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Secretos de Estado

Thriller. Drama 2003, mientras los políticos británicos y estadounidenses maniobran para invadir Iraq, la traductora del GCHQ (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno Británico) Katharine Gun (Keira Knightley) filtra un e-mail clasificado que urge a espiar a miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para forzar una resolución para ir a la Guerra. Acusada de romper el Acta de Secretos Oficiales y enfrentándose a prisión, Katharine ... [+]
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
20 de junio de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Secretos de Estado es una buena película basada en unos hechos reales que ni tan siquiera recordaba ya. La historia de una traductora del servicio de espionaje británico, el equivalente al NSA estadounidense, que recibe un correo electrónico donde sus colegas americanos piden espiar a varios embajadores de países en el Consejo de Seguridad de la ONU para tener algo contra ellos y poder presionarles para que apoyaran la guerra de Irak.
Hasta ahí puedo leer, aunque la historia es absolutamente real conviene mantener la intriga hasta el final. Está muy bien contada, por fin un guión a favor de que se entienda una película de este espionaje contemporáneo tan difícil de seguir.
Y retrata a la perfección la maquinaria de aquellas administraciones neocon de Bush, Blair y Aznar. A este último no se le menciona en la cinta, pero de los otros dos aparecen bastantes declaraciones reales que muestran perfectamente cómo se puede mentir (impunemente) en política. Los actores están muy bien y la película mantiene el interés hasta el final, si no se conoce el desenlace histórico. Añado que es una de esas películas en las que hay que quedarse a leer los rótulos del final. Duelo después que el hombre tropiece una y otra vez en las mismas piedras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Socrateson
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5 de abril de 2021
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi voto: 7 puntos (por lo artístico) + 2 puntos extras (por el mensaje).

Si detestas la política, salta esta película, no la empieces.

Ahora si quieres comprender que los responsables del Mundo, en determinados momentos de nuestra vida, somos cada uno de nosotros, esta película conlleva implícita una moraleja inconmensurable.

Excelente construcción de un hecho real acontecido en 2003, cuando la traductora del GCHQ (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno Británico) Katharine Gun (Keira Knightley) filtra un e-mail clasificado que urge a espiar a miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para forzar una resolución para ir a la Guerra.

Ante el inminente soborno de los EE.UU. a países pequeños de la organización para lograr el voto en favor de la invasión y ataque al Pueblo de Irak, Katharine Gun prioriza visibilizar al pueblo inglés, a través de la prensa, la manipulación de los EE.UU. y la vista gorda de Gran Bretaña, para invadir Irak, bajo la excusa de que Sadam Husein poseía armas de destrucción masiva químicas, biológicas y nucleares y además quería aliarse y armar a la organización terrorista Al Qaeda.

Acusada de romper el Acta de Secretos Oficiales y enfrentándose a prisión, Katharine y sus abogados están determinados a defender sus acciones y convicciones, con su vida, su libertad y su matrimonio amenazados.

No puedo ser objetivo, tengo devoción por los trabajos de Keira Knightley y Ralph Fiennes.

Evidentemente, el desconocer los hechos me llevó a maravillarme con el desenlace.
Raulomino
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16 de octubre de 2019
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras los atentados del 11S, la cúpula de halcones republicanos encabezados por John Bolton, Condoleezza Rice, Donald Rumsfeld y Dick Chaney observaron primero, con estupor, (los atentados) y luego con cómplice regocijo el chivo expiatorio con el que llevar acabo su NOM 2.0 (Nuevo Órden Mundial) viendo que el primer NOM, (Acuerdos de Bretton Woods, 1944) ya presentaba un considerable desgaste y decadencia del dominio anglosajón.

En pleno año 2003, los EEUU de George Bush y el Reino Unido de Tony Blair inician una campaña de captación de aliados para derrocar al dictador Sadam Hussein pero carecen de pruebas y por tanto, proceden a inventárselas con Collin Powell vendiendo su "crece pelo" ante la atónita mirada de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU: nadie creyó la pantomima pero daba igual, se necesitaba un documento legal que permitiera a los EEUU y al Reino Unido masacrar un país tercermundista y, con ello, rodear al verdadero enemigo: Irán.

"Secretos de Estado" de Gavin Hood actúa como máquina del tiempo para ofrecernos en clave de thriler, lo que ya se nos contó en "Fahrenheit 9/11", (George Moore, 2004) o "Leones por Corderos", (Robert Redfor, 2007): de cómo los Estados decrépitos de occidente hacen uso del poder militar y de la información privilegiada para manipular la opinión pública y alienar a una nación entera al desastre: no olvidemos el fariseo drama apologista de "El Francotirador", (Clint Eastwood, 2014) que ensalzaba la figura de un matarife invasor frente a los iraquíes, cual Rudyard Kipling y su "Carga del Hombre Blanco": supremacismo y colonialismo 2.0

La cinta liderada por Keira Knightley goza de ritmo, intriga y la necesaria connivencia del público para mantener en todo momento nuestro interés: la historia ya la conocemos, viendo extractos reales de noticias de la época que retrotraen e inspiran la sensación de impotencia de su protagonista Katharine Gun en su cruzada frente al Goliath: la supuesta moralidad de los estados democráticos esconden sistemas que buscan destruir cualquier forma de disidencia para favorecer intereses espurios muy alejados del ideal de democracias maduras que supuestamente respetan el Imperio de la Ley de cara a la galería.

Por tanto, aunque "Secretos de Estado" no cuenta nada nuevo, la realización, interpretaciones y guion son vibrantes y sólidos. Su principal defecto es la cierta ingenuidad con la que se trata el rol del Reino Unido en aquel plan maquiavélico tejido en los fríos despachos de la industria armamentística, petrolera y financiera y, por ende, el ocultar las atrocidades cometidas por la misma Pérfida Albión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Buscapé
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28 de octubre de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Official secrets está dirigida por Gavin Hood y protagonizada por Keira Knightley, ella es Katharine Gun, quien filtra un mail clasificado mientras trabaja para el GCHQ (Comunicaciones británicas). Dicho mail no es otra cosa que espiar y forzar a algunos miembros de las Naciones Unidas para aprobar la resolución que llevaría a la Guerra a Estados Unidos y a Gran Bretaña contra Saddam Hussein. La noticia salta en prensa (Matt Smith) salta gracias a la filtración y sus abogados (Ralph Fiennes) deberán preparar la defensa contra la acusación de traición.

SECRETOS DE ESTADO es un thriller político que no se basa en la alteración, sino más bien en la información, en preguntarse qué es patriotismo bajo las sosegadas interpretaciones de sus protagonistas y un guion basado en hechos reales. Por tanto, su desarrollo podría ser incluso tedioso aunque de gran valor reflexivo, puesto que nos ayuda a comprender qué sucedió en el seno de la ONU y cómo Estados Unidos y Gran Bretaña nos llevaron a una guerra que, todavía hoy, es inexplicable.

En definitiva, SECRETOS DE ESTADO no está al nivel de otras tan potentes y didácticas como El vicio del poder, que trata el mismo tema, pero sí que aporta esa capacidad de reflexión, de ir más allá y pensar si obramos bien aun habiendo firmado un contrato de confidencialidad y traicionando a tu país. Pero, en realidad, ¿a quién se traiciona?, ¿al país o al gobierno? Echadle un vistazo si os gusta la política.
XuCoOo
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8 de noviembre de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
*No a la guerra

Ante la categórica posición en contra de la Guerra de Irak que asumió Hollywood, las películas que abordaban este vergonzoso momento histórico no se hicieron esperar. Paradójicamente, la gran mayoría de estas producciones se estrenaron sin pena ni gloria, siendo la más laureada la menos posicionada ideológicamente: En tierra hostil (2008).

Ahora nos llega Secretos de Estado, y parece que lo hace a destiempo, cuando hace bastante que se dejó de hablar tanto de la Guerra de Irak, como de la filtración de datos confidenciales gubernamentales que tuvo a Snowden como su principal adalid. No obstante, las filtraciones son el pan de cada día durante el mandado de Donald Trump, y es que parece que nunca lograremos desprendernos de los gobiernos que mienten descaradamente a sus ciudadanos.

*Varios thrillers en uno

Estados Unidos tuvo a Valerie Plame, una agente de la CIA cuya identidad fue revelada por miembros de la Casa Blanca cuando su marido publicó un artículo sobre la inexistencia de las armas de destrucción masiva. Por su parte, Reino Unido tuvo a Katharine Gun, que filtró un documento en el que se instaba a presionar a miembros de las Naciones Unidas para obtener el apoyo a la invasión a Irak que tanto ansiaban Bush y Blair.

El caso de Valerie Palme fue llevado al cine en Caza a la espía (2010), un film tan correcto como genérico, mientras que el de Gun se ha traducido en una película cuyo mayor aliciente se encuentra en la forma en la que ensambla diferentes subgéneros: la película arranca como un thriller de espionaje, se transforma en uno periodístico y concluye como uno judicial. De forma paralela transcurrre el drama personal y familiar de Gun, que está casada con un inmigrante turco al que sitúan en el punto de mira tras estallar el escándalo de la filtración.

*Conclusiones

Secretos de Estado reflexiona acerca de si el patriotismo debería estar ligado o no al gobierno de turno al tiempo que admira (quizás demasiado) la incuestionable valentía de Katharine Gun. Es un thriller más que correcto que cuenta con un buen trabajo actoral por parte de Keira Knightley, Matt Smith, Ralph Fiennes y compañía, pero que tampoco logra destacar por nada en particular. Le habría venido bien algo del nervio que demostró Gavin Hood en su anterior largometraje, Espías desde el cielo (2015), y la rabia e indignación que debería suscitar un tema así. En cambio, tenemos la característica templanza británica que garantiza un entretenimiento adulto, robusto y sobrio, pero un pelín desangelado.

Escrito por Jorge Blanch
Cinemagavia
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