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Renoir

Drama La Costa Azul, 1915. Auguste Renoir, en el ocaso de su vida, está atormentado por la pérdida de su esposa, los dolores artríticos y la noticia de que su hijo Jean ha sido herido en la guerra. Sin embargo, cuando una joven entra en su mundo, el pintor se siente dueño de una nueva energía. Radiante de vida, bellísima, Andrée se convertirá en su última modelo. Jean regresa a casa para reponerse y también cae bajo el encanto de la estrella ... [+]
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Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
23 de mayo de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Verano de 1915. Gilles Bourdos cuenta los últimos años del pintor, interpretado por Michel Bouquet, se encuentran divididos entre la ausencia de su amada mujer y el trabajo constante en las pinturas que tan célebre lo han hecho. Y entonces aparece Andrée, enviada por su fallecida mujer, una hermosa pelirroja de tez como la porcelana, interpretada por Christa Theret.

Al poco tiempo de llegar esta mujer, aspirante a actriz, provocativa, bohemia, que deja su estela por donde pase, provocando suspiros entre los hombres, y envidia entre las mujeres de la casa que alguna vez también fueron modelos y hoy se encuentran haciendo quehaceres, llega el hijo, uno de ellos, Jean, sí, Jean Renoir, herido por la guerra.

La historia principal se centra en el pintor, sus silencios y su aire misterioso, en verlo al aire libre, entre esos paisajes pictóricos, dando vida a sus inmortales obras. Pero también está la de Jean, a diferencia de su padre, abierto, volátil, y ambas están marcadas por Andrée. Así como inspira al pintor en su obra, es quien mueve a Jean, y lo empuja hasta el cine. Lo lleva hacia ese mundo de celuloide que él al comienzo rechaza y luego va a ser el lugar donde va a ser reconocido, y ella quede totalmente olvidada.

Con una hermosa fotografía, que nos invita a sumergirnos en paisajes calmos y preciosos, y que también se enamora de su protagonista femenina, la película respira mucho aire europeo, en sus escenas largas, y de pocos diálogos, pero hermosas. La música es de Alexandre Desplat.
enjoyjessica
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19 de noviembre de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Varias cosas tienen en común la hermosa aunque insatisfactoria película de Trueba y este Renoir de Gilles Bourdos. En ambas asistimos a los últimos años en la vida de un pintor, la fascinación por la carne joven de una muchacha de generosas formas, la dualidad de continente y contenido, la plasmación desde la cámara del universo plástico del artista. Si en la de Trueba notábamos respirar en su delicado B/N el alma de Desayuno en la hierba, aquí nos encontramos con el propio Renoir (inmenso Michel Bouquet), un artista en declive, y con Jean, el artista en ciernes (al fondo asoma Claude, todavía un niño, futuro gran director de fotografía), y en medio la mujer que, como manda la vida, se llevará el más joven. Vale la pena embeberse en la fotografía de la película, basada obviamente en la paleta del genial pintor, y dejarse mecer por un universo desaparecido para siempre, cuando ya la Primera Guerra Mundial se estaba llevando por delante una manera de vivir que jamás volvería a renovarse. Tal vez Renoir no toque temas trascendentrales, pero es de esas películas que serena el ánimo del espectador y le zambulle en la belleza durante una hora y media. Sí, era mejor el Van Gogh de Pialat, ¿y qué?
Eduardo
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15 de febrero de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi un siglo después de su desaparición física, Gilles Bourdos (Inquietudes, Premonición) ha rendido homenaje al ilustre impresionista en Renoir, la película basada en una novela de Jacques Renoir, bisnieto del pintor y que se centra en una parte de la vida del mito francés. En concreto 1915, fecha en que perdió a su esposa y sufrió la marcha de Gabrielle, modelo y amante, y sus dos hijos mayores al frente, retirándose a su 'maison' en Cagnes-sur-Mer en la Costa Azul, decidido a pasar sus últimos días rodeado de un séquito de mujeres y haciendo lo que más le gustaba, pintar y emular a otros genios de este arte como Rubens o Tiziano, pintores que inspiraron la obra plástica de Pierre-Auguste.

Al contrario de lo que pueda parecer por su estado físico y los golpes que le ha dado la vida, en la cinta se presenta a un Renoir lleno de vitalidad y armonía. La aparición de su última modelo pictórica, Andrée Heuschling (Christa Theret), que derrocha sensualidad y lujuria visible en numerosas ocasiones y para deleite del espectador durante la más de hora y media de metraje, devuelve la alegría al trabajo del paisajista y retratista galo.

El triángulo afectivo lo cierra Jean Renoir (Vincent Rottiers), figura clave del cine europeo entre los años 30 y 50, que regresa a casa de su padre para curar las heridas sufridas durante la Primera Guerra Mundial y descubre el amor de la mano de esta pelirroja y voluptuosa mujer, quien además fue protagonista en sus cinco primeros largometrajes.

A pesar del respeto y el cariño que se profesaban uno a otro, la trama esconde un enfrentamiento entre la forma de ver la vida de dos generaciones opuestas y, paralelamente, entre un arte dominante hasta el momento, como el de la pintura, y otro en auge como el cine, detestado por el viejo Renoir.

Este choque se percibe a medida que avanza la cinta, pero también una evolución en los personajes. En este sentido, el joven Jean aparece en un principio retratado como el prototipo de burgués sin aspiración y que busca consuelo en el falso mito de la guerra. Su cruce con Dedée cambia la perspectiva del futuro cineasta y
su relación con aquellos que le rodean.

A partir de entonces y siguiendo la filosofía del padre (“déjate llevar por la vida como el corcho por el agua”) no quedará otra intención en la vida del mediano de los Renoir que dedicarse al cine y colmar las aspiraciones de Andrée, decidida a convertirse en actriz y en musa del director francés.

Íntima y sensual, en Renoir predominan los planos largos en los que se plasman el color, la luz y la armonía de un paisaje bucólico y de ensueño que contrasta con la situación bélica del momento. La fotografía, a cargo de Mark Ping Bing Lee (In the Mood for Love), refleja a la perfección el sentido de la pintura del artista francés, amante de la naturaleza, y en el que queda envuelta la protagonista femenina, derrochando un gran dosis de erotismo y sensualidad en cada aparición en pantalla.

Por momentos y pese a un guión que en ocasiones resulta denso, los cuadros parecen cobrar vida. Sobre todo los retratos, un género que dominó a la perfección. En este sentido, las interpretaciones del elenco de actores ayudan a la creación mágica de un cine, que a los franceses, se les da de maravilla.

Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
Argoderse
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1 de septiembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La pintura no precisa explicación. O la entiendes o no la entiendes”. Quizás Gilles Bourdos, director de “Renoir” pueda aplicar esta máxima que pone en boca de su personaje para replicar a quien haga objeciones sobre su última película. Porque lo cierto es que si estilísticamente no hay nada que reprocharle a este biopic sobre la última etapa en la vida del pintor impresionista, narrativamente hablando “Renoir” se muestra demasiado inconsistente. Si Fernando Trueba en “El artista y la modelo”, con la que “Renoir” guarda muchos puntos en común argumentales, supo encontrar un perfecto equilibrio entre texto e imagen, Bourdos se pierde en este sentido mostrando una torpeza narrativa que no logra compensar con la indiscutible belleza de muchos de sus planos. Bourdos mueve la cámara como si esta fuese un pincel. Con la misma delicadeza con que Renoir pintaba sus lienzos capta la belleza del cuerpo de su modelo realzada por el entorno colorido de los paisajes de la costa azul francesa. El problema es que Bourdos descuida la parte narrativa de la película, la cual sobre todo a partir de la llegada de Jean, avanza a trompicones, sin un hilo de continuidad definido que ayude a mantener un interés que se va perdiendo conforme se acerca el final. Personajes que desaparecen y vuelven a aparecer, otros cuya presentación dista mucho de ser ejemplar, solo el buen hacer de Michel Bouquet y la espectacular presencia de Christa Théret, auténtica protagonista de la obra, ayudan a mantener la atención por una película que prometía mucho más de lo que finalmente acaba dando.

Lo mejor: la química que se establece entre pintor y modelo.

Lo peor: la poca fuerza del personaje de Jean Renoir.
AMQE
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30 de diciembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver la película Renoir ha sido bastante decepcionante. Mucho color, muchos cuerpos bonitos desnudos y muchos planos elegantes y cuidados, pero poco más. La película de Gilles Bourdos cuenta los últimos meses del pintor y el despertar cinematográfico de Jean Renoir. La trama se centra en la mujer que conquistó a ambos, modelo y musa de los artistas franceses: Catherine Hessling, cuyo nombre real era Andrée. Misteriosa y atrevida, esta mujer es el centro de la trama, una trama débil que no logra conquistar.
No sé lo que pensarán los amantes de Renoir (padre o hijo), pero a mí me parece que Bourdos sólo consigue pasearse por momentos bonitos y paisajes de la Costa Azul sin adentrarse de verdad en ninguna de las dos figuras. Algún diálogo interesante y el placer de ver la preciosa sucesión de imágenes son las cosas que salvan la película. También es destacable el buen trabajo de los actores, pero no es suficiente porque los personajes no acaban de definirse.

Partía de una idea muy interesante la muerte del pintor, el nacimiento del cineasta, pero la verdad es que se queda en la superficie y nos deja esperando el momento perfecto, el clímax que nunca llega. Son ideas sin desarrollar y cuesta bastante conocer a los personajes. Así que podemos decir que es bonita, pero muy imperfecta ( y en este caso no nos vale la idea de la perfección de la imperfección).

Más cosas en:
http://proyectandocineindie.tumblr.com/
Julia
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