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La traición

Drama. Intriga Leo sale de la cárcel con el firme propósito de seguir el buen camino, pero pronto se dará cuenta de que no es tan fácil empezar una nueva vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
25 de agosto de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros instantes apuntan buenas maneras. Se empieza con una idea visual y sutil: el personaje acaba de salir de la cárcel y por eso la escena inicial arranca a oscuras, con la salida de un túnel. Lo que aparenta ser el anticipo de algo grande no tarda en revelarse como una idea puntual y la narración pronto se aferra a las convenciones (morales y cinematográficas) más elementales. No ayuda demasiado el hecho que James Gray sea de esos directores que aparentan ignorar la existencia del humor o la ironía. Todo el material que toca inevitablemente lo carga de gravedad y pesar eclesiástico, todo él es muy siglo XIX, muy ruso. Sus personajes han de sufrir mucho, física y moralmente a ser posible. En otras obras más o menos logra domar sus ramalazos melodramáticos, pero en este título parece decidido a regalarse a fondo. Media hora más de metraje y a la estatua de la libertad se le acaba quemando el pelo con la antorcha. Esa manía de retorcerlo todo, de hacer que todo lo que pueda ir mal vaya peor, hace que los hechos cuadren con el código ético de un buen boy scout, pero también que el conjunto termine siendo algo empalagoso. Por más que se cocine a fuego lento y transmita la sensación de seriedad.

Si sólo fuera por eso, la película pasaría de correcta. Pero sus flaquezas no terminan ahí.

Otro de sus lastres más pesados es Marky Mark. Una hormigonera hubiera actuado exactamente igual que él. Pone la misma expresión tanto si está de fiesta en la discoteca como si tiene una conversación lacrimosa con su madre. En esta película salta a la vista que si no puede tirar de histrionismo, no sabe qué hay que hacer para expresar y transmitir emociones. Su actuación es tan nociva que logra contagiar a un actor tan extraordinario como Joaquin Phoenix, aquí bastante menos vigoroso y convincente de lo que él sabe.

Y el guión padece bulimia. Demasiadas sub-tramas. Las madres, el tío Caan, la prima Theron, meras marionetas para amplificar el estrépito melodramático. Otra evidencia que deja al descubierto es que Gray no sabe escribir personajes femeninos interesantes o sustanciosos. A lo largo de su trayectoria hemos podido comprobar que todas las mujeres que escribe son seres frágiles, necesitados y vulnerables, meros factores de emociones melosas. Y si no, han de conformarse con ser un bonito florero. Puro machismo condescendiente.

Sea como sea, y aunque al final la jugada le salga bien, como es el caso de "La noche es nuestra", otra cosa que siempre me ha desagradado en cada una de las cinco obras de James Gray es su aire anticuado. Filma como si hubiera nacido en 1919 y no en 1969. Tengo la certeza que jamás me sorprenderá porque su visión cinematográfica parece concebida en base a ideas plenamente asimiladas y consensuadas. Si lo comparas con otros directores de edad similar, como ahora Wes Anderson, Spike Jonze o Paul Thomas Anderson, queda en evidencia que hay poca creatividad en él y que ha visto poco cine. Si se tratara de un director de oficio, esto no tendría porque suponer un contratiempo, sin embargo, a alguien que parece haberse granjeado una pátina de artista y es mimado en Cannes, hay que exigirle que asuma más riesgos. Hasta Eastwood, que debe ser como 200 años mayor que él, es bastante más arrojado e imaginativo a la hora de colocar y mover la cámara. A lo mejor lo que se cuenta en "Cómo ser John Malkovich" es verdad y resulta que en su mente se oculta un señor muy, muy, muy mayor. Tanto como para haber nacido en el 1821 en Moscú. Si lo veo le hablaré en el idioma de Lloret de Mar (el ruso) a ver si responde y se delata.

Quitando ese par de flecos, la película es bastante chachi. Ha conseguido que piense en cosas muy trascendentales, sí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jean Ra
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12 de agosto de 2008
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una parte en el dialogo del Padrino III en que Michael Corleone decía que la política conduce a los negocios y estos a su vez al crimen. Uno de los principales males de las sociedades contemporáneas es el de la corrupción. Cuando el “sistema” es penetrado por ésta todo se pierde, deviene una involución catastrófica que nos lleva a pensar en la maldad y el egoísmo humano. Ahora bien cuando el “sistema” es capaz de mantenerse libre de semejante lacra podemos decir que la sociedad y el hombre se han salvado, revive la esperanza. El “sistema” se salva por la suma de hombres decentes que están muy por encima de quienes se corrompen. Al revés, el “sistema” fracasó cuando la corrupción es su dinámica principal de funcionamiento. En el caso de las sociedades latinoamericanas ocurre mucho de esto último. El marco institucional es frágil y las relaciones al margen de la ley terminan por regularlo casi todo. Películas como “La otra cara del crimen” de James Gray te hacen reflexionar estas y muchas otras cosas. Además cuenta con un elenco actoral de lujo encabezado por James Caan, Faye Dunaway, Charlize Theron, Joaquin Phoenix y Mark Walberg. Sin ser una obra maestra, en un sentido formal, es una buena película.
bucefalo
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29 de agosto de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de cumplir una condena de dos años por robo, Leo (Mark Whalberg) vuelve al hogar de su madre (Ellen Burstyn) y recibido en una fiesta. Sus amigos, especialmente Willy (Joaquin Phoenix) le felicitan por no haberlos delatado ante la policía. Pero Leo quiere reinsertarse y a pesar de que sigue estando enamorado de su prima Erica (Charlize Theron) novia de Willy, decide buscar empleo en la empresa de suministro de ferrocarriles que regenta Frank Olchin (James Caan) padrastro de Erica y que tiene sobornados a todos los concejales del ayuntamiento en su labor de poseer todas las adquisiciones y permisos para seguir suministrando la red de ferrocarriles de la zona. Pero la extorsión es el punto fuerte de un trabajo en que se verá implicado Leo por parte de Willy hasta que los acontecimientos se precipitan…

Segundo largometraje de James Gray (director de las notables y sinceras “La Noche es Nuestra” (2007) y Two Lovers” (2008)) en que flirtea, desde un punto de vista cercano al neorrealismo, en los entresijos del crimen organizado en su esencia sin que la pólvora y la sangre cobren un protagonismo ascendente, propio de las películas del género. Mark Whalberg interpreta a un exdelincuente rehabilitado que no verá sin embargo la luz de salida a un mundo en el que seguirá viviendo donde mandan los tratos de favor, la extorsión y el chantaje… Un modo oculto de delinquir que Gray materializa rodando en lúgubres interiores para mostrar más complicidad del espectador ante los personajes y su historia. Greay no se ha desmarcado, incluso con la romántica “Two Lovers”, de unas pautas que aunque algo lentas son de lo más convincentes en el desarrollo argumental. Interpretaciones secundarias apoyadas por los veteranos James Caan (El Padrino), Ellen Burstyn (El Exorcista) y Faye Dunaway (Bonnie y Clyde).
Natxo Borràs
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30 de septiembre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que sorprende tanta pretensión, un estilo tan marcado y ambicioso; cómo se retuerce el género negro y se intenta hacer una obra límite, absoluta, tremenda; cómo se trata de adensar, ralentizar, teatralizar y solemnizar la acción para ir al fondo de las cosas, para tratar de crear belleza y conseguir esculpir personajes que puedan remitir a mitos, a arquetipos clásicos (de la tragedia griega a la shakespeareana para llegar siempre a "El padrino" y sus sucesivos hijos bastardos y/o putativos de esa obra tan influyente -el marginal Abel Ferrara, por ejemplo, con "El funeral"); cómo se utilizan la fotografía, la banda sonora y las interpretaciones para que todo fluya o desemboque en una coreografía hermosa y nocturna; cómo, en definitiva, se quiere aunar la disección brutal de las alcantarillas del poder y la mirada cruda, poética, fatalista, sobre los opresivos lazos familiares y amorosos.
Todo es admirable, el gesto, valioso, los actores, estupendos, la forma, magnífica.
Pero... yo, por lo menos, no me la creo; pienso que hay una enorme distancia, insalvable, entre la aparatosidad técnica, el tono abismal, y la pura ilación de los hechos, el acontecer mismo, las reacciones de los personajes, los golpes que mueven la trama, toda esa argamasa necesaria para sustentar el afeite, el trabajo de albañilería sin el que se nos caería encima tan imponente edificio, todo ese trabajo o mimo que aquí está tan descuidado, o, mejor dicho, que resulta tan poco verosímil o impostado, artificial, imposible; ya que no hay destilación, las ideas no se adecúan a lo que vemos, como un traje muy caro sobre las carnes magras de un moribundo; casi nada de lo que pasa está sólidamente fundamentado, más allá de que te lo anuncien a priori o te lo intenten explicar desesperadamente a posteriori, de que te lo resuman o te vuelvan a contar todo lo que quedó tan confuso o absurdo; se notan desconexiones y exabruptos constantes, comportamientos inexplicables, increíbles.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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9 de junio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He de decir para iniciar mi crítica a esta película que aunque NO está basada en hechos reales, podría estarlo por multitud de ellos todos los días, y no sólo en EE UU, sino sobre todo en España y en cualquier otro rincón del planeta. La corrupción siempre ha existido, y seguirá existiendo, sólo los ciudadanos con nuestros votos, con nuestra repulsa y con nuestras denuncias podremos acabar con esta maldita lacra que nos corroe y que finalmente nos cuesta pagarla de nuestros bolsillos.

James Gray consigue, apoyándose en un amplio y exquisito reparto, expresar con buen ritmo los intersticios de la corrupción, y para ello se ampara en todos los aspectos de la vida del ser humano, desde la redención, al amor, a la familia, al negocio, a los sobornos, a la mafia que extiende y tapa desde el poder todos los manejos y por último, la denuncia pública a los responsables, públicos y privados, de que la corrupción esté presente en todos y cada uno de los actos de nuestra vida, y que convivamos con la misma y con los que la ejercen, muchos de ellos elegidos por nuestros votos para facilitarles la labor de robar a la sociedad para enriquecerse ellos mismos y sus amigos amparados en una apariencia de legalidad que desde luego no tienen.

Notable película, un 8.
andeltor
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