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Los hombres que caminan sobre la cola del tigre

Drama. Aventuras Japón medieval. Un samurai huye de su hermano. Tanto él como sus guardaespaldas tienen que disfrazarse de sacerdotes para atravesar un bosque y eludir a los guardias de la frontera. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
26 de junio de 2009
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
228/28(25/06/09) Película menor del genial director japonés, donde adapta una obra del kabuki, género teatral del país del Sol naciente. Es este un trabajo con solo tres escenarios que se suponen en campo abierto, pero cantan que son platós. El argumento rezuma simplicidad e ingenuidad, un noble japonés perseguido por su poderoso hermano, es acompañado por siete guardaespaldas y un dicharachero porteador, desea cruzar una frontera de incógnito, pero está protegida por soldados de su hermano a los que deberán engañar para cruzarla, así de simple. tiene el sello Kurosawa en el aura que envuelve al grupo de perseguidos, un aire casi místico, ayudado por sus canciones, por lo demás nada destacable. Akira nos tenía preparado para su futuro cinematográfico trabajos infinitamente mejores, pero es curioso asistir a los comienzos de un maestro del séptimo arte. Recomendable a los que gusten de ver las raíces de un Grande del cine. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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5 de septiembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Efectivamente, todos nos ha traído aquí el nombre propio del director, Akira Kurosawa, que como bien indica un usuario, mientras él dedicaba sus esfuerzos en realizar su película las bombas caían sobre su país. La guerra los tenía hundidos, estaban machacados, pasaban hambre.... y atención, lo que interesa, lo que me impresiona, en mitad del caos y desesperación general que debe suponer vivir el final de una guerra que ya tenían perdida, Akira Kurosawa hacía cine.

La película no es muy buena, es un vodevil prescindible, una hora de teatro en la que el maestro japonés apenas puede desarrollar su talento. La música está bien puesta, de los actores, de tan esforzados, hay alguno que se acaba pasando. La interpretación del porteador es insufrible. Así que poco se puede destacar de una película cuyo título es quizás lo mejor. A mí me sirve para elogiar la figura de Kurosawa, un director con una filmografía que me ha hecho vibrar en muchísimas ocasiones, alguien que en 1945 no era nadie pero que tenía sin saberlo un brillante futuro por delante.

Así que nada de 'frivolité', un respeto, que mientras su país estaba en ruinas, o en llamas, este hombre hacía cine...
Luisito
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6 de agosto de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película ligera del emperador, que mas pareciera un corto que un largo, dado la duración en conjunto con su final tan precipitado. Me he quedado con ganas de mas, a ver donde iba este grupito tan particular, y eso es bueno.

Buena, sin todavía llegar al nivel que vendría mas adelante.
AndrésFS
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12 de febrero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A través de espesos bosques los pies de un grupo de hombres empiezan a agrietarse por la incansable marcha. Escoltado por ellos, uno, caído en desgracia, "sigue en vano derramando lágrimas de color carmesí esperando obtener la lealtad de aquellos calumniadores que no le permiten poner un pie en Kamakura"...

Forma ya parte del folklore japonés la gesta del guerrero Yoshitsune de Minamoto, traicionado por Yoritomo tras la famosa guerra de clanes Genpei, que significó el final del reinado de los Taga y el comienzo del llamado periodo Kamakura, en 1.185. Que alguien como Kurosawa, quien siempre proclamó su filiación con el teatro noh en detrimento del kabuki, e incluso considerándolo una forma desviada de éste, optara por afrontar un proyecto como el que nos atañe, se debió a su forma de ser tan práctica; Japón estaba viviendo los últimos estertores de la guerra contra EE.UU. y había escasez de medios.
No pudiendo llevar a cabo un ambicioso film histórico y debido a la evacuación de todas las mujeres por miedo a los bombardeos, lo que dejó a Toho sin actrices, el director escribe y organiza a toda prisa una adaptación de dos obras teatrales legendarias, una noh ("Ataka") y otra kabuki ("Kanjincho"), que vienen a tratar la misma historia, la huida de Yoshitsune cuando su celoso y cruel hermanastro se opone a que le sean concedidos ciertos poderes y títulos especiales, impidiéndole regresar a esa Kamakura donde se ha establecido el primer shogunato de la Historia del país y la supremacía de la casta samurái en la sociedad.

La historia de Kurosawa, que no abarca mucho metraje, se inicia con el protagonista ya considerado fugitivo, acompañado de su fiel sirviente Benkei y cinco vasallos más andando en mitad de un bosque con el objetivo de dejar la región y ocultarse en tierras más hospitalarias, todos ellos camuflados como monjes que pretenden recolectar fondos para restaurar un templo. Así, el cineasta establece el engaño, la sensación de farsa, como uno de los elementos esenciales de la trama, la cual quedará dividida en tres arcos argumentales respetando la forma teatral.
Sin embargo lo más destacado es cómo subvierte un poco los códigos de dichas obras al añadir a un ser extraño, un portador que camina junto a los guerreros y que por supuesto está ausente en la pieza tradicional; el talento consumado del cómico Kenichi Enomoto orienta la historia hacia lo grotesco y sirve de guía al espectador, pues ésta se contará desde su punto de vista, enteramente ajena a los acontecimientos. Esta manera de enfocarlos, a través de un personaje externo, se irá repitiendo en futuras obras del cineasta ("Los Siete Samuráis", tomando Kikuchiyo su lugar, o "La Fortaleza Escondida", donde los dos pícaros acaban inmiscuidos en la intriga de la princesa Yuki...).

Mientras este portador mantiene expresiones exageradas y otea entre la hierba, desde lejos, la primera parte tiene lugar en el bosque, con algunas escenas filmadas cual representación y eso implica la adopción de la musicalidad propia del kabuki a la hora de expresar los diálogos, incluso llevando a los actores al canto o al recital. A su vez se desvía la mirada del supuesto protagonista, que no es el aquí endeble y afeminado Yoshitsune, sino un Benkei con el duro rostro de Denjiro Okochi, actor fetiche de Kurosawa en su carrera temprana y quizás el más famoso y mejor pagado de la época.
Él, entre algunas "set pieces" cómicas, dirige los pasos de los hombres y la acción narrativa, donde lo mejor es la belleza natural, vaporosa y de algún modo hechizante, que captura el operador Takeo Ito. La segunda parte y más extensa acentúa tanto la unión del clan como el propósito de farsa cuando el grupo se ha de enfrentar a Saemon Togashi, encargado de capturar al señor y los seis vasallos, revelándose las influencias de la obra noh en la solemne narración del falso pergamino que realiza Benkei; esta maniobra de burla a un señor de casta superior y la profanación de los elementos religiosos no gustó en absoluto a los censores japoneses.

Del mismo modo, y muy curiosamente, el film no gustaría a las autoridades americanas por tratar la era feudal, absolutamente prohibido tras la ocupación. Así Kurosawa se vio atrapado en una encrucijada de odios por culpa de este pequeño proyecto rodado en su mayoría en estudio que enfatiza, seguramente más que nunca en su filmografía, la unión de los miembros de un clan al servicio de su señor, una alianza de puro espíritu samurái que luego, y para redimirse, iría desmitificando en futuras obras; pero interesante resulta que sea el punto de vista del portador lo que determina la relación entre el espectador y el grupo de Benkei.
Pues así la nobleza samurái y su misión pierde el sentido de la épica, de la grandilocuencia, y adquiere otro significado, más humilde e inocente (tras salir airosos de su encuentro con Togashi, el portador se ríe de la situación, contentándose con haber escapado vivo de allí), incluso considerándose una aventura que puede haber sido fruto de la imaginación...y es que el director, al fin y al cabo, prefiere honrar el sentido fantástico del teatro, dejando que la realidad se confunda con la leyenda del folklore, deshaciéndose de toda sensación de veracidad histórica y logrando que, a ojos del espectador, en efecto nada sea lo que parezca en su gesta.

La presencia de Yoshitsune y sus vasallos se desvanece como un sueño...sólo queda maravillarse y bailar del asombro...
Pero pronto aquél, teniendo en cuenta las nuevas normas aplicadas por los censores americanos, se dejará de sueños y leyendas y se sumergirá en la cruda realidad que hereda del neorrealismo para entrar en otra etapa de su carrera, iniciada con "No Añoro mi Juventud".
Chris Jiménez
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11 de agosto de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hombres que caminan sobre la cola del tigre es tan simple como brillante. Akira Kurosawa ya nos muestra los primeros atisbos de su genialidad técnica y artística en este mediometraje que suele pasar desapercibido dentro de su filmografía.

A mi consideración, estamos frente a una de las películas más interesantes del director japonés. En poco menos de una hora, desarrolla una historia sin tropiezos mediante una narración tan inteligente como fluida, que no se presta a enredos ni da pie al aburrimiento.

Los hombres que caminan sobre la cola del tigre posee tres elementos claves que, en definitiva, le dan ese cariz particular. Y estos son: un exquisito humor bastante teatral, un guión inteligente y fácil de seguir, y por último, ingenio.

Sí. Porque el ingenio es el gran protagonista en Los hombres que caminan sobre la cola del tigre. ¿Cómo burlar la adversidad? Encontrar el ardid adecuado… El momento preciso. El plan perfecto.

¿A qué va todo esto? Un noble debe cruzar la frontera escapando de la muerte. Lo buscan para asesinarlo por lo que junto a sus más fieles vasallos, intentará pasar desapercibido disfrazado de monje. Esta idea que pareciera ser brillante, no lo es, y al parecer todo dependerá de la improvisación y astucia de sus súbditos y de un simpático pero muy irritante hombrecillo que no se fatigará en seguirlos.

¡Qué brillante manera de abordar un plan! Hacer de guerreros, monjes; de un noble, un humilde escudero. Kurosawa Juega con los opuestos. Un chiste algo irónico que, bien llevado, termina por ser una genialidad. La dualidad de la vida en su máximo estado de pureza.

* Cineconpalillos.com
cine con palillos
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