Tres colores: Azul
43.272
Drama
En un accidente de coche, Julie pierde a su marido Patrice, un prestigioso compositor, y a su hija Anna. Al recuperarse de sus lesiones, decide comenzar una nueva vida, independiente, solitaria y anónima, alejada de los privilegios que antes disfrutaba. Olivier, el ayudante de Patrice, intenta sacarla de su aislamiento. Olivier está enamorado de ella desde hace muchos años y acaba convenciéndola para que termine el «Concierto para ... [+]
19 de noviembre de 2020
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<In extremis> me ví en la disposición de franquear la barrera y visionar, de una maldita vez, la obra de culto de Kieslowski.
Esto suele ocurrir a menudo. Me autoengaño, creyendo, por temor a equivocarme, poder encontrarme algo de mi no agrado y maldecir el momento previo decisivo.
Y si bien es cierto, como suelo repetir en ocasiones, que esta cinta no es apta para cualquiera, me veo en la obligación de reafirmarme al decir que estamos ante una gran película.
El material de escritura aportado por nuestro responsable está muy bien oxigenado y dificulta en parte, como debe ser, la extracción de materia prima para el debido análisis personal. Nuestra actriz en cuestión, Juliette Binoche, defiende sin contemplaciones ni esquinazos un guión fértil y alarmantemente hábil que se caracteriza por estructurarse en etapas de exfoliación que, la primera muy importante y humana , se culpa así misma y procede a inflingirse daño de forma necesaria (lo es, lo es físico) para finalizar con el arraigo expuesto anteriormente. Se trata de un sentimiento y exposición de vulnerabilidad que intenta buscar un atisbo de amor en otra persona, en la película, del amigo que tiene, y lo haya. Recomponerse después de lo ocurrido y eliminar cualquier recuerdo que pudiera tener de su vida anterior porque, precisamente por eso, pertenece al pasado. Y ella, necesita y debe comenzar de cero. Como se dijo una vez:
El que se aferra, jamás conserva.
Prevista ahora de humanidad, podríamos decirlo así, y dando una breve mención sobre dicho color que ajetrea Tres colores su primera parte que es el azul, un símbolo frío y ambiguo que dibuja la pérdida sufrida de su protagonista y eleva la sintaxis emocional que viene mostrada, como decía antes, con dolor físico y la propia culpa por lo sucedido dando como resultado el encuentro entre el dolor y amor, como nos da a entender el mismo director, habitando entre sí, nos adentramos en el proceso de curación y atractivo de lo mundando para penetrar en la búsqueda sexual del placer.
Decir que este cine menos expuesto al público, e injusto es decirlo pero cierto es, se defiende con cámaras inestables y, en ocasiones, algo distorsionada, que es lo que intenta plasmar el autor debido al contenido, pero también tiene en algunos momentos estabilidad y cámara al hombro con hábil frecuencia.
Y decir también, como último aporte incursivo al comentario, que debido a la inacabada tarea de música y al chico que nos es explicada y presentado respectivamente en la cinta, chapo aquí mi intervención para que tu atracción hacia la misma termine de completarse.
Incierto, ¿no?
Esto suele ocurrir a menudo. Me autoengaño, creyendo, por temor a equivocarme, poder encontrarme algo de mi no agrado y maldecir el momento previo decisivo.
Y si bien es cierto, como suelo repetir en ocasiones, que esta cinta no es apta para cualquiera, me veo en la obligación de reafirmarme al decir que estamos ante una gran película.
El material de escritura aportado por nuestro responsable está muy bien oxigenado y dificulta en parte, como debe ser, la extracción de materia prima para el debido análisis personal. Nuestra actriz en cuestión, Juliette Binoche, defiende sin contemplaciones ni esquinazos un guión fértil y alarmantemente hábil que se caracteriza por estructurarse en etapas de exfoliación que, la primera muy importante y humana , se culpa así misma y procede a inflingirse daño de forma necesaria (lo es, lo es físico) para finalizar con el arraigo expuesto anteriormente. Se trata de un sentimiento y exposición de vulnerabilidad que intenta buscar un atisbo de amor en otra persona, en la película, del amigo que tiene, y lo haya. Recomponerse después de lo ocurrido y eliminar cualquier recuerdo que pudiera tener de su vida anterior porque, precisamente por eso, pertenece al pasado. Y ella, necesita y debe comenzar de cero. Como se dijo una vez:
El que se aferra, jamás conserva.
Prevista ahora de humanidad, podríamos decirlo así, y dando una breve mención sobre dicho color que ajetrea Tres colores su primera parte que es el azul, un símbolo frío y ambiguo que dibuja la pérdida sufrida de su protagonista y eleva la sintaxis emocional que viene mostrada, como decía antes, con dolor físico y la propia culpa por lo sucedido dando como resultado el encuentro entre el dolor y amor, como nos da a entender el mismo director, habitando entre sí, nos adentramos en el proceso de curación y atractivo de lo mundando para penetrar en la búsqueda sexual del placer.
Decir que este cine menos expuesto al público, e injusto es decirlo pero cierto es, se defiende con cámaras inestables y, en ocasiones, algo distorsionada, que es lo que intenta plasmar el autor debido al contenido, pero también tiene en algunos momentos estabilidad y cámara al hombro con hábil frecuencia.
Y decir también, como último aporte incursivo al comentario, que debido a la inacabada tarea de música y al chico que nos es explicada y presentado respectivamente en la cinta, chapo aquí mi intervención para que tu atracción hacia la misma termine de completarse.
Incierto, ¿no?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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24 de noviembre de 2020
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La melancolía es una forma de poesía bella. La tristeza es de por sí poética y forma parte de la sustancia humana. Nos han hecho creer que el dolor hay que evitarlo cuando éste forma parte central de la existencia. Aquí en ésta obra maestra hay un "silencioso retrato del dolor". Intimista y cálida la protagonista (Juliette Binoche) desciende a los Infiernos de la decepción y con una entereza estoica contiene sentimientos y emociones. El dolor es parsimonioso y glorioso a la vez bajo los acordes de una sinfonía hermosa, como la vida, con sus altas y bajas.
11 de febrero de 2022
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En alguna parte hace unos siglos un pensador escribió que la libertad era el reconocimiento de la necesidad. En la película Kieślowski nos muestra, mediante la cautivadora actuación de Juliette Binoche, que incluso allí donde es más difícil serlo es donde experimentamos los que es ser humano. Lo real.
El uso constante pero no saturado de los colores junto a una música que aparece justamente donde tiene que aparecer, generan un narración, un ánimo, que permite al espectador experimentar el difícil equilibrio entre la distancia triste y dolorosa de la muerte, y la intimidad y curso inevitable del tiempo de quién logra vivir a pesar de no buscarlo. Esto último llega paradójicamente a tener su propia calidez, una calidez única en medio de una vida azulada.
Es una de esas películas que con su sola invocación nos habilita expresar lo que no podemos simplemente decir con el lenguaje común. Para quienes no buscan en el cine mera entretención, sino experimentar algo de vida a través de la obra de otros, es recomendable sin lugar a dudas.
El uso constante pero no saturado de los colores junto a una música que aparece justamente donde tiene que aparecer, generan un narración, un ánimo, que permite al espectador experimentar el difícil equilibrio entre la distancia triste y dolorosa de la muerte, y la intimidad y curso inevitable del tiempo de quién logra vivir a pesar de no buscarlo. Esto último llega paradójicamente a tener su propia calidez, una calidez única en medio de una vida azulada.
Es una de esas películas que con su sola invocación nos habilita expresar lo que no podemos simplemente decir con el lenguaje común. Para quienes no buscan en el cine mera entretención, sino experimentar algo de vida a través de la obra de otros, es recomendable sin lugar a dudas.
5 de agosto de 2022
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Patrice es un afamado compositor. El auto se estrella contra un árbol y mueren él y su hija. Sobrevive Julie, su joven esposa. Las primeras escenas transcurren en el hospital durante su recuperación. Los planos se tiñen de azul ante la música que brota de su mente.
Olivier siempre estuvo enamorado de Julie, en secreto, pero ella no quiere experimentar emociones que la atan al pasado. Tampoco pretende enamorarse de nuevo, todo le resulta tan doloroso.
A lo largo de la película se oyen fragmentos de la partitura que Julie aloja en su cabeza. Esas notas le recuerdan todo lo que ha perdido. En las escaleras de su nueva morada vuelven a surgir destellos azules que se confunden con esas notas.
El agua azul de una piscina va sanando sus heridas durante las noches. La pena de Julie es profunda, la criada se dio cuenta de su incapacidad para llorar antes de abandonar su antiguo hogar.
“Libertad”, color azul de la bandera de Francia, según Kieślowski. Seres a la deriva, se encuentran solos como la viejita encorvada. Otro es el muchacho que acudió a socorrerla durante el accidente. La madre de Julie vive en un asilo y no la reconoce, pareciera que la vida fuera puro sufrimiento.
En tribunales, Julie se cruzará casualmente con los personajes de Blanc (1994), ventana a la segunda cinta de la trilogía de los tres colores, tal como el espectador deberá estar atento al destino de la viejita encorvada a través de estas tres películas.
Los fragmentos de música intercalados por fundidos a negro van navegando entre imágenes de esos seres solitarios que habitan Francia: el chico que la rescató, la vecina, la madre, la amante y ella misma abrazada a Olivier.
Las notas han completado los silencios y la belleza de esa libertad cobra sentido. La música acompañará a esas vidas inconclusas hasta que puedan conectar con otros solitarios.
Julie ha reencontrado la música y ahora sí brotan lágrimas al recordar el pasado.
Olivier siempre estuvo enamorado de Julie, en secreto, pero ella no quiere experimentar emociones que la atan al pasado. Tampoco pretende enamorarse de nuevo, todo le resulta tan doloroso.
A lo largo de la película se oyen fragmentos de la partitura que Julie aloja en su cabeza. Esas notas le recuerdan todo lo que ha perdido. En las escaleras de su nueva morada vuelven a surgir destellos azules que se confunden con esas notas.
El agua azul de una piscina va sanando sus heridas durante las noches. La pena de Julie es profunda, la criada se dio cuenta de su incapacidad para llorar antes de abandonar su antiguo hogar.
“Libertad”, color azul de la bandera de Francia, según Kieślowski. Seres a la deriva, se encuentran solos como la viejita encorvada. Otro es el muchacho que acudió a socorrerla durante el accidente. La madre de Julie vive en un asilo y no la reconoce, pareciera que la vida fuera puro sufrimiento.
En tribunales, Julie se cruzará casualmente con los personajes de Blanc (1994), ventana a la segunda cinta de la trilogía de los tres colores, tal como el espectador deberá estar atento al destino de la viejita encorvada a través de estas tres películas.
Los fragmentos de música intercalados por fundidos a negro van navegando entre imágenes de esos seres solitarios que habitan Francia: el chico que la rescató, la vecina, la madre, la amante y ella misma abrazada a Olivier.
Las notas han completado los silencios y la belleza de esa libertad cobra sentido. La música acompañará a esas vidas inconclusas hasta que puedan conectar con otros solitarios.
Julie ha reencontrado la música y ahora sí brotan lágrimas al recordar el pasado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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2 de noviembre de 2022
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A mi gusto es la mejor de la trilogía. Dios mío, la música es espectacular. Es una película delicada, que hay que ver con amor y apreciar su belleza. Es de las pocas películas que realmente hace una conexión que va más allá con lo visual, lo sonoro y la simbología del color azul.
La única crítica que tengo es la representación de la mujer. Entiendo que es una película de otra época, pero ella se convierte en un ser pasivo, idealizado, eternamente bello y bueno.
No representa acordemente una depresión, si no una melancolía delicada, muy alejada de la realidad o de cómo se comportan las personas.
Por concluir, es una película que recomendaría 100% ver, promete expandir tu visión del cine tradicional, y darte un respiro para apreciar este tipo de películas que ya son una rareza.
La única crítica que tengo es la representación de la mujer. Entiendo que es una película de otra época, pero ella se convierte en un ser pasivo, idealizado, eternamente bello y bueno.
No representa acordemente una depresión, si no una melancolía delicada, muy alejada de la realidad o de cómo se comportan las personas.
Por concluir, es una película que recomendaría 100% ver, promete expandir tu visión del cine tradicional, y darte un respiro para apreciar este tipo de películas que ya son una rareza.
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