La empecé a ver esta serie influenciado por Breaking Bad, donde su protagonista tiene un papel secundario muy divertido.
El comienzo de la primera temporada es titubeante pero a medida que avanza va cogiendo ritmo y vamos conociendo mejor a su protagonista un simpático y pícaro abogado.

La serie se equilibra muy bien con la historia paralela de un ex-policía que también aparece en Breaking Bad.
Acabamos simpatizando con ambos personajes.
Es una serie muy recomendable que abre debates morales, nos hace pensar y entretiene. Que más se puede pedir?

Una serie espectacular, para mi gusto mejor que Breaking Bad, podrían ser tantas series en una, desde una comedia a un thriller, pasando por una serie de abogados, un dramon, e incluso a veces una serie romántica. Sólo le veo un error, el mismo que le veía a Breaking Bad y que cada por desgracia es más común en las series actuales, y es que busca demasiado la perfección visual para el espectador, incluso una escena de violencia, de vagabundos o que supuestamente debiera dar asco, se convierte en una escena con mil colores diferentes en cada plano, con una suciedad perfectamente colocada, cualquier detalle se coloca para que el espectador tenga orgasmos visuales, algo parecido a lo que te pasa cuando vas a una hamburguesería de comida rápida, comes con los ojos, y eso exalta las reacciones, te da la sensación de que la serie se acerca a la perfección, pero a mi personalmente me molesta tanta perfección visual, prefiero escenas oscuras cuando el guión lo requiera, también desorden y realidad, el problema es que la mayoría os dejáis llevar más por la perfección visual que por un guión bien escrito y una forma de contarlo visualmente que sea más real.

Esta serie es una de las que puede enseñar a aspirantes a la composición en todas sus etapas; la construcción de los personajes como una de sus principales armas de entretenimiento. Una precuela muy bien hecha, sus pasajes son sutiles y la originalidad y estilo para interpretar sentido al mensaje que se quiere transmitir para que parezca lo más real a la realidad

Si esta pseudo precuela de Breaking Bad hubiera terminado en la temporada 4 con la transformación definitiva de Jimmy en Saúl Goodman hubiera merecido una nota mayor, pero - al igual que con Stranger Things - Netflix quiso seguir estirando el chicle con dos temporadas finales muy mediocres y que, además, se cargan al personaje principal. El Saúl charlatán, histriónico y gracioso que nos encanto en Breaking Bad se convierte en las dos últimas temporadas en un loser patético que no sabe cómo lidiar con su propia vida. El final deja muy mal sabor de boca y un mensaje cuanto menos polémico. Porqué sería más delincuente el abogado que ayuda a lavar dinero que los que abogados que ayudan a los bancos que reciben esos fondos sin averiguar de dónde provienen?. Una enorme decepción.

Desde luego no se puede negar que el Sr. Gilligan y sus colegas no podían haber rendido un mejor homenaje a Breaking Bad. Si te gustó, es imprescindible que la veas, es más, es posible que incluso te parezca hasta mejor. Son muchas temporadas pero la evolución de los personajes principales y los giros que tiene así como una puesta en escena impecable te obligan a ver un capítulo tras otro. Algunos capítulos tienen momentos geniales. Totalmente recomendable. Una joya del género.