El callejón de las almas perdidas

Nightmare alley es la primera película de Guillermo del toro que se aleja de la ciencia ficción para enfocarse en un proyecto mucho más realista y con un tono diferente que demuestran que el director es todo terreno.
Si bien la historia no tiene nada de original en ningún aspecto, si está muy bien escrita sobre todo porque tiene un misticismo muy especial y único que hace semejanza a las películas de hitchcock, esto es algo que se imita de una buena forma.
Guillermo del toro es un maestro del terror psicológico y eso es algo que especialmente se nota en esta película, generando una tensión, ambientación muy bien construida, de verdad hace sentir mal al espectador.
Las actuaciones destacan demasiado, sobre todo Bradley Cooper y Cate Blanchett quienes son capaces de capturar toda esa empatía y al mismo tiempo desprecio, a esto se le suma unos personajes profundos que son capaces de generar tantas emociones en tan corto tiempo.
Cómo es usual en el cine de Guillermo de toro, este director tiene un talento impresionante artístico y esto se nota, toda la ambientación es perfectísima usando un estilo neo noir combinado con colores más vibrantes y "divertidos" que contrastan ambos muy bien.
Quizá lo que no funciona tan bien es que a veces la película tiene momentos exageradísimos, que hacen que en vez de generar tención cause una risa involuntaria, con situaciones demasiado fantasiosas e inverosímiles.
En conclusión, Nightmare alley, es una película que demuestra los grandes dotes de Guillermo del toro como director, además tiene quizá unas de las actuaciones más increíbles del año, lo único que no funciona es su desigual tono.

Partiendo de un personaje misterioso interpretado por Bradley Cooper que parece que oculta algo oscuro pero no terminas de saber muy bien el que, se desarrolla una historia colorida en una feria, con unos cuantos personajes pintorescos. En todo momento se disfruta del excelente reparto y de un argumento que no deja de entretener y sorprender.
Esta película tiene un poco de todo, amor (¿es amor realmente?), acción, misterio y un ligero toque sobrenatural.
Muy recomendable y que no deja indiferente

La nueva adaptación de la novela homónima, que narra la desdichada aventura de un buscavidas, insatisfecho con sus continuos éxitos, que tratará de crecer a costa de quién sea.

Tras el éxito de “La forma del agua”, Guillermo del Toro, nos da la mano para acompañarnos en una ténebre y misteriosa historia, que no olvida sus orígenes, regalándonos pequeños momentos fantásticos y de tensión.

Si por algo destaca esta película, es por su sublime ambientación, con una escenografía seductora y mística, que llena de encanto cada uno de los escenarios. Excepcional uso de una brillante paleta de colores, transmitiendo la magia que rodea al protagonista, acompañada de un gran uso de las luces.

En cuanto al reparto, muchos dudan del buen trabajo de Bradley Cooper, yo por lo menos, me creo a su personaje, y a pesar de su hermetismo, te va atrapando en su pícaro juego, en la manera en la que va consiguiendo sus pequeños triunfos, mediante esas escenas tan seductoras con las diferentes mujeres de la historia. Sin embargo, tengo que decir que el personaje de Rooney Mara queda a la sombra y posiblemente podría haber sido mejor aprovechado su papel, que no ocurre con la perspicaz actuación de Cate Blanchett y Toni Collette.

Si bien el segundo acto te despista sin saber cuál es el objetivo del filme, resultando en ocasiones pesado o con falta de argumento, el primer y tercer acto son muy atractivos y son los que básicamente consiguen encerrarte en la pantalla, casi como si estuvieses viviendo los hechos.

Un oscuro reflejo de la sociedad en la que vivimos, donde nuestros deseos son cada vez más insaciables y decaemos como personas empáticas.

Ha despertado en mi, las ganas de ver de nuevo cine negro y películas clásicas, pero sin duda, de ver la original “El callejón de las almas perdidas” de 1947.

Ya en 1947 los distribuidores españoles transformaron el título original de la película con Tyrone Power. Un año antes se había publicado en Estados Unidos con su título original, Mightmare Alley, Callejón de pesadilla. Cuando se publicó la novela, y ahora mismo hay ediciones muy buenas, se mantuvo el poético título español. Ahora se insiste en lo mismo. No está mal, suena interesante, pero no es ese lance moralista el que prevalece en el original ni en la película actual (la de Power es muy floja, muy acaramelada a lo Hollywood de la época) fiel al brutal escepticismo del escritor William Lindsay Gresham (1909-1962).

En efecto, Guillermo del Toro es fiel al relato, no escatima las miserias que se describen con lujo de detalles, tanto en el sector de los buscavidas como de los artistas ambulantes en un ambiente muy degradado como en el de los muy ricos. Se salva de la quema un personaje muy ingenuo, frágil como copa de champán, pero a su vez también tan falso y encaramado en la rutina del engaño como el que más, aunque con algunos límites respecto al encanto del protagonista: seductor guapo con una necesidad de victoria tan codiciosa que no es capaz de ver más allá de la epidermis de las mujeres, tan distintas con las que se acuesta.

Resulta extraordinaria la atmósfera, la banda sonora, la fotografía y desde luego las colosales interpretaciones de todos, contando con primeras figuras en pequeños papeles.

Cine negro auténtico, sin censura, aunque con el pudor de Guillermo del Toro para las secuencias sexuales. Un pudor que no le impide dejar constancia de la sensualidad y la lujuria que puede guardar en sus amplias mangas el deseo de triunfar, mientras el mundo se desangra con la segunda guerra mundial, y un par de millonarios lo tienen todo...

Primera película de este año que veo en el cine, y nuevo trabajo de Guillermo del Toro tras "La forma del agua" en 2017, esta vez superándose a sí mismo.

Y es que la historia de Stanton Carlisle, un hombre que llega a una feria ambulante en busca de fortuna, y en poco tiempo traba amistad con las estrellas más aclamadas del espectáculo: con la adivina Zeena, la mujer-eléctrica Molly y con Marino Martín, el enano encargado de ayudar a casi todos los artistas.

Adaptación de la novela "Nightmare Alley" de William Lindsay Gresham, la historia ya fue llevada el cine por Tyronne Power, quien compró los derechos de la novela en los cuarenta, e interpretó al ambicioso Stanton de una forma magistral, pero no menos que como lo hace Bradley Cooper, el actor actual de ojos celestes que parece sacado de una película de cine clásico.

Por eso Guillermo del Toro lo escogió a él, porque nadie mejor para encajar a un antihéroe a la vez por las circunstancias héroe y villano que un actor que parece nacido en ese tiempo y trasladado a la actualidad por la fuerza en una extraña máquina del tiempo.

Y es que ver a Cooper en una película moderna duele, porque simplemente no encaja, es demasiado clásico y especial, pero también camaleónico.

Puedo comprender la razón por la que Guillermo del toro ha realizado esta película tan sublime.

Por la visión que tiene de esta historia, de la falta de fe en la humanidad, en una casi misantropía innata que hacen nacer los propios hechos ante sus ojos y ante el espectador: ver como por codicia unos seres humanos convierten en monstruos a otros.

Es una expresión ambigua, pero contiene en esencia lo que Del Toro pretende transmitir y así no utilizo spoilers.

No es una historia, Del Toro ha relatado unas circunstancias, un hecho. Recientemente he leído una entrevista del director en la que habla como el ser humano es el peor enemigo del ser humano.

Jamás ningún director lo había contado de forma tan poética, tan sedantemente elegante con una actriz de la talla de Cate Blanchett, convertida en la doctora Lilith Ritter, y en casi una heroína de Hitchcock, fría, elegantemente educada y letal.

Cate Blanchett brilla como si fuera una moneda recién acuñada, está deslumbrante, medidas las palabras, aislada del mundo vulgar para salir siempre con ese trasfondo de nieve y muebles caros, de bustos y decoración del mundo antiguo.

Embaucador y sinvergüenza Stanton huirá de un pasado secreto que lo atormenta junto a Molly, la chica eléctrica quien encarna una inocencia y devoción que serán rechazadas por el oro puro pero venenoso, interpretado por Rooney Mara de una forma muy pura.

Pero su ambición irá a más, y con ella el suspense del espectador por saber a donde le llevará esto, y ese sentido inhumano, esa ausencia de despertar por fin de parte de todos los personajes ahí, al ver desde el primer instante la falta de sentimientos, de piedad con que una persona puede llegar a ser sometida.

Jamás nos hará perder del Toro s(obre todo en la parte en que Stanton y Molly se enriquecen gracias a la fórmula mental de Pete) esa imagen de la degradación a la que el humano puede verse abocado.

El primer acto es especial, el segundo sobre todo en el nudo, con un vestuario cada vez más y más cercano a la definición de cada personaje y sus cualidades destacan sobre un perfecto escenario de los 40,

El resto del reparto es de sobresaliente, con Toni Collette mostrando lo mejor de su arte y la caracterización del azar en los tiempos que corren como factor determinante a que sigamos aquí o no.

Película de sobresaliente, hacía mucho que una sala de cine estaban tan vacía, ni que contaban una historia tan filosófica, sublime y auténtica.

Que no existen los sueños, solo los que tú puedas lograr. Y la verdadera naturaleza de la gente que componen el mundo moderno, ya sean hijos de nobles o de mendigos.

Qué pena.

El tratamiento del "monstruo" que está ligado al sentido general de la película desde su principio nos habla también de la metáfora imprimida por Del Toro en el film, de forma más notoria y descarnada aún que en la película clásica.