión he visto que a la locura de los fanáticos de todas las denominaciones se llama la voluntad de Dios. La santidad está en la acción correcta y el coraje en favor de los que no pueden defenderse, y la bondad. Lo que Dios desea está aquí (señala la cabeza) y aquí (señala el corazón). Y con lo que decidas hacer todos los días, serás un buen hombre, o no.
En fin, una película que si se ve de manera distendida y sin entrar en excesivos juicios críticos históricos entretiene, sobre todo si como digo uno tiene la suerte de tropezarse con la versión extendida del director, la única que a mi juicio (y al de Ridley Scott) merece la pena.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
18 de abril de 2022
18 de abril de 2022
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta Semana Santa he visualizado esa película que tenía bastante olvidada en mi colección de DVDs. Tan es así que creo que es la primera vez que la veo completa, y la verdad es que no me ha defraudado, aunque tiene sus luces y sus sombras, lo que la hacen acreedora de un comentario reposado.
Con un prólogo recitado por un narrador se da comienzo a una superproducción en Technicolor de 200 minutos que resume la vida de Cristo, desde su nacimiento en Belén hasta su ascensión a los Cielos. Su duración es relativa, ya que la versión original constaba de 260 minutos pero su poco éxito comercial hizo que se fuera recortando sucesivamente su duración, llegando incluso a existir una versión posterior de 141 minutos. No acaban ahí las peculiaridades de este título, ya que aunque la mayoría del mismo está dirigido por George Stevens, algunas escenas fueron rodadas por David Lean y otras por Jean Negulesco. Con veinte millones de dólares de presupuesto consiguió recuperar sólo dieciséis, siendo en este sentido un mal negocio para sus productores. Parte de ello se debe al excelso -y costoso- casting de la época, contando con lo mejorcito de Hollywood en papeles principales y secundarios: Max von Sydow (Jesucristo), Charlton Heston (Juan el Bautista) Telly Savalas (Poncio Pilatos), Angela Lansbury (Claudia Prócula), Sidney Poitier (Simón de Cirene) y John Wayne (Centurión romano) -entre otros- configuran una auténtica pléyade digna del mejor proyecto cinematográfico.
La película (a partir de ahora me referiré a la comercializada en 200 minutos) consta de dos partes desiguales, separadas por un interludio. La primera, de 130 minutos, abarca desde el nacimiento de Cristo hasta la la resurrección de Lázaro y la segunda (apenas dura 70 minutos, supongo que es la parte más recortada) transcurre desde la conspiración del Sanedrín para matar a Cristo hasta su Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión a los Cielos.
Vamos con las luces y sombras que comentaba anteriormente. Como aspectos más destacados hay que mencionar todos lo referente al ámbito técnico del la película, que no en vano fue acreedor de cinco nominaciones de la Academia: vestuario, decorado, efectos especiales, escenografía y BSO. Algunos planos son extraordinarios y muy adelantados a la época, grabaciones aéreas a las que Hollywood no estaba acostumbrada, pues los medios técnicos no lo habían permitido hasta esos años. La BSO de Alfred Newman, sin ser muy original (emplea varias piezas de música clásica) está muy conseguida, destacando la obertura, el Hossanna del Domingo de Ramos y -muy especialmente- el Aleluya de Hendel, empleado en las resurrecciones de Lázaro y del propio Jesucristo, clímax ambos de la primera y segunda parte respectivamente.
Como escena muy interesante espiritualmente me quedo con la de las tentaciones, en las que un personificado Satanás come ávidamente al tiempo que tienta a Cristo, que ha pasado cuarenta días en el desierto:
Ermitaño-Satanás: "Una larga subida, ¿no? Una subida larga y dura... Sabes, algunas personas piensan que toda la vida debería ser así, mmmm... ´Una vida fácil es una vida pecaminosa´. No es así, amigo mío... La vida de un hombre puede ser tan fácil como desee. Y puede ser fácil, amigo mío. Si uno conoce el camino al poder y la gloria en este mundo".
De manera original las tres tentaciones están cambiadas de orden, y como comentaremos luego no es esa la única licencia que se permite el director. Esta escena se une íntimamente con la enseñanza del Padrenuestro. En ella, el director ha añadido también intencionadamente una doxología final que no pasa desapercibida. Tras el "líbranos del mal" se añade "Porque tuyo es el Reino, tuyo el Poder y la Gloria por siempre. Amén". Esta coronilla, habitual en el padrenuestro protestante y anexada como respuesta del pueblo al de la misa católica, quiere resaltar que el Poder y la Gloria pertenecen a Dios y no a Satanás como él se había atribuido en la escena de la cueva.
Otra intuición genial referida a Satanás es la llegada a lo lejos de la patrulla que prende a Cristo en el Huerto de los Olivos. Su forma es claramente la de una serpiente que recuerda inmediatamente al espectador la figura del diablo. La simbología es extraordinaria.
Tampoco me parece menor la figura de Judas Iscariote, quien es presentado como un traidor "a medias", pues quiere que apresen a Jesús, pero no que le pase nada malo, ni mucho menos que lo maten. Fruto del ensañamiento de los romanos y del Sanedrín se produce su suicidio, un poco peculiar como veremos más adelante.
Por último, hay varias escenas con un estatismo casi inverosímil que añade mucha tensión al desarrollo de la trama. Esta rigidez de los actores en varias escenas, especialmente visible en la resurrección de Lázaro, en la Última Cena y la Crucifixión de Jesucristo creo que nos desvela que el film está más preparado para la contemplación religiosa que para un intento de contar los hechos de manera realista. En varios momentos el espectador tiene la sensación de que está contemplando un cuadro en el que solo un personaje se mueve mientras el resto permanece estático. Brillante, sin duda, aunque también arriesgado para el gran público.
Vamos ahora con los aspectos que menos me han gustado.
En primer lugar, uniéndolo a la última reflexión, considero que el doblaje está excesivamente teatralizado. No la he visto en V.O., por lo que no sé si en este sentido es fiel al original o es un exceso interpretativo de los dobladores.
Con un prólogo recitado por un narrador se da comienzo a una superproducción en Technicolor de 200 minutos que resume la vida de Cristo, desde su nacimiento en Belén hasta su ascensión a los Cielos. Su duración es relativa, ya que la versión original constaba de 260 minutos pero su poco éxito comercial hizo que se fuera recortando sucesivamente su duración, llegando incluso a existir una versión posterior de 141 minutos. No acaban ahí las peculiaridades de este título, ya que aunque la mayoría del mismo está dirigido por George Stevens, algunas escenas fueron rodadas por David Lean y otras por Jean Negulesco. Con veinte millones de dólares de presupuesto consiguió recuperar sólo dieciséis, siendo en este sentido un mal negocio para sus productores. Parte de ello se debe al excelso -y costoso- casting de la época, contando con lo mejorcito de Hollywood en papeles principales y secundarios: Max von Sydow (Jesucristo), Charlton Heston (Juan el Bautista) Telly Savalas (Poncio Pilatos), Angela Lansbury (Claudia Prócula), Sidney Poitier (Simón de Cirene) y John Wayne (Centurión romano) -entre otros- configuran una auténtica pléyade digna del mejor proyecto cinematográfico.
La película (a partir de ahora me referiré a la comercializada en 200 minutos) consta de dos partes desiguales, separadas por un interludio. La primera, de 130 minutos, abarca desde el nacimiento de Cristo hasta la la resurrección de Lázaro y la segunda (apenas dura 70 minutos, supongo que es la parte más recortada) transcurre desde la conspiración del Sanedrín para matar a Cristo hasta su Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión a los Cielos.
Vamos con las luces y sombras que comentaba anteriormente. Como aspectos más destacados hay que mencionar todos lo referente al ámbito técnico del la película, que no en vano fue acreedor de cinco nominaciones de la Academia: vestuario, decorado, efectos especiales, escenografía y BSO. Algunos planos son extraordinarios y muy adelantados a la época, grabaciones aéreas a las que Hollywood no estaba acostumbrada, pues los medios técnicos no lo habían permitido hasta esos años. La BSO de Alfred Newman, sin ser muy original (emplea varias piezas de música clásica) está muy conseguida, destacando la obertura, el Hossanna del Domingo de Ramos y -muy especialmente- el Aleluya de Hendel, empleado en las resurrecciones de Lázaro y del propio Jesucristo, clímax ambos de la primera y segunda parte respectivamente.
Como escena muy interesante espiritualmente me quedo con la de las tentaciones, en las que un personificado Satanás come ávidamente al tiempo que tienta a Cristo, que ha pasado cuarenta días en el desierto:
Ermitaño-Satanás: "Una larga subida, ¿no? Una subida larga y dura... Sabes, algunas personas piensan que toda la vida debería ser así, mmmm... ´Una vida fácil es una vida pecaminosa´. No es así, amigo mío... La vida de un hombre puede ser tan fácil como desee. Y puede ser fácil, amigo mío. Si uno conoce el camino al poder y la gloria en este mundo".
De manera original las tres tentaciones están cambiadas de orden, y como comentaremos luego no es esa la única licencia que se permite el director. Esta escena se une íntimamente con la enseñanza del Padrenuestro. En ella, el director ha añadido también intencionadamente una doxología final que no pasa desapercibida. Tras el "líbranos del mal" se añade "Porque tuyo es el Reino, tuyo el Poder y la Gloria por siempre. Amén". Esta coronilla, habitual en el padrenuestro protestante y anexada como respuesta del pueblo al de la misa católica, quiere resaltar que el Poder y la Gloria pertenecen a Dios y no a Satanás como él se había atribuido en la escena de la cueva.
Otra intuición genial referida a Satanás es la llegada a lo lejos de la patrulla que prende a Cristo en el Huerto de los Olivos. Su forma es claramente la de una serpiente que recuerda inmediatamente al espectador la figura del diablo. La simbología es extraordinaria.
Tampoco me parece menor la figura de Judas Iscariote, quien es presentado como un traidor "a medias", pues quiere que apresen a Jesús, pero no que le pase nada malo, ni mucho menos que lo maten. Fruto del ensañamiento de los romanos y del Sanedrín se produce su suicidio, un poco peculiar como veremos más adelante.
Por último, hay varias escenas con un estatismo casi inverosímil que añade mucha tensión al desarrollo de la trama. Esta rigidez de los actores en varias escenas, especialmente visible en la resurrección de Lázaro, en la Última Cena y la Crucifixión de Jesucristo creo que nos desvela que el film está más preparado para la contemplación religiosa que para un intento de contar los hechos de manera realista. En varios momentos el espectador tiene la sensación de que está contemplando un cuadro en el que solo un personaje se mueve mientras el resto permanece estático. Brillante, sin duda, aunque también arriesgado para el gran público.
Vamos ahora con los aspectos que menos me han gustado.
En primer lugar, uniéndolo a la última reflexión, considero que el doblaje está excesivamente teatralizado. No la he visto en V.O., por lo que no sé si en este sentido es fiel al original o es un exceso interpretativo de los dobladores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Unido a ello el film presenta elementos extrabíblicos innecesarios, los cuales no son errores casuales sino intencionados por parte del director para llamar la atención del espectador. Cualquier asesor hubiera podido eliminarlos fácilmente para dar mayor autenticidad a la historia, pero creo que el director quería que permanecieran esos elementos "chocantes" en la historia. Enumero algunos de los que yo he detectado:
- Lázaro aparece como el joven rico que rechaza la llamada de Cristo, cuando en la Biblia son dos personajes independientes.
- De la misma manera Santiago el menor y Mateo aparecen como hermanos, lo cual tampoco es correcto.
- Judas, tras arrojar las monedas en el suelo del Templo, se suicida allí mismo arrojándose a un horno de fuego, mientras que lo Evangelios nos dicen que se ahorcó en el exterior de la Ciudad Santa, concretamente en el Campo de Sangre, en hebreo Haceldama. Supongo que la intención del director es de nuevo simbólica, identificando el infierno con el fuego.
- Finalmente, la película atribuye a Cristo la frase: "Quedan la fe, la esperanza y el amor, la más importante es el amor" cuando esa cita es de sobra conocida de San Pablo en su Primera Carta a los Corintios capítulo 13.
Aparte de estas cuestiones bíblicas, tampoco me resulta convincente el rodaje de la película en Utah. Los paisajes son bellísimos, pero demasiado desérticos para la realidad de Israel, y también demasiado escarpados. El enclave es precioso, pero para quienes hemos tenido la suerte de estar en Tierra Santa dista mucho de la realidad.
Hechas esas consideraciones, me gustaría terminar el comentario con tres frases sacadas del film.
La primera es la única frase que John Wayne pronuncia en el film como centurión romano que según la Biblia es el primero en confesar la divinidad de Cristo tras su muerte. Solo por ello creo que merece la pena remarcarla:
El centurión: "En verdad, este hombre era hijo de Dios".
La segunda es una conversación entre los miembros del Sanedrín, que siendo inventada, sí me parece en este caso muy creíble:
"Todo se habrá olvidado dentro de unos días".
"No lo sé".
Y por último, las palabras finales de Jesucristo antes de ascender a los Cielos, una mezcla de la que realmente nos narran los Evangelios añadiendo algunos versículos del capítulo 5 de San Mateo y del discurso sacerdotal del Evangelio de San Juan:
Jesús: Id ahora, y enseñad a todas las naciones. Que vuestra primera preocupación sea amaros los unos a los otros y encontrar el Reino de Dios, y todas las cosas serán vuestras sin pedírmelas. No os preocupéis entonces por el mañana; dejad que el mañana se preocupe por sus propias necesidades, porque hoy... los problemas de hoy son suficientes. Y he aquí yo estoy con vosotros siempre, hasta el fin del mundo".
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
- Lázaro aparece como el joven rico que rechaza la llamada de Cristo, cuando en la Biblia son dos personajes independientes.
- De la misma manera Santiago el menor y Mateo aparecen como hermanos, lo cual tampoco es correcto.
- Judas, tras arrojar las monedas en el suelo del Templo, se suicida allí mismo arrojándose a un horno de fuego, mientras que lo Evangelios nos dicen que se ahorcó en el exterior de la Ciudad Santa, concretamente en el Campo de Sangre, en hebreo Haceldama. Supongo que la intención del director es de nuevo simbólica, identificando el infierno con el fuego.
- Finalmente, la película atribuye a Cristo la frase: "Quedan la fe, la esperanza y el amor, la más importante es el amor" cuando esa cita es de sobra conocida de San Pablo en su Primera Carta a los Corintios capítulo 13.
Aparte de estas cuestiones bíblicas, tampoco me resulta convincente el rodaje de la película en Utah. Los paisajes son bellísimos, pero demasiado desérticos para la realidad de Israel, y también demasiado escarpados. El enclave es precioso, pero para quienes hemos tenido la suerte de estar en Tierra Santa dista mucho de la realidad.
Hechas esas consideraciones, me gustaría terminar el comentario con tres frases sacadas del film.
La primera es la única frase que John Wayne pronuncia en el film como centurión romano que según la Biblia es el primero en confesar la divinidad de Cristo tras su muerte. Solo por ello creo que merece la pena remarcarla:
El centurión: "En verdad, este hombre era hijo de Dios".
La segunda es una conversación entre los miembros del Sanedrín, que siendo inventada, sí me parece en este caso muy creíble:
"Todo se habrá olvidado dentro de unos días".
"No lo sé".
Y por último, las palabras finales de Jesucristo antes de ascender a los Cielos, una mezcla de la que realmente nos narran los Evangelios añadiendo algunos versículos del capítulo 5 de San Mateo y del discurso sacerdotal del Evangelio de San Juan:
Jesús: Id ahora, y enseñad a todas las naciones. Que vuestra primera preocupación sea amaros los unos a los otros y encontrar el Reino de Dios, y todas las cosas serán vuestras sin pedírmelas. No os preocupéis entonces por el mañana; dejad que el mañana se preocupe por sus propias necesidades, porque hoy... los problemas de hoy son suficientes. Y he aquí yo estoy con vosotros siempre, hasta el fin del mundo".
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/

4,6
9.350
6
14 de febrero de 2022
14 de febrero de 2022
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy analizamos una película con un argumento interesantísimo, basado -a grandes rasgos- en la inquietante pregunta: ¿Qué sucedería si aparecieran los restos del cadáver de Jesucristo?.
Sobre esta pregunta se construye una película de acción, un thriller político donde se entremezclan las tres grandes religiones monoteístas del planeta: Cristianismo, Judaísmo e Islam.
El film de Jonas McCord se basó en una novela homónima de Richard Sapir. A pesar de lo interesante de su argumento, fue un rotundo fracaso comercial, con apenas 300.000 dólares recuperados de un presupuesto de 30 millones. Estar rodada en el mismo Jerusalén encareció sin duda el proyecto. No me parece que el film mereciera esta recepción tan desastrosa, ya que sin ser una obra maestra sí es interesante y está bien dirigido e interpretado.
Creo que es justo decir que se trata de una película interesante, que merece la pena verla, pero también que hay que visualizarla con ojos críticos. Hay que contemplar un film como lo que es: ficción. Hay quien cuando se pone delante de una televisión cree que todo lo que está viendo tiene la misma objetividad que un documental de la naturaleza. Desgraciadamente no es así. Ver determinadas películas requiere un mínimo de conocimiento y de capacidad crítica para verlas y juzgarlas sin dejarnos arrastrar por el interés de determinado director o productor. Desgraciadamente, no todo el mundo posee estas cualidades, dándole el mismo valor a una película de ficción que al noticiero de cada día. Vivimos en un mundo donde hay intenciones aviesas respecto a la religión cristiana, y el Cine no es una excepción a los constantes ataques que sufre la Iglesia. No obstante, se puede disfrutar del Cine y discrepar del mensaje de una película, no pasa nada si se sabe juzgar rectamente.
Toda la trama de la película se desarrolla en la ciudad santa de Jerusalén. Durante las excavaciones realizadas en un sótano para construir un edificio se encuentra una tumba que data de comienzos del siglo I. Cuando la doctora Sharon Golban (Olivia Williams) comienza a analizar e inspeccionar el cuerpo encontrado empieza a sospechar algo que le confirma un arqueólogo amigo suyo (que casualmente es sacerdote), el Padre Lavelle (Derek Jakobi): El cuerpo enterrado podría ser el de Jesucristo. Las coincidencias son sorprendentes: el cadáver pertenece a un crucificado, de unos treinta años, de profesión artesano, que ha sufrido latigazos y ha sido finalmente rematado con una lanzada en el costado. Cuando el Vaticano se entera del posible hallazgo, decide enviar al Padre Matt Gutiérrez (Antonio Banderas), un antiguo guerrillero de El Salvador, para que encuentre la verdad. Así comienza una historia llena de angustia, emoción, acción, un toque romántico y un descubrimiento que puede zarandear la fe mundial. Reproduzco el momento en el que el espectador comienza a visualizar el problema:
Dr. Sproul: "Esto es inusual. Hendiduras menores de la sutura coronal a lo largo del frontal. La piel ha sido perforada con algo justo en el cráneo, objetos puntiagudos de algún tipo, pero no de metal. ¿Ves? No hay oxidación. Todo el camino a lo largo de la muesca supra orbital. ¡Ah! Nuestro compañero era obviamente... varón, sí... y ciertamente crucificado. No estoy seguro de la fecha que me dices, 500 a.C. Parece más bien romano.
Sharon Golban: ¿Por qué?
D.S.: Bueno, si ves esta marca aquí en las costillas, parece que lo remataron con una lanza redonda. Mira la constitución del antebrazo derecho. Un albañil o un carpintero... como Cristo.
Sobre esta pregunta se construye una película de acción, un thriller político donde se entremezclan las tres grandes religiones monoteístas del planeta: Cristianismo, Judaísmo e Islam.
El film de Jonas McCord se basó en una novela homónima de Richard Sapir. A pesar de lo interesante de su argumento, fue un rotundo fracaso comercial, con apenas 300.000 dólares recuperados de un presupuesto de 30 millones. Estar rodada en el mismo Jerusalén encareció sin duda el proyecto. No me parece que el film mereciera esta recepción tan desastrosa, ya que sin ser una obra maestra sí es interesante y está bien dirigido e interpretado.
Creo que es justo decir que se trata de una película interesante, que merece la pena verla, pero también que hay que visualizarla con ojos críticos. Hay que contemplar un film como lo que es: ficción. Hay quien cuando se pone delante de una televisión cree que todo lo que está viendo tiene la misma objetividad que un documental de la naturaleza. Desgraciadamente no es así. Ver determinadas películas requiere un mínimo de conocimiento y de capacidad crítica para verlas y juzgarlas sin dejarnos arrastrar por el interés de determinado director o productor. Desgraciadamente, no todo el mundo posee estas cualidades, dándole el mismo valor a una película de ficción que al noticiero de cada día. Vivimos en un mundo donde hay intenciones aviesas respecto a la religión cristiana, y el Cine no es una excepción a los constantes ataques que sufre la Iglesia. No obstante, se puede disfrutar del Cine y discrepar del mensaje de una película, no pasa nada si se sabe juzgar rectamente.
Toda la trama de la película se desarrolla en la ciudad santa de Jerusalén. Durante las excavaciones realizadas en un sótano para construir un edificio se encuentra una tumba que data de comienzos del siglo I. Cuando la doctora Sharon Golban (Olivia Williams) comienza a analizar e inspeccionar el cuerpo encontrado empieza a sospechar algo que le confirma un arqueólogo amigo suyo (que casualmente es sacerdote), el Padre Lavelle (Derek Jakobi): El cuerpo enterrado podría ser el de Jesucristo. Las coincidencias son sorprendentes: el cadáver pertenece a un crucificado, de unos treinta años, de profesión artesano, que ha sufrido latigazos y ha sido finalmente rematado con una lanzada en el costado. Cuando el Vaticano se entera del posible hallazgo, decide enviar al Padre Matt Gutiérrez (Antonio Banderas), un antiguo guerrillero de El Salvador, para que encuentre la verdad. Así comienza una historia llena de angustia, emoción, acción, un toque romántico y un descubrimiento que puede zarandear la fe mundial. Reproduzco el momento en el que el espectador comienza a visualizar el problema:
Dr. Sproul: "Esto es inusual. Hendiduras menores de la sutura coronal a lo largo del frontal. La piel ha sido perforada con algo justo en el cráneo, objetos puntiagudos de algún tipo, pero no de metal. ¿Ves? No hay oxidación. Todo el camino a lo largo de la muesca supra orbital. ¡Ah! Nuestro compañero era obviamente... varón, sí... y ciertamente crucificado. No estoy seguro de la fecha que me dices, 500 a.C. Parece más bien romano.
Sharon Golban: ¿Por qué?
D.S.: Bueno, si ves esta marca aquí en las costillas, parece que lo remataron con una lanza redonda. Mira la constitución del antebrazo derecho. Un albañil o un carpintero... como Cristo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Vamos con la crítica. La película, sin lugar a dudas, presenta bastantes intereses oscuros y ocultos. El filme se ceba con las tres religiones antes mencionadas, no dejando títere con cabeza. Todas ellas aparecen como meras invenciones humanas donde lo único que les interesa es el poder, la política y el dinero. Basten tres frases como prueba de ello:
La primera del principal mandatario judío, Moshe Cohen: "La religión no se basa en un sistema racional de pruebas. Sobrevive debido a la necesidad humana".
La segunda del terrorista Abu Yusef justo antes de destruir los huesos encontrados con una granada, con la frase llena de ironía y sarcasmo: "Como dijiste antes, Dios no tiene cabida en la política".
Y por último, este diálogo entre el Cardenal Pesci y el Padre Gutiérrez cuando le comenta que lo va a enviar a Jerusalén:
Cardenal Pesci: Contamos con usted para proteger a la Iglesia.
Padre Gutiérrez: Proteger la fe.
C.P.: Son sinónimos. Si proteges a la Iglesia, proteges la fe.
Cierto que esta postura tan hostil será muy del agrado de un amplio sector crítico hacia todas las religiones, pero creo que las generalizaciones son erróneas e injustas. No todo en el Vaticano, en el Estado de Israel o en el Frente de Liberación Palestino es política. Sin sus respectivos y diferentes credos esas instituciones carecerían de sentido. Cierto que la convivencia entre ellas es difícil, que muchas veces han primado intereses no estrictamente religiosos en sus conflictos, pero de ahí a proponernos que las tres religiones son una mera invención humana –opinión que deja traslucir la película- hay un triple salto mortal sin red.
Analicemos ahora la figura de los tres sacerdotes principales que aparecen. El Cardenal Pesci ya ha quedado retratado -y caricaturizado- con la frase anterior: solo le interesa la Iglesia en cuanto institución humana y está incluso dispuesto a mentir para salvaguardarla. El arqueólogo, el Padre Lavelle, intenta primero negar la evidencia y conservar su fe agarrándose a un texto del Evangelio de San Marcos, 13, 21-23: "Si alguien os dice entonces: El Mesías está aquí o está allí, no lo creáis. Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. Pero vosotros tened cuidado: yo os he prevenido de todo" pero posteriormente termina suicidándose al perder la fe por creer que realmente ha aparecido el cuerpo de Cristo. Finalmente, el Padre Gutiérrez es el "bueno" de la película, pero termina renegando de la institución y arrojando el alzacuellos en señal de un abandono de su sacerdocio. Lo hace con estas palabras frente al Cardenal Pesci: "Pensé que había perdido la fe en Cristo, en Dios, mi salvador, mi amigo. Pero no lo hice. He perdido mi fe en servir a hombres como usted o Moshe Cohen, que usan a Dios para justificar sus asuntos materiales. Es por eso que ahora elijo servir a Dios a mi manera". Imagino que de paso, de esta manera, se está cuestionando duramente el celibato en la Iglesia Católica, al arrojar de manera despectiva el Padre Gutiérrez al símbolo que lo representa...
Siento ser spoiler, pero el film tiene ya unos años y no creo que nadie lea esto sin haberlo visto. Tras demoler la construcción, se remueve la tumba y aparece la inscripción: "Por favor, Dios, toma a mi hijo David, como tomaste a tu propio hijo Jesús". Un final políticamente correcto, pero que no anula toda la crítica anteriormente realizada a las tres religiones.
Espero que la disfrutéis, que os haga pensar (el tema es muy sugerente), pero al mismo tiempo, que la juzguéis y la analicéis vosotros mismos. Yo ya os he dado varias pistas para ello.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
La primera del principal mandatario judío, Moshe Cohen: "La religión no se basa en un sistema racional de pruebas. Sobrevive debido a la necesidad humana".
La segunda del terrorista Abu Yusef justo antes de destruir los huesos encontrados con una granada, con la frase llena de ironía y sarcasmo: "Como dijiste antes, Dios no tiene cabida en la política".
Y por último, este diálogo entre el Cardenal Pesci y el Padre Gutiérrez cuando le comenta que lo va a enviar a Jerusalén:
Cardenal Pesci: Contamos con usted para proteger a la Iglesia.
Padre Gutiérrez: Proteger la fe.
C.P.: Son sinónimos. Si proteges a la Iglesia, proteges la fe.
Cierto que esta postura tan hostil será muy del agrado de un amplio sector crítico hacia todas las religiones, pero creo que las generalizaciones son erróneas e injustas. No todo en el Vaticano, en el Estado de Israel o en el Frente de Liberación Palestino es política. Sin sus respectivos y diferentes credos esas instituciones carecerían de sentido. Cierto que la convivencia entre ellas es difícil, que muchas veces han primado intereses no estrictamente religiosos en sus conflictos, pero de ahí a proponernos que las tres religiones son una mera invención humana –opinión que deja traslucir la película- hay un triple salto mortal sin red.
Analicemos ahora la figura de los tres sacerdotes principales que aparecen. El Cardenal Pesci ya ha quedado retratado -y caricaturizado- con la frase anterior: solo le interesa la Iglesia en cuanto institución humana y está incluso dispuesto a mentir para salvaguardarla. El arqueólogo, el Padre Lavelle, intenta primero negar la evidencia y conservar su fe agarrándose a un texto del Evangelio de San Marcos, 13, 21-23: "Si alguien os dice entonces: El Mesías está aquí o está allí, no lo creáis. Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas que harán milagros y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. Pero vosotros tened cuidado: yo os he prevenido de todo" pero posteriormente termina suicidándose al perder la fe por creer que realmente ha aparecido el cuerpo de Cristo. Finalmente, el Padre Gutiérrez es el "bueno" de la película, pero termina renegando de la institución y arrojando el alzacuellos en señal de un abandono de su sacerdocio. Lo hace con estas palabras frente al Cardenal Pesci: "Pensé que había perdido la fe en Cristo, en Dios, mi salvador, mi amigo. Pero no lo hice. He perdido mi fe en servir a hombres como usted o Moshe Cohen, que usan a Dios para justificar sus asuntos materiales. Es por eso que ahora elijo servir a Dios a mi manera". Imagino que de paso, de esta manera, se está cuestionando duramente el celibato en la Iglesia Católica, al arrojar de manera despectiva el Padre Gutiérrez al símbolo que lo representa...
Siento ser spoiler, pero el film tiene ya unos años y no creo que nadie lea esto sin haberlo visto. Tras demoler la construcción, se remueve la tumba y aparece la inscripción: "Por favor, Dios, toma a mi hijo David, como tomaste a tu propio hijo Jesús". Un final políticamente correcto, pero que no anula toda la crítica anteriormente realizada a las tres religiones.
Espero que la disfrutéis, que os haga pensar (el tema es muy sugerente), pero al mismo tiempo, que la juzguéis y la analicéis vosotros mismos. Yo ya os he dado varias pistas para ello.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
12 de octubre de 2022
12 de octubre de 2022
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como no hay dos sin tres (y dado el enorme éxito económico de sus antecesoras...) tres años después de la segunda parte de la saga de La Profecía se rodaba esta tercera entrega, con un presupuesto -eso sí- algo más modesto (5 millones de dólares frente a los 7 de la segunda) pero intentando mantener una frescura y calidad adecuadas. Su resultado en taquilla obtuvo la nada despreciable cantidad de 20 millones de dólares, lo que demostraba que la franquicia aún era rentable si bien el agotamiento de la temática comenzaba a vislumbrarse.
Para este tercer capítulo se volvió a producir un cambio de director, tocándole el turno en esta ocasión al debutante tras las cámaras Graham Baker. El inevitable cambio físico del Anticristo y la constante muerte de quienes le rodean obligaron a configurar un nuevo reparto, con Sam Neill (su primer largometraje en EE.UU.) en el papel principal de Damien, secundado por los actores de reparto Rossano Brazzi y Don Gordon entre otros. La música seguía a cargo del oscarizado Jerry Goldsmith, intentando aportar en ese sentido una clara continuidad a la saga.
Se estrenaba así la película que supuestamente suponía el final de la trilogía, aunque -como comentaremos la semana que viene- diez años más tarde la saga tendría una extraña continuación. A nivel de crítica el film cosechó más malos comentarios que buenos, achacando la bisoñez de director y del actor principal como carencias fundamentales en un argumento que tampoco aportaba excesivas novedades. Además, es cierto que las escenas de asesinatos no resultan tan impactantes ni tan sorpresivas como en las dos anteriores entregas.
El eslogan del film introduce perfectamente el argumento: "El poder del mal ya no está en las manos de un niño". En efecto, Damien aparece ahora como un adulto de 33 años presidente de las industrias Thorn. Consciente de ser el Anticristo, intenta dominar el mundo para evitar la segunda venida del Mesías. Su antagonista será el Padre DeCarlo, quien junto a otros seis monjes (hermanos Antonio, Benito, Martin, Mateo, Pablo y Simeón) intentarán acabar con su vida para evitar su triunfo definitivo, para lo que tendrán que localizar y emplear las siete dagas sagradas de Megiddo.
Si bien la película es menos novedosa en cuanto a su argumento, al ser Damien un adulto las conversaciones son mucho más jugosas, teniendo diálogos realmente interesantes y con alto contenido bíblico y teológico, cosa que se echaba en falta en La Maldición de Damien, en la que como ya indiqué en el comentario de la semana pasada, la figura de un referente eclesiástico brillaba por su ausencia. Vamos a comentar algunas de las frases y diálogos más interesantes:
El Hermano Mateo realiza un parafraseo de la Segunda Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 2, 3-4, si bien el texto bíblico está recortado por cuestión de duración y para agilizar el desarrollo de la acción:
Hermano Mateo: "Que nadie os engañe de ninguna manera. Porque antes tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre impío, el Ser condenado a la perdición, el Adversario, el que se alza con soberbia contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta llegar a instalarse en el Templo de Dios, presentándose como si fuera Dios".
Aparte de esta referencia, las frases más interesantes corresponden al protagonista principal, Damien Thorn. He rescatado algunas perlas del guion que no tienen desperdicio, aunque no sean muy edificantes para el alma.
Para este tercer capítulo se volvió a producir un cambio de director, tocándole el turno en esta ocasión al debutante tras las cámaras Graham Baker. El inevitable cambio físico del Anticristo y la constante muerte de quienes le rodean obligaron a configurar un nuevo reparto, con Sam Neill (su primer largometraje en EE.UU.) en el papel principal de Damien, secundado por los actores de reparto Rossano Brazzi y Don Gordon entre otros. La música seguía a cargo del oscarizado Jerry Goldsmith, intentando aportar en ese sentido una clara continuidad a la saga.
Se estrenaba así la película que supuestamente suponía el final de la trilogía, aunque -como comentaremos la semana que viene- diez años más tarde la saga tendría una extraña continuación. A nivel de crítica el film cosechó más malos comentarios que buenos, achacando la bisoñez de director y del actor principal como carencias fundamentales en un argumento que tampoco aportaba excesivas novedades. Además, es cierto que las escenas de asesinatos no resultan tan impactantes ni tan sorpresivas como en las dos anteriores entregas.
El eslogan del film introduce perfectamente el argumento: "El poder del mal ya no está en las manos de un niño". En efecto, Damien aparece ahora como un adulto de 33 años presidente de las industrias Thorn. Consciente de ser el Anticristo, intenta dominar el mundo para evitar la segunda venida del Mesías. Su antagonista será el Padre DeCarlo, quien junto a otros seis monjes (hermanos Antonio, Benito, Martin, Mateo, Pablo y Simeón) intentarán acabar con su vida para evitar su triunfo definitivo, para lo que tendrán que localizar y emplear las siete dagas sagradas de Megiddo.
Si bien la película es menos novedosa en cuanto a su argumento, al ser Damien un adulto las conversaciones son mucho más jugosas, teniendo diálogos realmente interesantes y con alto contenido bíblico y teológico, cosa que se echaba en falta en La Maldición de Damien, en la que como ya indiqué en el comentario de la semana pasada, la figura de un referente eclesiástico brillaba por su ausencia. Vamos a comentar algunas de las frases y diálogos más interesantes:
El Hermano Mateo realiza un parafraseo de la Segunda Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 2, 3-4, si bien el texto bíblico está recortado por cuestión de duración y para agilizar el desarrollo de la acción:
Hermano Mateo: "Que nadie os engañe de ninguna manera. Porque antes tiene que venir la apostasía y manifestarse el hombre impío, el Ser condenado a la perdición, el Adversario, el que se alza con soberbia contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta llegar a instalarse en el Templo de Dios, presentándose como si fuera Dios".
Aparte de esta referencia, las frases más interesantes corresponden al protagonista principal, Damien Thorn. He rescatado algunas perlas del guion que no tienen desperdicio, aunque no sean muy edificantes para el alma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Evidentemente al ser el protagonista el Anticristo, su discurso es más bien una "anti-oración" cristiana, pero las recalco porque me parecen originales y creativas. Las dos primeras llaman la atención por lo extenso de las mismas, ya que son dos soliloquios bastante largos para una película que mezcla acción y suspense:
Damien: "Oh, Padre mío, Señor del Silencio, Dios Supremo de la Desolación, aunque la humanidad te vilipendie y no te anhele abrazar, fortalece mi propósito de salvar al mundo de una segunda venida de Jesucristo y su sucio credo mundano. Dos mil años han sido suficientes. Muéstrale al hombre, en cambio, los éxtasis de Tu reino. Infunde en él la grandeza de la melancolía, la divinidad de la soledad, la pureza del mal, el paraíso del dolor. ¿Qué imaginación pervertida ha alimentado al hombre con la mentira de que el Infierno se pudre en las entrañas de la Tierra? Sólo hay un Infierno, la plomiza monotonía de la existencia humana. Sólo hay un Cielo, el éxtasis del Reino de mi Padre".
D.: "Nazareno, charlatán, ¿Qué puedes ofrecer a la humanidad? Desde el momento en que saliste vomitado de la herida abierta de una mujer, no has hecho nada más que ahogar los crecientes deseos del hombre en un diluvio de moralidad santurrona. Has inflamado la mente adolescente de la juventud con tu repugnante dogma del pecado original. ¿Y ahora los absuelves al negarles el máximo gozo más allá de la muerte destruyéndome a mí? Pero fracasarás, Nazareno, como siempre has fracasado. Ambos fuimos creados a imagen de hombre, pero mientras tú naciste de un Dios impotente, yo fui concebido de un chacal. Nacido de Satanás, el desolado, el adversario. Tu dolor en la cruz no fue más que una astilla comparada con la agonía de mi padre. Expulsado del cielo, el ángel caído, desterrado, injuriado. Clavaré más profundamente las espinas en tu cadáver putrefacto, profanador de vicios. Nazareno maldito. Satanás, vengaré tu tormento, destruyendo a Cristo para siempre".
D.: "La mayoría de la gente confunde el mal con sus propios deseos y perversiones triviales. Ahora bien, el verdadero mal es tan puro como la inocencia".
"Si Abraham estaba dispuesto a matar a su propio hijo por amor a su Dios, ¿por qué no harás lo mismo por amor al mío?"
"Dejad que los niños se acerquen a mí. Tus palabras, Nazareno. No las mías".
"Discípulos de la Guardia; estoy ante vosotros; en el nombre del que fue arrojado del cielo, pero que vive en mí".
"Y sucederá que en los últimos días la bestia reinará 100 veintenas y 30 días y noches. Y los fieles clamarán al Señor: '¿Dónde estás tú en el día malo?' Y el Señor oirá sus oraciones. Y de la Isla del Ángel sacará al Libertador, el santo Cordero de Dios que peleará contra la bestia y la destruirá". Sólo que no será la bestia la que será destruida, será el Nazareno".
Destacar también este diálogo con Pedro, su discípulo predilecto, que recuerda enormemente a la conversación entre Jesucristo y San Pedro del Evangelio de San Juan 21,15:
Pedro: "Te amo".
Damien: "Más allá de todos los demás".
P.: "Más allá de todos los demás".
D.: "Más allá de la vida misma".
Por cierto, la película termina -como las dos anteriores- con unos títulos de crédito que mezclan varios versículos del Apocalipsis, en concreto 5,5 y 21,4:
"¡He aquí el León de Judá! ¡El Mesías, que vino primero como un niño pero regresa no como un niño, sino ahora como Rey de Reyes, para gobernar en poder y gloria para siempre!. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena, pues todo lo anterior ha pasado".
Lo dicho, a nivel de cinematografía un film entretenido sin más, pero a nivel teológico-espiritual quizás sea el más interesante de toda la saga.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
Damien: "Oh, Padre mío, Señor del Silencio, Dios Supremo de la Desolación, aunque la humanidad te vilipendie y no te anhele abrazar, fortalece mi propósito de salvar al mundo de una segunda venida de Jesucristo y su sucio credo mundano. Dos mil años han sido suficientes. Muéstrale al hombre, en cambio, los éxtasis de Tu reino. Infunde en él la grandeza de la melancolía, la divinidad de la soledad, la pureza del mal, el paraíso del dolor. ¿Qué imaginación pervertida ha alimentado al hombre con la mentira de que el Infierno se pudre en las entrañas de la Tierra? Sólo hay un Infierno, la plomiza monotonía de la existencia humana. Sólo hay un Cielo, el éxtasis del Reino de mi Padre".
D.: "Nazareno, charlatán, ¿Qué puedes ofrecer a la humanidad? Desde el momento en que saliste vomitado de la herida abierta de una mujer, no has hecho nada más que ahogar los crecientes deseos del hombre en un diluvio de moralidad santurrona. Has inflamado la mente adolescente de la juventud con tu repugnante dogma del pecado original. ¿Y ahora los absuelves al negarles el máximo gozo más allá de la muerte destruyéndome a mí? Pero fracasarás, Nazareno, como siempre has fracasado. Ambos fuimos creados a imagen de hombre, pero mientras tú naciste de un Dios impotente, yo fui concebido de un chacal. Nacido de Satanás, el desolado, el adversario. Tu dolor en la cruz no fue más que una astilla comparada con la agonía de mi padre. Expulsado del cielo, el ángel caído, desterrado, injuriado. Clavaré más profundamente las espinas en tu cadáver putrefacto, profanador de vicios. Nazareno maldito. Satanás, vengaré tu tormento, destruyendo a Cristo para siempre".
D.: "La mayoría de la gente confunde el mal con sus propios deseos y perversiones triviales. Ahora bien, el verdadero mal es tan puro como la inocencia".
"Si Abraham estaba dispuesto a matar a su propio hijo por amor a su Dios, ¿por qué no harás lo mismo por amor al mío?"
"Dejad que los niños se acerquen a mí. Tus palabras, Nazareno. No las mías".
"Discípulos de la Guardia; estoy ante vosotros; en el nombre del que fue arrojado del cielo, pero que vive en mí".
"Y sucederá que en los últimos días la bestia reinará 100 veintenas y 30 días y noches. Y los fieles clamarán al Señor: '¿Dónde estás tú en el día malo?' Y el Señor oirá sus oraciones. Y de la Isla del Ángel sacará al Libertador, el santo Cordero de Dios que peleará contra la bestia y la destruirá". Sólo que no será la bestia la que será destruida, será el Nazareno".
Destacar también este diálogo con Pedro, su discípulo predilecto, que recuerda enormemente a la conversación entre Jesucristo y San Pedro del Evangelio de San Juan 21,15:
Pedro: "Te amo".
Damien: "Más allá de todos los demás".
P.: "Más allá de todos los demás".
D.: "Más allá de la vida misma".
Por cierto, la película termina -como las dos anteriores- con unos títulos de crédito que mezclan varios versículos del Apocalipsis, en concreto 5,5 y 21,4:
"¡He aquí el León de Judá! ¡El Mesías, que vino primero como un niño pero regresa no como un niño, sino ahora como Rey de Reyes, para gobernar en poder y gloria para siempre!. Y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena, pues todo lo anterior ha pasado".
Lo dicho, a nivel de cinematografía un film entretenido sin más, pero a nivel teológico-espiritual quizás sea el más interesante de toda la saga.
Jaime Salado de la Riva
Crítica para Reflexiones cristianas: https://creoendios.blogspot.com/
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